De lo que un perro es capaz
Los perros siempre fueron su pasión, así que vivir entre 35 ejemplares de diferentes razas y edades le resulta de lo más natural. "Vivo con ellos y mi hijo Catriel, de 11 años. Soy separada, pero para evitar malos pensamientos aclaro que mi marido no se fue por ellos, sino por otras cosas de la vida. El también pertenece a este mundo canino: es criador", comenta con humor Alicia Dell’Arciprette, fundadora de Tacop Argentina, asociación dedicada a la terapia asistida con perros.
El trabajo de Alicia, de 43 años, acompañante terapéutica y adiestradora canina, no es simple, pero sí conmovedor y, según cuenta, altamente eficaz. "Esto no es nuevo. Los griegos utilizaban perros para dar paseos con personas que sufrían enfermedades incurables. En 1792, en Inglaterra, se incorporaron cachorros en centros de salud mental, ya que mejoraban la estabilidad emocional y el autocontrol en los pacientes. Ya nadie duda de que ciertos animales pueden cambiar la vida de las personas. Y yo quise trabajar con perros porque los amo y sabía de lo que eran capaces."
Dell’Arciprette trabaja con un equipo que incluye psicólogos, asistentes sociales y entrenadores caninos. Empezó con este desafío en 1992, y dice que los resultados le dan fuerza para seguir. "Atendemos grandes y chicos con diferentes patologías, como síndrome de Down, depresión, esquizofrenia, autismo, HIV, crisis epilépticas y muchas más. Los perros que utilizamos, de raza o mestizos, son preparados para esta misión. Tienen una crianza y una vida diferentes, se les respeta sus horas de descanso y desde el comienzo se los integra a una vida familiar. Lo interesante es que ellos no viven en caniles y que, en los momentos de descanso, se trata de que permanezcan en grupo. Esto sirve para que sigan practicando entre ellos los juegos aprendidos y sepan compartir espacios. Además, son sometidos a estrictos controles veterinarios y de higiene", explica.
Casi a diario la terapeuta llora de emoción. "Mi día empieza a las 7, y al rato ya estoy atendiendo pacientes. Casos especiales hubo montones, pero no puedo olvidar un paciente con HIV al que tuve muy cerca en su etapa terminal. Llegó muy mal y absolutamente carente de afecto. A él ya nadie lo tocaba, pero fueron los perros los que con sus lengüetazos le devolvieron la sonrisa. En ese caso trabajé con perros mestizos, ya que son más resistentes. Sucede que el perro de raza, cuando está frente a un paciente muy grave y muy medicado, comienza a estornudar. Es increíble."
La treintena de perros que hoy juegan en su jardín de Paternal no están porque sí, sino para ser testeados. "Los traje del Refugio Feliz, lugar muy serio con el que trabajamos, para estudiar su comportamiento y ver cómo podemos utilizarlos. Según la patología y el perfil del paciente, se puede tratar con una raza u otra. Por ejemplo, los cachorros son ideales para los chicos con síndrome de Down. El golden retriever y el labrador son razas excelentes para este tipo de terapias ya que son equilibrados, inteligentes, de estructura fuerte y muy activos. Muchos mestizos que vienen del refugio resultan increíbles. Son perros curtidos, que han sufrido traslados, abandonos, pero siguen brindando cariño. Los he visto trabajar con personas autistas y son formidables", asegura la experta en canoterapia, una mujer hiperactiva que se asume como mala ama de casa. "Y bueno... A veces trabajo hasta las 12 de la noche. A mi hijo lo tengo siempre pegado a mi falda, pero apenas cocino unas papas y huevos fritos. Por suerte mi madre me ayuda, si no, no podría con todo esto."
Dell"Arciprette exprés
Confusión: "Me preocupa el tema de las quejas por los perros en la Reserva Ecológica y temo un exterminio. Por supuesto que hay que hacer algo por esos más de 100 perros abandonados, pero no estoy de acuerdo con aquellos que los llaman cimarrones. Simplemente son mestizos con comportamientos diferentes por falta de cariño, comida y límites".
Ejemplo: "El perro entrenado detecta el aura epiléptica y avisa de diferentes maneras. A veces ladra desesperado o gira en círculo. Entonces el familiar tiene tiempo de contener al paciente antes de que llegue el ataque de epilepsia".
Fobia: "Han llegado chicos con un miedo terrible a los perros, y en dos o tres sesiones lo solucionamos".
Protagonismo: "Los perros son nuestra arma de trabajo, así que no los prestamos; ellos siempre duermen en casa. Me ha pasado que llegue un paciente y que se vaya al no ver a su perro. Y claro, ellos no vienen a visitarme a mí, sino a jugar con su animal".
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