El humor de siempre, pero poco profundo
"¡¡¡Ojo!!!". Autor, intérprete y director: Carlos Belloso. En el Teatro Gargantúa (Jorge Newbery 3563). Funciones: jueves y domingos a las 21, y viernes y sábados a las 23.
Nuestra opinión: bueno
"¡¡¡Pará, fanático!!!" y "Dr. Peuser" abrieron el camino del espectáculo unipersonal para el actor Carlos Belloso. Sumando personajes atípicos dispuestos en situaciones delirantes, el intérprete comenzó -a fines de los 90- a demostrar sus habilidades para componer a seres esperpénticos, deformes, que promueven un fuerte interés en los espectadores -sobre todo jóvenes- por lo desopilantes de sus dichos sobre el ser humano y la realidad social y cultural argentina.
"¡¡¡Ojo!!!", su nueva propuesta, es más pequeña que las anteriores. Aquí Belloso integra a su trabajo actoral sus cualidades como compositor musical: toca la guitarra, canta, y así va completando las diversas situaciones que concibe en escena.
En esta experiencia, tres seres con particularidades especiales ocupan la atención del intérprete. Los tres parten de un problema óptico, un corto de vista, un cancionista con problemas de visión y un mentalista. Cada uno aporta a través de sus conflictos un marco de realidad que Carlos Belloso hará estallar continuamente para provocar la adhesión de los espectadores. Todo se transforma una y otra vez en un delirio sarcástico que, por momentos, resulta efectivo.
Frases dispersas
A diferencia de sus trabajos anteriores, "¡¡¡Ojo!!!" no demuestra una profundidad en la elaboración de los personajes y por eso sus temas siempre quedan en un nivel superficial. Algo similar sucede con las letras de las canciones. Sus frases van elaborándose en forma muy dispersa y por eso a veces sorprenden, pero no porque consigan un efecto determinado, sino por lo desparejo de su elaboración.
"¡¡¡Ojo!!!" vale fundamentalmente por Carlos Belloso.
Aun con los defectos detallados, el espectáculo tiene desparpajo, gracia, y vuelve a mostrar a un humorista de buena cepa, con cualidades suficientes como para retener la atención de una platea, aunque lo suyo no tenga los condimentos imprescindibles, esos a los que el intérprete los tiene acostumbrados.
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