Consagración en Cannes
La patota ganó la prestigiosa Semana de la ?Crítica del festival; Santiago Mitre, su director, certifica los pergaminos de su debut, El estudiante
CANNES.– Si bien este año el cine argentino no tenía una película en la competencia por la Palma de Oro, ayer se quedó con uno de los galardones más importantes de Cannes. Nada menos que el Gran Premio de la 54ª edición de la sección paralela Semana de la Crítica para La patota, segundo largometraje de Santiago Mitre luego de la consagratoria El estudiante.
El jurado presidido por la directora israelí Ronit Elkabetz e integrado además por la realizadora francesa Katell Quillévéré, el director de fotografía inglés Peter Suschitzky, la programadora canadiense Andréa Picard y el crítico holandés Boyd van Hoeij se decidió por la película argentina, que narra los diferentes puntos de vista de Paulina (Dolores Fonzi), una joven abogada que decide abandonar todo para embarcarse en un proyecto como maestra rural en la zona más profunda y desfavorecida de Misiones para dictar unos talleres de formación política, y su padre (Oscar Martínez), un influyente juez de la provincia.
Esta remake (con muchos cambios y libertades) del clásico de 1960 dirigido por Daniel Tinayre y protagonizado por Mirtha Legrand fue coescrita por Mitre y Mariano Llinás. El conflicto principal se desarrolla una vez que Paulina es violada por la patota del título y se debate entre aceptar la propuesta pragmática de su padre o mantenerse fiel a sus convicciones.
"Estoy muy feliz y orgulloso por el premio. Gracias a Charles Tesson y a todo el comité de selección por confiar y ser tan cálidos con nosotros y con la película –afirmó Mitre en diálogo con la nacion–. Es un día muy importante para mí y para todos los que hicimos La patota. Creo que uno empieza a entender su propio film cuando lo comparte con el público, cuando empieza a ver las reacciones, las emociones, las ideas que derivan de él. Antes son apenas intuiciones, ideas sueltas... Hacer una película es casi un ejercicio de convicción. Y creo que la película habla sobre eso. Sobre la convicción, sobre la justicia, sobre la política, a través de un personaje femenino muy particular como el de Paulina", analizó el cineasta. Mitre, director además de El estudiante –un film artesanal sobre la militancia universitaria que se convirtió en sorpresivo éxito de crítica y público en 2011–, no estuvo durante la ceremonia, ya que pocas horas antes había partido de Cannes. "Estábamos en la ruta, manejando, y paramos para charlar", confesó. El premio, por lo tanto, fue recibido sobre el escenario por dos de los productores: Fernando Brom y Agustina Llambí Campbell.
"Quiero dedicar el premio a cuatro mujeres que estuvieron muy cerca mío en todo el proyecto: a Mariana Mitre, mi hermana y directora de casting en zonas recónditas, por su inmenso trabajo, por ser siempre una inspiración y fuente de fortaleza. A Didar Domehri, por su confianza, su entrega, ya que debe ser la productora con más corazón con la que uno se puede encontrar. A Agustina Llambí Campbell, la persona que me acompaña y apuntala en cada cosa que decido hacer. Lúcida, valiente y siempre combativa. Espero que trabajemos siempre juntos. Y, por último, a la maravillosa Dolores Fonzi por asumir el peso de un personaje tan complejo y darle vida, por acompañarla y no juzgarla, y por apropiarse de la película", concluyó el cineasta argentino.
La patota –cuyo estreno comercial en la Argentina está previsto para el 18 de junio próximo con una amplia salida– sigue el camino de Las acacias, de Pablo Giorgelli, que había obtenido dos galardones en la Semana de la Crítica de 2010 para luego ganar la Cámara de Oro a la mejor ópera prima de todo el festival. En el caso de Mitre, como ya codirigió El amor (primera parte), realizó El estudiante y el mediometraje sobre danza Los posibles, no está habilitado para disputar la Cámara de Oro, que se otorgará pasado mañana.
La cosecha de ayer fue muy buena para el cine latinoamericano en general, ya que, además del premio mayor para La patota, la película colombiana La tierra y la sombra, de César Augusto Acevedo, se quedó con otros dos galardones menores de la sección. El restante fue para la coproducción franco-belga Ni le ciel ni la terre, de Clément Cogitore.
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