Sandra Bullock, en acción
Interpreta a una detective de homicidios en "Cálculo mortal", que aquí se estrenará el jueves
NUEVA YORK.- "¿Si me gusta acaparar funciones dentro de una película? Sí. ¿Por qué? Porque soy capaz. Porque creo que puedo hacer un aporte. Y cada vez que siento algo, lo hago." Entre la mayoría de las voces más famosas de Hollywood estas palabras muy probablemente sonarían llenas de arrogancia. Pero quien habla es Sandra Bullock, tal vez la estrella de cine que el público (sobre todo en los Estados Unidos) más identifica con la vecina, con alguien de la familia. Bullock lo sabe. La actriz, que el 26 de julio cumplirá 38 años, es muy popular, su salario crece con cada película (sólo por "28 días" cobró 12.500.000 dólares) y sabe lucir bella y glamorosa frente a cualquier convocatoria pública. Pero cuando se presenta ante la prensa internacional en un hotel ubicado en el corazón de Manhattan, con un conjunto de polera y pantalón negros tan elegante como austero y apenas algunas líneas de maquillaje, consigue dejar de lado para quien la aguarda cualquier asociación entre la fama obtenida por el cine y el divismo a ultranza.
Sonriente, desenvuelta, Bullock impresiona como un derroche de simpatía en movimiento. Parece disfrutar -a diferencia de muchos de sus colegas- de los encuentros con los periodistas. Se diría, por su disposición permanente a la chanza y a la frase de tono juguetón, que está dispuesta otra vez a hablar de "Miss Simpatía", la comedia que la devolvió a los primeros planos después de algunos tropiezos en la taquilla.
Pero lo que en este caso la convoca es un papel mucho menos ligero y, a la vez, más circunspecto. En "Cálculo mortal" ("Murder By Numbers"), cuyo estreno local Warner anuncia para el jueves, Bullock es Cassie Mayweather, detective de homicidios de una pequeña localidad californiana y asignada para investigar la misteriosa aparición del cadáver de una joven. En compañía del policía Sam Kennedy (Ben Chaplin), la búsqueda la lleva ante una pareja de estudiantes jóvenes, talentosos y económicamente pudientes (los promisorios Ryan Gosling y Michael Pitt), unidos afectivamente en la perspectiva de cometer el crimen perfecto. Con ellos, Bullock inicia un juego de gato y ratón durante el cual también se develan peligrosamente oscuras circunstancias del pasado, en las que sobrevuela la sombra del abuso y el sometimiento.
Bullock tiene el raro atributo de pasar a velocidad supersónica de un tema a otro con la misma convicción. Y precisamente al hablar de negocios es cuando adquiere pleno sentido la frase del comienzo. Después de "Hechizo de amor", "Vientos de esperanza" y "Miss simpatía", "Cálculo mortal" no muestra sólo a Bullock ante las cámaras, sino también detrás de ellas como productora ejecutiva. Desde esa función eligió al prestigioso Barbet Schroeder como director y decidió involucrarse aquí, tal vez como nunca, en un proyecto que tiene su rostro.
"Si hay alguna razón que me llevó a este papel -dice, como en todo momento, con voz firme y hablar muy rápido- es porque estoy firmemente involucrada en el desarrollo del guión. Desconfío de los que me dicen que confíe ciegamente en el guionista y después enterarme de golpe que hay que saltar de un precipicio o salir volando de un auto. Ahora quiero comprometerme en un proyecto de principio al fin y ayudar a que se concrete lo que realmente queremos."
-¿Esto no significaría inmiscuirse en el trabajo del director?
-Todo lo contrario. Lo que hago es para facilitarle las cosas. Jamás podría meterme en la descripción psicológica de los personajes. Eso fue cuestión exclusiva de Barbet, que es exactamente el hombre que necesitábamos para este proyecto.
-¿Cómo definiría a Schroeder?
-Es un maestro de la dirección, controvertido e influyente, oscuro y capaz de enfrentar cualquier desafío. El y Susan Hoffman (su productora) son guerrilleros del cine porque se las arreglan sin un dólar y nunca trabajan por encima del presupuesto acordado. Tienen la edición en la cabeza y hacen lucir un film como si fuera más costoso de lo que en realidad es.
-Y, además, su papel aquí no es muy parecido a los habituales.
-El primer desafío es haber comprobado que un papel como el de Cassie se escribe generalmente para un hombre. Y después que se trata de una historia coral, no basada en un solo personaje. En mi caso, al no ser el líder o el referente, ya no necesito agradar todo el tiempo. Eso lo dejo para la comedia. Y como siento a veces que la comedia me ata, aproveché este personaje para liberarme un poco.
Dos caras
Sandra Bullock siempre encuentra la mínima ocasión para festejar con ganas, pero enseguida sabe ponerse seria sin perder el aire liviano de la respuesta anterior. Tal vez aquí asome el secreto de su condición de famosa en el mundo gracias al cine.
"Afortunadamente -subraya-, nunca me tocó vivir una relación basada en el abuso. Y creo que en este caso ocurre en la vida real como con los alcohólicos: muchos creen que yendo a un spa o a algún encuentro de insight se sienten mejor, pero resulta que siguen fumando o bebiendo en vez de preocuparse por mejorar en serio. En la sociedad de hoy importa más el éxito en los negocios que saber qué clase de persona es uno."
-¿Y por dónde pasa la solución?
-Creo que por una auténtica terapia frente a un verdadero profesional, alguien que mantenga distancia de ellos y los ayude a desbloquearse. Pero puedo asegurarle que ahora todos los actores importantes hacen terapia.
-¿Hay algún condicionamiento psicológico entre los actores?
-Tuve suerte, porque el éxito no me llegó cuando era niña, sino mucho después, en un tiempo en el que estaba asentada, madura y tenía en claro lo que esperaba de este trabajo. El desequilibrio es algo corriente entre las estrellas infantiles a menos que tengas un buen tutor o que seas Jodie Foster, una madre genial y una mujer extraordinaria. Toda una rareza.
Y antes de cualquier pregunta ulterior, se apresura en aclarar que no se le pasó por la cabeza el ser tutor o protector de sus juveniles compañeros de elenco, a los que define como "plenamente autosuficientes". Y antes de despedirse vuelve a hablar de las razones por las que dejó por un momento la comedia para animarse a protagonizar un thriller psicológico.
"Aquí no importa quién mató a quién -concluye-, porque eso ya lo sabemos desde el principio. Lo más interesante es el estilo. Por eso esta película es una versión moderna de lo que hacía Hitchcock, diferente, pero con su espíritu. Donde un golpe de luz o un hombre caminando por un corredor dice más que un actor explicando durante 45 minutos ante las cámaras lo que pasa."
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