Alma de bandoneón. El autor de los barrios
Evocación: cantor, animador y romántico letrista, Leopoldo Díaz Vélez exaltó el acervo histórico de los barrios porteños.
Una ancha avenida corre bordeando el parque Centenario y sus libreros poblados de antiguos y voluminosos textos.
Su nombre recuerda a un guerrero de la Independencia, el general Eustaquio Díaz Vélez, que luchó contra las Invasiones Inglesas en 1806; intervino, entre otras, en las batallas de Salta,Vilcapugio y Ayohuma; fue gobernador interino de Buenos Aires, se exilió en Montevideo, época de Rosas, y falleció en l856.
Seguramente el ilustre militar no habría imaginado que uno de sus descendientes, Leopoldo Díaz Vélez, reemplazaría el sable por la pluma para trascender en los campos de batalla de la canción porteña.
Su viejo Ciriaco, por años telegrafista del Correo Central, que pulsaba la guitarra de payador, le transmitió su vocación musical y un conchabo de mensajero en dicho correo. Las romerías del Ferrocarril Sud, con su heterogénea concurrencia, fueron testigos de su debut como vocalista con el apelativo de Jorge Vidal, para luego, en los Carnavales de Pilar, estrenar su primer composición, "Hoy quiero vivir" de efímera fortuna. Gran "pico de oro", se convirtió, tiempo después, en presentador de orquestas y números vivos en los biógrafos "Luxor" e "Hindú". El bandoneonista Eladio Blanco, que contaba entre sus filas a José Pascual (autor de "Arrabal") actuó en el Tigre Club con Leopoldo en las glosas. Luego, éste se incorporó al conjunto de Emilio Balcarce, con quien escribió "Qué habrá sido de Lucía".
El binomio compuso también "Embrujo de la ciudad", grabado por Angel Vargas. Aún se recuerda al "ruiseñor de las calles porteñas" entonando "Un patio de arrabal, bajo un parral, milongón de orilla" y a Alberto Castillo, con Ricardo Tanturi, "Muchachos, comienza la ronda; vayan pasando al salón", de su autoría.
También Osvaldo Pugliese llevó al surco "En el salón" y Miguel Caló, con Miguel Montero, "No fue ninguno de los dos", de su cosecha. Además, con Enrique Cadícamo obtuvo un primer premio compartido en l955: "Tango a Gardel".
En l958 impuso un tema que decía: "He recibido una cartita tuya donde me dices adiós sin alma" ("¿Quién tiene tu amor?"), grabado en el exterior por Chucho Avellanet y el trío "Los Panchos", y entre nosotros, incluso en tiempo de cumbia. Versátil, igual que Charlo escribió boleros, por caso "Nuestro mundo", éxito en las voces de Leo Marini y Hugo Romani.
Inquieto,incursionó en música de películas, con Tito Ribero y dirección de Enrique Carreras.
Una noche los tres paseaban en auto y a Díaz Vélez se le ocurrió esta figura: "Vamos subiendo la cuesta que arriba la noche se viste de fiesta...", posteriormente leitmotiv de un film de Tita Merello, que bautizó "La milonga y yo".
Distinguido como Ciudadano Ilustre de Buenos Aires en l990, este grande del género honra la porteñidad con su talento creativo. Es un exponente de una gran generación de autores de tango.
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