El otro lado del mundo del básquet
B, así de sintético, es el último trabajo de Luciana Acuña. La propuesta es, por decirlo de alguna manera, llamativa. La única interferencia que hace (y lo hace radicalmente) es llevar una práctica de básquet al territorio de lo teatral. El efecto logrado es de un extrañamiento perturbador.
En un mínima sala ubicada a pasos de Warnes y Juan B. Justo, el espectador observa las elongaciones, los triples y el juego en sí mismo detrás de una maya metálica. Frente a él está el mundo del básquet -el básquet mismo- transpirando a pocos centímetros de un público que imagina/fantasea con encontrarse con algo del mundo de lo coreográfico, de lo teatral. Pero no. Para un seguidor de la final entre Atenas y Peñarol, la experiencia quizá no tenga mucho "sentido" (vaya término). Un conocedor de la trayectoria de Luciana quizá llegue a la misma conclusión. Tal vez, haya que "leer" a B desde la perspectiva de la irrupción de lo real en el mundo de lo teatral. Bajo ese paraguas, puede ser que uno salga de la sala con cierto sabor a nada, con un tenue desconcierto y/o con esa seducción que genera correr de contexto una situación traspolándola a otra.
De eso (posiblemente de "todo" eso) se trata B . Una experiencia a cargo de un ex basquetbolista profesional, Leonardo Calogero, de 1,84 m y 95 kilos; un actor que supo jugar al basquet, Alberto Ajaka, de 1,79 m y 73 kilos; y una coreógrafa y bailarina, Luciana Acuña, de 1,63 m y 52 kilos. En ese simple juego entre ellos por momentos anida la magia.
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