El ensamble elogiado por Muti

Concierto del Quartetto d'archi della Scala / Obras: Quartettsatz D.103. Grave.Allegro (Franz Schubert), Cuarteto en Mi bemol mayor n° 10, op. 74 (Ludwig van Beethoven), Cuarteto para cuerdas en mi menor (Giuseppe Verdi) / Organiza: Nuova Harmonia / Sala: Teatro Coliseo.

Nuestra Opinión: Muy Bueno

Si un ensamble cuyo nombre lleva nada menos que el sello de La Scala, exhibe además como carta de presentación una entusiasta cita de Riccardo Muti comentando la alegría que depara "este cuarteto de extraña excelencia técnica y musical", la predisposición a oírlo es inmejorable. En sus líneas, Muti asegura que la "belleza de sonido y la preciosa línea" que ostenta el ensamble, "es propia de su identificación con el mundo de la ópera". En otras palabras: que ese nombre propio que alude a la ópera (La Scala de Milán), encierra las cualidades del conjunto, cualidades todas que quedaron de manifiesto en el concierto de Nuova Harmonia en su última fecha de abono en el Teatro Coliseo.

Comenzando por la excelencia técnica (que comprende afinación, ataques de entradas, cierres de frases, sincronización en pasajes veloces, homogeneidad en pasajes lentos, simetría en subdivisiones rítmicas) el Quartetto d'archi della Scala ostentó el dominio de las demandas requeridas en una formación de su tipo, al nivel de solista en cada uno de sus integrantes. Luego, otro factor fundamental, relativo a la consistencia del conjunto: el equilibrio entre los instrumentos traducido en el equilibrio entre las voces. En el Quartetto della Scala, este punto fue notable por su amalgama perfecta en el entramado de cada obra, es decir, en la combinación entre fusión y relieve individual. Y con respecto a la mixtura, desde luego, el resultado de una bella sonoridad general, brillante, expresiva y proporcionada.

Otro rasgo sobresaliente que contribuyó a un resultado impecable, fue la sobriedad en el gesto: el virtuosismo sin alardes ni sobreactuaciones, sin denotar esfuerzo, sin explicitar en la mímica las dificultades de la partitura, sin provocar distracciones visuales que potencien el efecto musical, un efecto cuyo peso recayó sólo en el sonido. Dicho de otra manera: en el exclusivo protagonismo de la música.

En cuanto al repertorio, mientras la primera parte quedó reservada a dos exponentes ineludibles de la literatura germana: Schubert y Beethoven, cercanos en el tiempo y el espacio, en la Viena de comienzos del siglo XIX; la segunda parte, ofreció la particularidad de incluir el nombre de Verdi, excepcional en un programa instrumental.

Con Schubert y su exquisitez infalible, desde la apertura se hizo ostensible la serenidad reflexiva del conjunto-intérprete, su refinada calidad de sonido y el gusto musical. Beethoven fue el punto eminente del programa, la culminación de un rico contrapunto (pleno de luces y sombras, de esmero en el control del matiz, de amor por el detalle concentrado, el desarrollo y la acumulación sonora típica del genio alemán), alcanzó el clímax de la composición en el virtuosismo artístico de la coda final. La compenetración del grupo en la realización de la obra, trascendió el rigor y sintetizó el entendimiento profundo que supone la más excelsa música de cámara.

En la pieza verdiana, en contraste con la densa e intrincada elaboración del lenguaje beethoveniano, se lucieron el cantábile de líneas despejadas, sin quiebres ni vibratos recargados (Andantino), y luego, la dicción y concordancia en la velocidad (Prestissimo, y Scherzo fuga).

Por último, cabe decirse que Verdi, con su Cuarteto para cuerdas en mi menor, imprimió una de las consignas señaladas por el ensamble, esto es: la difusión del repertorio camarístico de los grandes operistas italianos, una consigna de identidad y perfil distintivo.

Tras las palabras de emoción a cargo de Francesco Manara, primer violín del ensamble, dos bises como conclusión -el romántico Saludo de amor de Edward Elgar y el movimiento final de un cuarteto de Haydn de vertiginoso tempo cerraron una velada que, como ya se dijo, concedió el completo protagonismo a la música.