Cuatro films a tener en cuenta
LOCARNO.- La 68» edición del excelente festival suizo ingresó de lleno en su segunda mitad y el balance provisorio que dejó su primera parte es más que positivo, con varios notables films (algunos ya comentados en esta cobertura). A continuación, otros cuatro títulos que seguramente recorrerán las muestras de todo el mundo tras su estreno en Locarno:
Chant d'hiver, de Otar Iosseliani. El 14º largometraje del ya octogenario maestro georgiano arranca en tiempos del terror de la guillotina en la Revolución Francesa y sigue hasta la actualidad. Se trata, como es habitual en su cine, de una acumulación de múltiples y pequeñas viñetas que ofrecen un tragicómico (querible y despiadado a la vez) mosaico sobre las miserias y contradicciones humanas, una reivindicación de los perdedores de siempre, los olvidados del sistema (borrachines, mendigos, inmigrantes ilegales, ladrones de poca monta, músicos callejeros) y una crítica en tono casi paródico a los abusos de políticos corruptos, fuerzas de seguridad represivas y aristócratas caídos en desgracia. Para que el disfrute sea completo, desfilan en pantalla, entre otros, Rufus, Mathieu Amalric, Tony Gatlif y el mítico Pierre Etaix.
L'Accademia delle Muse, de José Luis Guerín. El director catalán de En construcción y Tren de sombras filma de manera casi amateur unas clases del filólogo italiano Rafaelle Pinto en la Universidad de Barcelona. Hasta allí, nada que entusiasme demasiado, sobre todo para quienes no son expertos en la evolución de la lengua y los escritos, en los mitos y las musas. Sin embargo, la película comienza a derivar hacia algo muy diferente. La ficción le va ganando terreno y termina desplazando al supuesto "registro puro"; la intimidad de los personajes arrasa con las poses intelectuales y la comedia cede terreno y el tono se torna bastante más melodramático, denso y desgarrador. Es que Pinto, un seductor con las palabras, que está casado con una veterana mujer con la que discute a puro cinismo (en hilarantes escenas), mantiene de forma paralela intensas relaciones con cada una de sus alumnas/musas. En algunos casos, incluso, realiza con ellas viajes "de estudio" (a Cerdeña, a Nápoles) donde el lenguaje se mixtura con el puro deseo. Un film imprevisible y fascinante.
Bella e perduta, de Pietro Marcello. Conocido por los cinéfilos argentinos por La boca del lobo, este director italiano presentó una película que bebe tanto de la ficción más absurda como del documental etnográfico. Bella e perduta narra la historia de Pulcinella, un patético sirviente enmascarado que proviene de las profundidades del monte Vesubio para establecer comunicación entre los vivos y los muertos. ¿A qué llega a la Caserta contemporánea? A ayudar a un simple campesino, Tomasso, a cumplir un último deseo: salvar a un joven búfalo llamado Sarchiopone. El film está narrado desde la voz off del... ¡animal! (a cargo de Elio Germano). Y Tomasso, además de cuidar a su ganado, se ocupa de mantener el castillo de Carditello, una magnífica obra arquitectónica de los Borbones del siglo XVIII arrasada por el paso del tiempo y los sucesivos robos. Así de disparatado, fascinante, contradictorio y audaz es este híbrido, este patchwork narrativo y visual, que es al mismo tiempo una alegoría política sobre Italia, un ensayo íntimo y social, y un poema fílmico.
Olmo & the Seagull, de Petra Costa y Lea Glob. Una directora brasileña (Costa) y otra danesa (Glob) filmaron en París una película sobre un matrimonio de actores (el francés Serge Nicolaï y la italiana Olivia Corsini), que están a punto de iniciar una gira mundial con una puesta de La gaviota, de Chejov, cuando descubren que ella está embarazada. No sólo eso: una pérdida producto de los exigentes ensayos la obliga a abandonar la compañía y pasar todo el período de gestación haciendo reposo en el departamento. La película toma elementos reales y otros armados para una sorprendente y descarnada combinación entre el documental y la ficción que expone con crudeza, pero también con sensibilidad, el enorme sacrificio que hace Olivia (encerrada en su creciente frustración y sus ataques de angustia) frente a un compañero que, más allá de contenerla en lo que puede, continúa con su vida artístico-laboral habitual. Pocas veces la complejidad del embarazo fue retratada en toda su dimensión, sin golpes bajos ni manipulaciones emocionales, como lo hacen Costa y Glob en un film que por momentos puede irritar porque no es demagógico ni complaciente, pero que va a las profundidades de la intimidad femenina con decisión e inteligencia.
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