El bajo rating dispara un cambio drástico en el Oscar que nadie quiere
El drástico cambio de reglas para el Oscar que acaba de resolver la Academia de Hollywood provocó en la industria del cine el efecto parecido al de un terremoto. Quienes viven en una zona sísmica tan activa como la del sur de California están acostumbrados a los movimientos telúricos, pero no a que las cosas se sacudan con tanta fuerza y resultados impredecibles por causas que no son naturales.
El cuadro de situación aparece resumido en el título de uno de los muchos análisis de la noticia que apenas conocida la novedad apareció en la edición digital de The Hollywood Reporter: "La Academia crea muchos más problemas de los que resuelve", con la aparición del más controvertido de los cambios: la creación de la categoría de "mejor película popular". Algún miembro de la Academia citado por Variety fue todavía más lejos: dijo que el Oscar se acaba de morir.
Todos se preguntan si el camino elegido es el mejor para que la industria del entretenimiento más poderosa del mundo reconozca con un premio los méritos de aquéllas producciones que se identifican con su base de sustentación. Quienes defienden la idea sostienen que era necesario premiar de alguna manera a las producciones que le daban razón de ser al negocio de hacer cine. Otros (por ahora los más) afirman por el contrario que de esa manera el Oscar se banaliza, se rinde ante las necesidades del rating televisivo y le puede hacer perder jerarquía y prestigio al resto de los reconocimientos.
Las críticas aumentan hora tras hora y no se limitan a objetar con bastante dureza la decisión de la Academia de agregar este nuevo y controvertido rubro a los 24 que hasta ahora reciben su estatuilla cada año en la gran fiesta anual de Hollywood. También hay cuestionamientos fuertes a la decisión de no transmitir en vivo a partir de 2019 todos los premios. A semejanza de lo que ocurre con los Tony (los equivalentes del Oscar para el teatro) se anunciarán de aquí en más los ganadores de algunas categorías fuera de la transmisión, durante las pausas publicitarias, y la entrega de esos Oscar se emitirán en diferido, más tarde, en circunstancias que la propia Academia determinará más adelante.
En el comunicado enviado por el Board of Governors a cada uno de los 8.298 integrantes de la Academia, todavía no se especifican esos rubros que quedarán al margen de la transmisión en vivo, pero todos en Hollywood descuentan que entre ellos estarán los dos premios de sonido, los dos de cortometraje, maquillaje y edición. "Transformar la entrega del Oscar en un show televisivo de variedades es un error", dijo un anónimo integrante de la Academia especializado en una de esas categorías a The Hollywood Reporter. Muchos de sus colegas afirman que se trata de un paso más en una cadena de equivocaciones iniciada cuando la Academia resolvió ampliar de cinco a 10 el número de nominadas a mejor película. "Preferiríamos eliminar los números musicales", sugirió uno de ellos.
Transformar la entrega del Oscar en un show televisivo de variedades es un error
En el mensaje a sus integrantes, el Board of Governors (principal órgano de decisión de la Academia) dijo que tomó esta decisión luego de varios meses de deliberaciones abiertas a varios grupos de trabajo frente a la necesidad de adaptarse a un "mundo cambiante". El cambio de reglas se anunció después de que el Oscar 2018 tuviera el rating televisivo más bajo de los últimos cinco años en Estados Unidos. Buena parte de la prensa de Hollywood sugiere que la cadena ABC, propietaria de los derechos, presiona para modificar la actual estructura de la ceremonia. Y que Dawn Hudson, CEO de la Academia, comparte esa inquietud.
De esta evaluación se desprende la tercera decisión fuerte de cambio resuelta por la Academia, la de instrumentar a partir de 2019 una ceremonia televisada que no tenga más de tres horas de duración, frente a las cuatro horas y media promedio de los últimos años. No sólo quieren recuperar el rating doméstico con una emisión más dinámica. La Academia, según propia confesión, también aspira a conquistar a una mayor audiencia global, aparentemente más interesada en los premios de las categorías más importantes (actor, director, película) que en aquéllas consideradas ahora "secundarias" y que reciben un tiempo similar a las demás en el anuncio, la entrega del premio y el agradecimiento del ganador.
De cualquier manera, la polémica más fuerte seguirá abierta por un buen tiempo alrededor de la nueva categoría de "mejor película popular", al menos hasta que la Academia especifique los requisitos para los títulos que aspiren a competir en ese rubro. Lo único que se sabe en apariencia, sin confirmación oficial, es que esos eventuales films también podrían participar de las nominaciones a la mejor película. Los primeros en preocuparse son los que defienden y promueven las aspiraciones de Pantera negra, la producción de Marvel con mayor carga política que se instaló desde muy temprano como precoz protagonista de los rumores de candidaturas para el Oscar 2019.
Uno de los analistas de la prensa de Hollywood señaló que el término "popular" es tan inclasificable e indefinido que no hace más que banalizar con su incorporación a los eventuales nominados en ese rubro, y por añadidura, al resto de las películas nominadas. ¿Se medirá esa potencialidad por recaudación? ¿Por dinero invertido en su producción? ¿Por la capacidad de sus estrellas de generar ganancias? A la vez, muchos señalan que queda de hecho establecida una forzada y desagradable distinción entre películas "populares" y films "de arte", que fueron en los últimos años los dominadores absolutos del reparto de candidaturas y premios en las principales categorías.
"Se está perdiendo la esencia del Oscar y de lo que las películas significan como tales", arriesgó uno de los críticos más duros, que ya habla de una nueva categoría reaccionaria, surgida de una suerte de "ghetto popular". A partir de ella, la ceremonia del Oscar podría transformarse en algo similar a la entrega de los premios MTV o People’s Choice. Otros sostienen que no quedaba más remedio que modificar un cuadro que convertía al Oscar en una fiesta elitista, aburrida y marcada por el distanciamiento entre el cine y el público. El debate está abierto a partir de una decisión ya tomada que no tendrá vuelta atrás. Aunque no tiemble la tierra en sentido estricto, el terremoto que sacude a Hollywood tendrá de aquí en más réplicas diarias. Se sentirán con fuerza.