Malambo, hip-hop y otros bailes jugaron con el espacio
Parque Centenario fue escenario de Ciudanza
El fin de semana el parque Centenario fue invadido por pequeñas intervenciones de bailarines que asombraron a más de un transeúnte. Dentro del festival Ciudanza, la programación fue ecléctica, aunque la variedad se impuso, sobre todo por la rigurosidad de unos intérpretes que se adaptaron a los espacios y dejaron su impronta al ganarse, y muy merecidamente, el aplauso de los asistentes, que aumentó a medida que avanzaba el programa.
"Es muy bueno; es folklore contemporáneo", comentó una espectadora mientras arrastraba el cochecito con su bebe hacia otro escenario. La pieza que había visto, Urmalambo, de Mauro Dann, dio el puntapié inicial de la propuesta organizada por el Ministerio de Cultura. A orillas del lago, siguieron: una experiencia sumamente romántica de la española Marina Serrano ( 15 centímetros por encima ), que exaltó poesía y mucho refinamiento; Un poyo rojo, interpretado por Nicolás Poggi y Luciano Rosso, quienes deslumbraron por su creatividad, ritmo y teatralidad. Unas improvisaciones que fueron encadenándose e hicieron redescubrir múltiples posibilidades en una relación entre dos hombres.
Ante tanta fuerza expresiva, el cierre de esa segunda etapa llegó con hip-hop y allí también los bailarines de Hip-Hop Expression volvieron a movilizar a la platea.
El final fue en otro extremo del lago y la propuesta del grupo Plaimovil intervino, verdaderamente, el espacio, con palomas incluidas. Algunas escenas se apreciaron a través de unas cortinas de agua que se pusieron en funcionamiento para la ocasión. A través de Opera p rimo vil, el grupo demostró también rigurosidad en las coreografías y un acertado juego en el espacio, muy amplio para ser abarcado en su totalidad, pero lograron parcializarlo y redescubrirlo a través de pequeñas historias.
lanacionar