Comotto, estilista del swing
Presentación del guitarrista y cantante Baltasar Comotto, con Rafael Franceschelli en bajo y Javier Martínez en batería. Cantantes invitados: El Negro y Ayelén Zucker. Hoy, a las 21.30, en Notorious, Callao 966.
Nuestra opinión: muy bueno
La música de Baltasar Comotto se derramó como un torrente de swing sobre Notorious. Un cantante y guitarrista de ritmo vital al que le gusta fluctuar entre las sutilezas y la contundencia.
Su show dejó en evidencia que es un estilista, aunque no desdeña la pirotecnia; tiene lirismo y, por momentos, su delicadeza en el desarrollo del mensaje resulta conmovedora. Para su show eligió un puñado de temas soul y algo de funky, que no se tomará el trabajo de presentar, quizás es lo menos importante para el talentoso intérprete que, como un cálido aluvión, no pierde tiempo con historias, anécdotas ni, menos aún, bromas.
Elige para comenzar un tema a medio tiempo que canta casi sin inflexiones, derecho, que en algún punto recuerda esa forma desapasionada que tenía el estilo de Chet Baker, donde la emoción parecía situarse en la falta de intensidad, de énfasis. La guitarra en el mismo acorde acentúa esa atmósfera. Seguirá con otro tema en ese estilo, que, al parecer, utiliza como banco de pruebas, para que el grupo tome suficiente calor para continuar con temas donde el punch comienza a mostrarse.
La guitarra de Comotto se pasea en los márgenes del jazz, donde hace una síntesis entre Jimi Hendrix y John Scofield. Tiene una técnica demoledora en la rítmica, y en cuanto a la velocidad de digitación, es asombrosa. En una mesa cercana alguien exclama: "Toca más rápido que su sombra". Es probable.
Altibajos
La sección rítmica que lo acompaña mostró algunos altibajos, en especial, en la construcción de grooves por parte de Martínez, un baterista algo discontinuo y que por momentos perdió el swing. El bajista, en cambio, mostró una solvencia pareja y, aunque sin descollar, cumplió cabalmente el papel de conductor. Concretamente, Franceschelli consigue entrar en la respiración que impone Comotto, no así Martínez.
El repertorio soul y algo funky ha tenido siempre en las voces los principales exponentes, y esta vez no será la excepción. Suben Ayelén Zucker y una verdadera sorpresa, El Negro, un vocalista excelente que embelleció los temas con su estilo de canto, sus inflexiones y un manejo del timbre impecable.
Canta en falsete y trae vagamente el recuerdo del genial Otis Redding. El absoluto respeto por la naturaleza del género es una clave de la propuesta. Comotto en una entrevista con LA NACION señaló que había asimilado de Spinetta ese compromiso espiritual con la música. En el escenario se percibe con absoluta claridad ese despertar de la conciencia.
A medida que el show se acerca al final, el grupo se pone más expansivo. Comotto concibe melodías a las que agrega una sonoridad natural algo cercana al jazz rock. Pero también sus changes tienen algo pianístico, como si el propio Bud Powell estuviese en la guitarra.
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