Se cierra el Arteplex Belgrano

Al término de las funciones del próximo miércoles en sus cinco salas, el complejo Arteplex Belgrano cerrará sus puertas. Se trata de la peor noticia que podía esperar cualquier seguidor habitual del cine de arte, que encontró en esta cadena un espacio valioso e importante de difusión para los títulos ajenos a la maquinaria de Hollywood y llegados de todo el mundo.

Según pudo saber LA NACION, la baja del telón del complejo ubicado a pocos metros del cruce entre las avenidas Cabildo y Congreso se debió al elevado monto del alquiler exigido por los dueños del inmueble. Ante la imposibilidad de afrontar ese costo fijo, el cine dejará de funcionar. Curiosamente, este hecho se produce pocos días después de que el complejo funcionara casi a pleno como una de las sedes del último Bafici.

El Arteplex Belgrano, cuya marquesina luce desde su fundación el cartel de "primer complejo de cine arte de la Argentina", clausura así una breve historia iniciada en abril de 2005, cuando se instaló en el mismo espacio del antiguo cine Savoy para sumarse a la cadena programada por Alberto Kipnis, quien en la década del 60 llevó adelante salas del cine de arte que hicieron historia en Buenos Aires: el Losuar, el Lorraine y el Loire.

La cadena llegó a contar con cuatro complejos, una docena de salas y casi 3000 butacas, pero a partir de la semana que viene sólo seguirán en funcionamiento los complejos Arteplex Centro y Arteplex Villa del Parque. El cuarto, ubicado en Caballito, cerró en noviembre de 2010 a partir del desacuerdo entre los dueños del inmueble, que en su mayoría resolvieron dedicarlo a la actividad comercial. Ahora, según adelantó a mediados de la semana última el sitio cinesargentinos.com y pudo confirmar en las últimas horas La Nacion, existe la posibilidad de que dos de las tres salas del Arteplex Caballito, ubicado sobre Rivadavia al 5000, puedan ser reabiertas en un futuro cercano.

El cese de actividades en el Arteplex Belgrano se suma a un momento de inquietud creciente para los seguidores del cine de arte y la producción nacional e internacional menos comercial. La atención estuvo dominada en los últimos días por el futuro del cine Gaumont, cuya integridad patrimonial y estructural como sala de cine fue reclamada en los últimos días a través de un proyecto de legisladores porteños que cuenta con un fuerte respaldo de las autoridades del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y distintas figuras del quehacer cinematográfico, junto a actores y directores. La iniciativa responde al temor de que los dueños del inmueble -que actualmente es alquilado por el Incaa- decidan interrumpir en 2013 ese acuerdo para destinarlo a otro tipo de actividad.

La preocupación se extiende a los distribuidores independientes y más pequeños del mercado, que ven cómo se reducen los espacios de difusión del cine de arte en una ciudad que siempre se enorgulleció de lo contrario.