Delante y detrás de la cámara
Convocada primero como actriz, Diane Keaton aceptó también dirigir "No nos dejes colgadas"
LOS ANGELES (De un enviado especial).- "Es un film en el que todos podemos reconocer algo propio. O porque se tienen hermanos, como es mi caso, o porque se ha llegado a la edad en que uno empieza a olvidarse de cosas (justo cuando sus padres pierden la memoria), o porque se es mujer y se vive tironeada entre responsabilidades, o porque se reconoce en el hilo del teléfono ese cordón umbilical que en nuestros días nos mantiene unidos a la familia, aunque a veces más que un instrumento de comunicación parezca un instrumento de tortura."
Haciendo cine, sintetiza Diane Keaton, uno está "en medio de estas recreaciones de la vida, lo que lleva a observar las experiencias cotidianas desde otro punto de vista, y eso es siempre enriquecedor".
En este caso, a diferencia de "Héroes anónimos", la película que la reveló como cineasta sensible, no se trata de un proyecto propio. Diane fue convocada, en principio, para hacerse cargo del personaje de la hermana mayor del dispar trío femenino de "No nos dejes colgadas", ahora enfrentado a la enfermedad del padre.
Un general en potencia
Un personaje a medida: de Georgia se dice en la película que "es capaz de dirigir el ejército israelí", tan fuerte es su carácter, tanta su determinación. Diane lo resume de otro modo: "Parece que ella ha sabido qué camino tomar en la vida desde el día en que nació. Y no hay nada que pueda detenerla. Georgia es la más exitosa, la más segura de sí misma, también la más egoísta de las tres. Sabe de su brillo y de su inteligencia, y no creo que se sienta culpable de nada: no tiene tiempo para eso".
Cuando Diane ya estaba comprometida para el papel, sobrevino la oferta de dirigir. Se resistió, dice, "no porque me costara hacerme cargo de la historia, ya que había leído el libro de Delia y sabía de su ingenio y de su agudeza, sino porque me daba terror tener que estar de los dos lados de la cámara al mismo tiempo".
¿Eso explica el borrador? "Sí, pero en realidad es un recurso que ya había utilizado en mi primera película, para anticipar algunas soluciones antes de estar en medio de la presión del rodaje; de este modo, por ejemplo, antes de cada toma sabía exactamente dónde quería colocar la cámara y en qué rincón se desarrollaría cada parte de la acción."
Diane disipó así cualquier asomo de inseguridad, un rasgo que, "en una dosis más razonable", comparte con el personaje con el que quedó asociada para siempre -Annie Hall-, si bien la actriz vuelve a subrayar, con una sonrisa, que ni es neoyorquina como la heroína de Woody Allen ni experimenta tantos titubeos. Además de que tiene, ahora, veinticinco años más que la inalterable Annie, protegida para siempre, en su jaula de celuloide, de los atropellos del tiempo.
Defender la espontaneidad
El método le permitió además sacar provecho de lo que ella más aprecia en los actores: la espontaneidad.
"Un ensayo formal puede darle al actor más confianza en sus movimientos, más dominio del diálogo, pero sacrifica parte de la frescura. Y porque estoy muy acostumbrada a la improvisación también la promuevo cuando soy la directora. Me parece que así, todo se vuelve más natural y sincero. Y hay que tener en cuenta que estas tres mujeres no paran de hablar. Esa es su vida familiar: hablan todo el tiempo acerca de todo, viven pegadas al teléfono y están acostumbradas a ese ejercicio; por eso son tan agudas en sus diálogos."
Estos tienen el sello de Nora y Delia Ephron, claro. La segunda, autora de la novela original, reconoce que hay una punta autobiográfica en la historia, pero sólo eso. Primero porque las Ephron son cuatro y no tres; segundo, porque sus padres jamás se divorciaron; tercero, porque en la ficción hay toda una referencia a Hollywood que ha sido inventada: el personaje de Matthau es un ex libretista fanático de John Wayne y en las charlas con las hijas las alusiones a películas y estrellas son frecuentes. Pero sí admite Delia que el nudo del cuento fue tomado de la realidad: cuando su padre se enfermó, fue ella quien estuvo a su lado mientras el teléfono la mantenía vinculada con sus hermanas.
"Me gustaba -dice Diane- esa suerte de sobreentendido que siempre hay entre miembros de la misma familia. Se tiene una historia común, se comparte el lenguaje, el sentido del humor. ¿Con quién hablar acerca de los padres sino con un hermano? Hay palabras que cobran, en el código de una familia, significado particular. Otro aspecto que me entusiasmó del libro fue que en el caso de estas tres hermanas, a pesar de sus diferencias y de sus reproches, se percibe un profundo cariño. Y hay una extraña mezcla de sentimientos: para Eve, Georgia ha sido una especie de madre desde que la verdadera abandonó el hogar; del mismo modo se siente Maddy, la más chica, respecto de Eve. Son sentimientos que he vivido en carne propia. Y también, hace diez años, el duro golpe que significó la muerte de mi padre."
¿Cómo es este padre? "Está senil, pero conserva una mente brillante; sus observaciones parecen chifladas, pero son tan precisas que uno no quiere dejar de oírlas. Y aunque es un tipo que -como dice el guión- sólo se tranquiliza cuando está seguro de haber fastidiado a todos y a veces se convierte en un ser detestable, mantiene cierta humanidad que impide que se lo odie."
Mejor no hablar
Diane prefiere mantenerse en el tema de la película y no ahondar demasiado en los tropiezos que encuentra en su carrera como realizadora independiente. "En este momento estoy un poco cansada -confiesa-; para llevar adelante cualquier proyecto hace falta mucha fuerza, mucha tenacidad. Hemos tenido entre manos varios títulos, hemos comprado derechos de novelas que caducaron antes de que algún inversor se comprometiera a arriesgar algo de capital. Cada vez que estamos por concretar un proyecto, surge un pero. No pierdo la esperanza, pero es agotador. Resulta menos costosa -hablo de energía, no de dinero- la fotografía. (Diane ha publicado no hace mucho su cuarto libro de fotos, "Local news".) Y siempre, por fortuna, tengo mucho trabajo como actriz."
Y cuando uno atina a sugerir que ella, por ser quien es, debería contar con alguna ventaja a la hora de buscar productor, Diane pone su mejor cara de sarcasmo, se tapa la boca y larga la carcajada...
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