Del cine a la ópera, con la mirada en la actualidad

El 5 de diciembre, Lucrecia Martel debutará en el Teatro Colón como directora de escena de la puesta de Andrea Chenier, que cerrará la temporada lírica oficial 2017. "Venimos del cine para apoyar con nuestras herramientas esa locura, esa maravilla que es un argumento cantado", dice Martel, convencida de que una creación del siglo XIX como esta ópera de Umberto Giordano adquiere sentido cuando "facilita el diálogo con el mundo actual".

Consagrada en estos días a la preparación de la puesta al frente de un equipo que incluye al vestuarista Julio Suárez ("es el mismo de Zama, un genio", ilustra), Martel está especialmente atenta a lo que ocurre en el cuarto acto de la ópera. "Por las circunstancias actuales de nuestro país, debería estar prohibido por Ni Una Menos. Allí Maddalena se entrega a la muerte para acompañar a su amor y ese hombre no dice ni una sola palabra. Si no logramos encontrar una solución, que todavía no hallé, estaríamos avalando la idea de que vale la pena el sacrificio de una mujer por el amor de un hombre, algo que me parece demencial. Estamos peleando contra ese falso tipo de romanticismo cada vez que se produce el crimen de una mujer. Se podrá decir que hay que poner esa ópera en su contexto. No hay que poner nada. Necesitamos con nuestras herramientas actuales hacer algún comentario sobre todo eso", explica.

"No estoy pensando en cómo me voy a lucir con mis imágenes. No va a haber ningún tipo de proyección, porque quiero trabajar con los materiales del teatro, un mundo que me es tan lejano", agrega. Dice que no está pensando esta puesta para el aficionado a la ópera y sueña con que el Colón le permitirá invitar a los integrantes de las orquestas juveniles de los barrios periféricos para que asistan a alguna de las seis funciones previstas.