Gran Cuñado 2016: cómo les fue a los políticos en la primera noche

La llegada de "Gran Cuñado" ayer a ShowMatch ocurrió con un andar de "ir pisando huevos", como dirían los españoles. En lugar de una presentación a toda orquesta, la producción eligió mostrar el juego despacio. Probablemente para ir midiendo qué es lo que mejor funciona y a cuáles recursos es mejor dar de baja velozmente.

El primer personaje que dio el presente fue el de Mauricio Macri , imitado por Freddy Villareal, con una máscara que cumple su función a medias y un trabajo de primera línea en el remedo de los tonos de voz, las muletillas que usa el Presidente en su discurso y sus gestos corporales. También fue efectivo el contenido sobre el que se construyeron los chistes, tomando las cuestiones sobre las que acciona el gobierno en la realidad y llevándolas al terreno del absurdo. "En el segundo semestre se viene el crecimiento. Los jubilados serán más grandes. Les vamos a dar un kit con una gorra y un frasquito de Corega a cada uno", decía la caricatura sin darle importancia a lo que hablaba Tinelli y repitiendo, una tras otra, frases de este tipo como si estuviera en campaña.

Una sorpresa fue la aparición de Diego Leuco, que será el encargado de hacer entrar a los políticos imitados a la casa del falso reality. Resultó muy gracioso en el papel que cumple, ubicándose en la postura de periodista serio haciendo preguntas que le haría al personaje real si lo tuviera enfrente. La comicidad surgió justamente de ese contrapunto cuando el Macri de la parodia contestaba con absurdos que mantenían la estructura formal del discurso que maneja el partido gobernante.

Los otros personajes que llegaron para incorporarse al juego fueron los de José Ottavis y Vicky Xipolitakis a los que componían, con resultado desparejo, el "Bicho" Gómez y Fátima Florez. Mientras que el trabajo de ella resultó impecable y hacía recordar casi sin fisuras al personaje real, el Ottavis del Bicho mostraba solo rasgos aislados de su referente, aunque el despliegue humorístico en general resultó muy efectivo.

El detalle que enturbió el momento fue la llegada del Ottavis real, cuya presencia resultó inesperada para el público. Al avanzar el sketch, las contradicciones personales del diputado –al que se nota incómodo prestándose a este tipo de situaciones mediáticas, pero que sin embargo inexplicablemente las busca– lo llevaron a ubicarse en una postura defensiva, de evidente malhumor y de rechazo a todo lo que hacían con su imagen. El humor se diluyó por completo y la incomodidad se extendió hasta el otro lado de la pantalla. Un detalle que no debería dejarse de lado para el futuro si se pretende que el segmento se gane el favor de los televidentes.