Con nombre y apellido
Se ve que muchos de los que transitan el desértico verano porteño tienen ganas de salir a encontrarse con gente. Así, el festejo de cumpleaños de Edgardo Cozarinsky en Proa, el lunes, estuvo muy concurrido a pesar de la ola de calor. Aunque, claro, el cineasta y escritor es un personaje tan querido que la convocatoria no sorprendió. La reunión fue como él: original y con gracia. Los invitados se mezclaban con las imponentes esculturas de Ron Mueck, en el auditorio se proyectaron fragmentos de las películas en proceso del inclasificable autor mexicano Mario Bellatin y el estadounidense David Shook, que trabajan en conjunto publicando, traduciendo y filmando en distintos lugares del mundo a partir de los libros del escritor. Shook, que también es poeta, leyó unos textos semitraducidos, y el mexicano un fragmento de su novela inédita en homenaje a Cozarinsky. Para terminar, la escritora Pola Olaixarac leyó un texto futurista de su segunda novela. Después, Cozarinsky leyó un poema para Olaixarac, cantaron el Cumpleaños feliz y brindaron en la terraza.
Un rato antes de entrar en la disco, cuando ya muy pocos tienen ganas de ir de compras, la nieta de Susana Giménez. Lucía Celasco, suele dar alguna vuelta por La Barra. Un traje de baño un día, un suéter con estrellas otro... La chica sorprende por la rapidez y seguridad a la hora de dirigirse a los percheros. Se ve que tiene buena escuela.
Los que se cruzaron con Marcelo Tinelli en el show de David Guetta en Punta del Este a principios de año, y también los que vieron sus fotos en las revistas, quedaron atónitos con la nueva estampa del conductor televisivo. Además de los tatuajes, ahora usa campera de denim al cuerpo, toda abrochada, y pañuelo rolinga. La razón: su mujer, Guillermina Valdes, le habría prohibido volver a los sacos coloridos y camisas floreadas con cuello y puños a contratono. La modelo considera que a Tinelli no le va el estilo italiano y él obedece.
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