Cuando el romance entró a todas las casas
En 1989, Luis Miguel y Armando Manzanero se conocieron personalmente en un programa de televisión conducido por la actriz Verónica Castro. El sensei del bolero lo recibió tocando los acordes introductorios del tema "Mía" que terminaron haciendo a dúo. Casi sin saberlo, el cantante y el compositor estaban sellando la sociedad artística que le daría forma, dos años después, al disco Romance, un trabajo que transformó la carrera del cantante y renovó el interés por un género que estaba dormido al consumo masivo, desde su década de oro entre los años cuarenta y cincuenta.
En la popular serie de Netflix sobre la vida de Luis Miguel , que volvió a poner al cantante en boca de todos, se incluyó este episodio capital de su proyección artística, donde pasa de ser un ídolo teen a transformarse en un ícono latino universal, capaz de aglutinar alrededor de ese repertorio de boleros aggiornados al público de varias generaciones. Romance resultó un éxito instantáneo y entró en todas las casas: vendió 15 millones de discos en todo el mundo y más de un millón en la Argentina.
La voz de Luis Miguel, bajo la tutela musical de Armando Manzanero, resultó una combinación perfecta. Los dos primeros cortes, "Inolvidable" y "No sé tú", alcanzaron el primer lugar de la lista Billboard Hot Latin Songs en los Estados Unidos y se mantuvieron seis meses en las listas de México. El secreto estaba en canciones inoxidables de autores claves como César Portillo de la Luz, Vicente Garrido, Roberto Cantoral y autores contemporáneos como el argentino Chico Novarro y Armando Manzanero.
El álbum no solo permeó en el gusto de hijas y madres, sino que el disco le dio al intérprete romántico una estética de crooner respetable para la escena musical. El éxito del disco también renovó el interés por el género, que había tenido figuras claves en la Argentina como Daniel Riolobos y el significativo encuentro entre María Martha Serra Lima y el Trío Los Panchos. Posteriormente el disco Lágrimas negras, de Bebo Valdes y El Cigala, provocaría en 2003 otro efecto, a menor escala, pero de atemporalidad al incluir boleros como "Inolvidable".
Luis Miguel, sin embargo, fue quien le dio un alcance global y repitió la fórmula sucesivamente en Segundo Romance (1994), Romances (1997), Mis Romances (2001) y Mis boleros favoritos (2003). Ninguno tuvo el impacto ni superó artísticamente ese primer disco de boleros.