Adaptación / Los miserables regresa a la pantalla grande. Un musical que hace historia
Con ocho nominaciones al Oscar, la versión de Tom Hooper reproduce al pie de la letra la trama teatral, pero apuesta al realismo: los actores registraron en vivo las canciones durante el rodaje
A diez años del gran triunfo de Chicago en el escenario del Oscar, Hollywood volvió a hablar en los últimos tiempos del renacimiento de uno de los grandes tesoros de su historia: el musical. Quienes creen que más allá de cambios, modas, tendencias y olvidos, la capital del entretenimiento y sus grandes estudios siempre vuelven, con lógica inexorable, a la esencia de los géneros fundacionales, esta vez se apoyan en una obra de enormes resonancias como Los miserables para fundamentar su entusiasmo.
La película de Tom Hooper, cuyo estreno en la Argentina anuncia UIP para el próximo jueves, tiene números contundentes para respaldar tamaña expectativa. Los 61 millones de dólares invertidos en su producción se multiplicaron con creces en la taquilla mundial, ya que lleva recaudados casi 341 millones. Y ese aval del público aparece ahora acompañado por las ocho nominaciones al Oscar, entre las cuales aparece la de Anne Hathaway (actriz de reparto) como la más cercana al triunfo.
Casi todos en Hollywood imaginan que la Academia reconocerá con una estatuilla la conmovedora entrega de Hathaway, cuya inolvidable Fantine seguramente compensará con creces la frustrante experiencia vivida por la actriz hace un par de años, cuando le tocó compartir con James Franco una de las más decepcionantes experiencias recientes de conducción en la fiesta del Oscar.
Otro de los anfitriones de la historia cercana del premio, y nominado como mejor actor por este film, Hugh Jackman, no deja al mismo tiempo de cosechar admiración y elogios por el compromiso con el que llevó a la pantalla a Jean Valjean, un personaje que el actor australiano (figura del cine y de la escena musical de Broadway) valora como el más trascendente de toda su carrera.
Y es posible que en ellos, más que en el resto de los rubros nominados al Oscar (película, director, vestuario, maquillaje, diseño de producción, mezcla de sonido y canción original) quede marcado a fuego el legado de esta producción, así como el curioso lugar que seguramente ocupará en la historia del cine musical con el sello de los grandes estudios de Hollywood.
Por lo pronto, esta historia nacida de la pluma de Victor Hugo, con un grupo de inolvidables personajes atrapados por el destino en la Francia del siglo XIX marcada en la novela por la miseria, la búsqueda de redención y las ansias revolucionarias, entrega características atípicas cuando se la compara con otros musicales recientes o lejanos adaptados a la pantalla grande.
Con toda la voz
Aquí, la conocida puesta teatral de Cameron Mackintosh (aquí productor y mentor de la adaptación al cine) utiliza las grandes posibilidades visuales del cine y de la era digital sin perder la esencia teatral, mientras al mismo tiempo apuesta por la mayor naturalidad posible. Casi sin tramos hablados, el director Tom Hooper (que dos años después de ganar el Oscar con El discurso del rey vuelve a ser candidato al premio) eligió una adaptación en la que los actores, sin excepción, interpretaron en vivo las canciones durante el rodaje. Cada una de ellas fue registrada por los actores con sonido directo, sin doblajes posteriores. Los intérpretes filmaron con un auricular y un pianista en vivo dentro del set, sin que el resto de los participantes de la escena pudiesen escuchar la música.
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/TNFSAYN6R5B5FB2A7ROKMBLACY.jpg)
"Lo que hice primero fue separar la letra de la música y entender cada tema como un diálogo, como una serie de pensamientos, ideas y motivaciones. Necesitaba meter primero cada canción bajo mi piel", confesó Jackman en una entrevista con la agencia AP previa al estrenomundial del film, a fines de 2012.
Hathaway fue más lejos, porque le tocó rodar la escena más intensa (en la que canta "I Dreamed a Dream") después del momento en que le cortan el cabello también frente a las cámaras. "Había una cámara ahí -contó la actriz- y la actuación se iba a registrar para siempre, no podía dejar de pensar lo expuesta que me iba a sentir si echaba todo a perder. Así que hice la primera toma y me molesté muchísimo conmigo porque no salió bien. Me concentré un poco más, pero la segunda tampoco fue la mejor. Hasta que tomé el auricular, me lo pegué a la oreja, cerré los ojos y recuerdo que pensé: «Hathaway, si no haces esto ahora no puedes decir que eres una actriz. Deja todos los miedos y haz su trabajo». Y así lo hice. Ésa fue la toma más conmovedora y la que quedó en la película."
En ambos actores, ese esfuerzo de concentración fue complementario al físico. Jackman trabajó tres horas diarias en el gimnasio para transmitir en pantalla la fortaleza de Valjean, pero al mismo tiempo estuvo 36 horas sin ingerir líquidos para dejar testimonio, en el comienzo del film, del aspecto desmejorado y enfermizo del personaje en el tramo inicial del film, cuando está preso por haber robado un mendrugo de pan. Hathaway, por su lado, perdió 11 kilos en algo más de un mes con la misma idea de documentar el deterioro de su personaje.
El otro detalle llamativo de una reconstrucción que combina el artificio de la trama musical y una búsqueda realista para el retrato de época es el empleo de algo más de 2200 trajes diferentes para los casi 4000 extras y figurantes que participaron del rodaje. El español Paco Delgado, frecuente colaborador de Pedro Almodóvar y Alex de la Iglesia, se ocupó de realizarlos y también, en muchos casos, de afearlos y adaptarlos a una época de penurias y estrecheces, inspirándose en los colores y las texturas de la obra pictórica de Goya y Delacroix.
Junto a Jackman y Hathaway completan el elenco estelar Russell Crowe (Javert), Amanda Seyfried (Cosette), Eddie Redmayne (Marius) y Sacha Baron-Cohen y Helena Bonham-Carter como el señor y la señora Thénardier.
Una trama que el cine conoce bien
El primer film inspirado en el clásico de Victor Hugo es de 1935
Es la primera vez que el cine adapta en clave musical un clásico que ya conoció varias adaptaciones en clave dramática. La primera, dirigida en 1935 por Richard Boleslawski, tuvo como figuras a Fredric March (Valjean), Charles Laughton (Javert) y Florence Eldridge (Fantine). La experiencia se repitió en 1952 (la dirigió Lewis Milestone, con Michael Rennie, Robert Newton y Debra Paget) y en 1998 (dirigida por Billie August, con Liam Neeson, Geoffrey Rush y Uma Thurman). En 2000, una miniserie de cuatro capítulos realizada en Francia contó con Gérard Depardieu, John Malkovich y Charlotte Gainsbourg.