Con nombre y apellido

"Tenemos un motivo para estar muy satisfechos", se midió en sus palabras el embajador de Portugal Antonio de Almeida Ribeiro, tras el triunfo de su selección ante la de México por 2 a 1. El diplomático había seguido las alternativas del partido desde su lugar de trabajo, con saco, corbata, y atento a lo que pasaba a su alrededor. Pero mañana, cuando Portugal se enfrente con Holanda, las cosas serán distintas. Un poco más cómodas: "Lo voy a ver en la residencia, con la camiseta de la selección de mi país puesta –asegura por acá y por allá–. Mañana, más que nunca, habrá que recurrir a las cábalas, porque va a ser un partido muy difícil".

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