Netflix: en Perdí mi cuerpo, una mano cortada da inicio a una fantástica odisea
Perdí mi cuerpo (J'ai perdu mon corps, Francia/2019) Dirección: Jérémy Clapin Guion: Jérémy Clapin y Guillaume Laurant, basado en la novela Happy Hand, de Laurant. Música: Dan Levy.Edición: Benjamin Massoubre. Duración: 81 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena
Un fallido reparto de pizzas, un iglú de madera, una carpintería manejada por un anciano enfermo, una gigantesca grúa en una terraza, la novela El mundo según Garp, de John Irving; una mano escindida de un cuerpo que se mueve a su antojo por la ciudad, un muchacho huérfano, una joven bibliotecaria, las zonas menos turísticas de París... Esos son solo algunos de los elementos que componen esta ópera prima de Jérémy Clapin, celebrado animador de cortometrajes como Une histoire vertébrale y Skhizein.
El francés se basó en la novela Happy Hand, del aquí también coguionista Guillaume Laurant (autor de ese clásico que es Amélie, de Jean-Pierre Jeunet), para narrar una historia que pendula entre el melodrama, el género fantástico y el romance con tres líneas narrativas simultáneas: la historia de amor entre Naoufel y Gabrielle, dos almas en pena dominadas por la soledad y la incomunicación; las desventuras de esa mano sin dueño y sin rumbo; y –a través de varios flashbacks en blanco y negro– las traumáticas experiencias infantiles del protagonista que siguen marcando su tortuosa vida como adulto.
El resultado es un trabajo lleno de audacia e intensidad emocional (puede ir de lo tierno a lo tenebroso casi sin escalas) construido a partir de una animación artesanal que no busca la perfección, pero consigue una extraña belleza y no pocos pasajes de lirismo con un valioso aporte de los intérpretes franceses que prestaron sus expresivas voces (Hakim Faris, Victoire Du Bois, Patrick d'Assumçao) y de la climática música electrónica de Dan Levy (integrante del dúo The Dø).
Inclasificable (también tiene momentos de suspenso, de comedia y hasta de terror), más cerca de la obra del maestro japonés Hayao Miyazaki y los estudios Ghibli que del personaje de Dedos en La familia Addams, Perdí mi cuerpo es una historia para adultos, pero al mismo tiempo disfrutable por los públicos muy diversos, incluido aquel que no suele sentirse particularmente fascinado por el cine de animación. Premiada en Cannes, ganadora del premio principal y el del público en Annecy (el festival más importante del cine de animación), nominada a seis Annie (considerados los Oscar de este rubro) y galardonada también por los críticos de Nueva York, Perdí mi cuerpo es, sin dudas, una de las más agradables sopresas artísticas que regaló 2019. Ahora, gracias al alcance masivo de Netflix, es tiempo de que millones de espectadores de todo el mundo también puedan descubrirla.
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