El complejo universo infantil

El martes último, Gativideo lanzó en los videoclubes "Sexto sentido", el sorpresivo thriller sobrenatural que fue visto por 2.100.000 espectadores y lleva recaudados más de 10 millones de pesos en los cines argentinos. Pero, además de ese film -que seguramente se convertirá en el más alquilado del año-, la misma empresa decidió editar en forma simultánea "Más astuto que nunca" ("Wide Awake"), nada menos que la opera prima de M. Night Shyamalan, es decir, el guionista y director de "Sexto sentido".

Cuatro años antes de que su segundo film, protagonizado por Bruce Willis y el niño Haley Joel Osment, se convirtiera en un inesperado fenómeno de masas (con más de 660 millones de dólares recaudados en todo el mundo, ya se ubica como el noveno film más taquillero de la historia), este joven de 29 años, nacido en India, había filmado la pequeña comedia familiar "Más astuto que nunca".

A pesar de contar en el elenco con actores reconocidos, como Rosie O´Donnell, Robert Loggia, Dana Delaney, Denis Leary y Julia Stiles, y con el aval de la productora Miramax, Shyamalan recién pudo estrenar comercialmente esa primera película en marzo de 1998, cuando "Sexto sentido" ya amenazaba con convertirse en una gran posesión para el grupo Disney.

"Más astuto que nunca", a pesar de entregar una mirada bastante más alegre, colorida, liviana y humorística, tiene varios puntos de contacto con "Sexto sentido": en principio, está contada también desde el punto de vista de un niño (Joseph Cross), cuya gran obsesión en este caso no es cómo relacionarse con los muertos sino cómo conocer a Dios.

Ante la perplejidad, la sorpresa o las simples burlas de familiares, maestros (concurre a una escuela de curas) y compañeros, el bueno de Joshua inicia un largo derrotero para encontrar señales divinas o conectarse con El y saber así si su abuelo, recientemente fallecido, se encuentra bien.

Más allá de una propuesta que por momentos roza lo naïf, "Más astuto que nunca" resulta muy convincente en la presentación de las fantasías de un chico de diez años (es muy bueno, en ese sentido, el trabajo de Cross) y la película logra también evidenciar las contradicciones entre ese universo infantil y el mundo de los adultos, que no comprende y banaliza los intereses del niño. Verdadera rareza -se trata de una película maldita en muchos sentidos-, "Más astuto que nunca" es una buena propuesta y un más que digno complemento para "Sexto sentido".