Dallapicola y su Ulises
Fue en la década de 1960 cuando Buenos Aires tomó contacto con Luigi Dallapiccola, músico italiano de personalidad movilizante que despertó en esta ciudad una benéfica atracción en torno de las inquietantes propuestas de la música de su tiempo. Dallapiccola llegó invitado por Alberto Ginastera para los cursos del Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales del Di Tella y produjo un efecto revitalizador de amplio espectro en el ámbito en el que le tocó actuar. Ya hacia fines de la década anterior, en 1959, el Teatro Colón había estrenado su Volo di notte (Vuelo nocturno), basada en la obra homónima de Antoine de Saint Exupéry, que había tenido en la Florencia de 1940 su bautismo mundial. En 1969, la obra retornaba por segunda y última vez entre nosotros.
Pero un año antes, en 1968, el notable creador italiano estrenaba una nueva ópera, Ulysse, que Lorin Maazel fue el encargado de dirigir en la Deutsche Oper de Berlín Oeste. En 1971 se producía la primera representación francesa en una adaptación de Martine Cadieu, en el Théatre des Arts de Rouen, dirigida por Charles Bruck. Pero este Ulises no arribó hasta ahora a Buenos Aires.
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El contacto con el trabajo lírico de Dallapiccola nos llega ahora por una vía inesperada, que es un análisis de la partitura a través de un libro de autor argentino, de muy reciente aparición. En El mito de Ulises en el mundo moderno (Eudeba), su autor, José Emilio Burucúa, nos ofrece, en las últimas seis páginas de la obra una interesante aproximación a la obra del creador italiano, resultado de su contacto con la partitura, a la que tuvo acceso en la Biblioteca Nacional de Leipzig. Allí, según confiesa, tuvo la oportunidad de escuchar una grabación de la ópera y seguir compás por compás la partitura.
Totalmente al margen de las opiniones literarias de las que será objeto el libro de Burucúa, con todo el detalle que significa tan apasionante indagación en el mito de Ulises, sólo quiero poner en evidencia mi admiración ante el esfuerzo de su autor, quien nos aproxima a la escritura musical de un lenguaje de dirección dodecafónica estricta, desde el momento en que se origina en una serie docetonal única, como ya había ocurrido en el Moses und Aaron de Schönberg.
Un rasgo que merece ser destacado en la obra de Dallapiccola es que toda la construcción del libreto y de la parte musical está pensada según un plan extremadamente preciso, según simetrías estructurales que rodean cada componente formal, psicológico, simbólico y técnico-musical. En un estudio sobre la obra realizado por P. A. Castanet se considera el trabajo de Dallapiccola un verdadero testamento espiritual y musical, al ofrecer una visión sintética de lo que significa para él el teatro musical. Advierte que el mensaje homérico está aquí representado en términos diferentes de los que se le atribuye habitualmente. "La figura racional de Ulises desemboca en la fe católica, por momentos esmaltado de citas de Esquilo, Tennyson, Mann y Machado." Para ello, acude a un episodio inédito, con objeto de reencontrar su propia identidad a través del conocimiento de Dios. Otro de sus críticos, J. Bourgeois, señala que es posible reprochar al compositor haber sacrificado el dramatismo al pensamiento, con lo cual la obra se sitúa más cerca del oratorio que de la ópera, con sus declamaciones de una soberbia austeridad y sus diálogos metafísicos.
Por cierto, no estaría mal que algún día podamos todos ver aquí este Ulysse y aportar nuestras propias opiniones.