Frida Kahlo. El símbolo de la pasión
La Nación estuvo en la tierra de esta pintora hecha leyenda junto con Virginia Lago, que en enero estrenará en Buenos Aires una obra de Ricardo Halac basada en su fascinante vida
MEXICO, D F. -"Después de Jesucristo, la figura de Frida Kahlo ha sido la más compleja y explotada de todo México. Es todo un personajote. " La afirmación no pertenece a ningún estudioso. Sale de la boca de Andrés Arturo Lavadores Randal, un taxista que circula por las calles del Distrito Federal unas 12 horas diarias para ganar alrededor de 10 dólares. Manejando su típico Volkswagen escarabajo va dirección al estudio que tenía esta famosa pintora y su esposo, el muralista Diego Rivera, en el barrio de San Andrés. En el alto de un semáforo y mirando por el espejo retrovisor, agrega:"El era un personajazo y ella representa para los mexicanos el tipo de mujer que debe ser".
Como afirman muchos, aun el experto taxista, Kahlo fue aumentando popularidad con el paso de los años, hasta transformarse en leyenda. "El cabrón merece ser llamado Diego, el esposo de Frida", agrega el conductor tomando claramente partido. El peso de la sanción moral puede tener varios motivos, pero su fama de mujeriego empedernido hizo que se ganara varios opositores. "Pero fíjate tú que cuando el cabrón ya era anciano tuvo cáncer de pene", acota riéndose como si se tratara de un castigo divino.
Frente a esa figura antediluviana , un monstruo entrañable", como lo llamaba Frida, aparece ella. Una mujer sufrida que en plena infancia se le declaró la polomielitis y que a los 17 años tuvo un accidente que le machacó la pierna, le rompió la espalda y le perforó el vientre. "Soy la desintegración", confiesa en su diario.
Para recuperarse, la cama pasó a ser casi su refugio y su lugar de pelea, su altar. Sus historias amorosas, en las cuales Rivera juega un indiscutible protagonismo, incluyó a hombres y mujeres con las que sostuvo historias fascinantes.
En México es tanta la devoción que despierta Frida que superó ampliamente su faceta como pintora. Así, con el paso de los años, se transformó en un mito, un personaje en sí mismo que sirvió para que varios creadores tomaran su vida para llevarla al teatro o al cine y hasta como bandera de muchos sectores minoritarios (feministas, lesbianas y homosexuales). "Es que tenía unos calzones que no puede ser", afirma Josefina Ramírez Arellana, del Museo Diego Rivera. "Fue más hombre que Rivera", acota la actriz Virginia Lago, que hará de Frida en una puesta que se estrenará el 9 de enero, en el Auditorio Bauen.
"Su vida tiene todos los elementos de un culebrón", sostiene María delCarmen Farías, actriz que interpretó en teatro una de las tantas puestas basadas en su historia. Una historia que tiene todos los elementos que lo seguidores de las telenovelas mexicanas conocen a la perfección:amores contrariados, un toque de transgresión, fama, enfermedad, sexo, dinero y muerte. Y si a ese guión se le agrega como marco un país exuberante como México, en medio de un clima de ebullición política y cultural, aparecen las claves para su trascendencia que superó ampliamente a sus virtudes como pintora.
Esa fórmula, hecha vida, hecha carne en esta frágil figura que debió padecer un estado de dolor físico permanente, logró superar la barrera de su país natal. Hasta el momento, se han realizado alrededor de 15 obras teatrales basadas en su vida, la última puesta se presentó en esta ciudad el año último a cargo de un coreógrafo alemán. La Argentina no podía estar al margen de este boom . El estreno de "Frida Kahlo, la pasión", obra del dramaturgo Ricardo Halac, parece sumarse a la tendencia de revalorización de su figura.
Para el armado de la puesta, el productor Roberto Menéndez, la vestuarista Miní Zucceri y la misma Lago andan por México recorriendo lugares, hablando con gente, conectándose con las huellas de un matrimonio cojonudo. Un verdadero trabajo de campo, de investigación que continuará en Buenos Aires cuando esta troupe se sume a los ensayos que el director Daniel Suárez Maral está concretando con Luis Luque _que hará de Rivera_ y Sandra Ballestero, que interpretará a la diva María Félix.
La Frida porteña
Con esta puesta, Buenos Aires será protagonista, una vez más, de un fenómeno que muchos denominan como fridomanía. Un boom que ya estalló en la Argentina cuando, en 1996, se presentó la muestra "Pasión por Frida", que se realizó en el Centro Cultural Recoleta. Allí se expusieron varios de sus cuadros y se desplegó un merchandising que tuvo como centro a esta mujer bajita, bigotuda, de cejas juntas y que hizo de su vestir una verdadera puesta teatral.
Cuando la muestra se presentó en Buenos Aires, la directora del Museo Estudio Diego Rivera, Blanca Garduño Pulido, explicó alguno de los motivos de tanto furor: "Madonna fue un factor determinante. Al enterarse la cantante de quién era Frida Kahlo, compró una obra. Como ella tiene la suerte de ser un personaje muy público, entonces, todos volteamos los ojos. Cuando Madonna compró una de sus pinturas en 1.200.000 dólares, todo el mundo dijo:"¡Ah!, porque Madonna lo compró"". En varias entrevistas, la misma cantante se encargó de expresar su pasión por los cuadros de Frida:"Elijo a mis amigos por cómo reaccionan ante mis Kahlos".
Desde entonces, el precio de sus cuadros (tan relacionados con ella como personaje) siguieron en alza.Tanto es así que el coleccionista argentino EduardoConstantini pagó 3 millones y medio de dólares por su "Autorretrato con chango y loro", un pequeño óleo sobre tela de 50 x 40 centímetros.
Pero la fridomanía da para todo y para bolsillos menos abultados. La oferta de este negocio incluye pins, remeras, pinturas de diversos tamaños, delantales, pósters, platos, postales o jarros que tienen sus imágenes y que se venden por todos los sitios turísticos de este México colorida, exagerado, violento y de comida picosa . En medio de tantas leyendas, la dupla Kahlo-Rivera se ha convertido en un verdadero icono. Para muchos, del mismo nivel que el tequila, los boleros o los grandes sombreros.
Fronteras afuera de este país, Madonna se ha transformado en una de sus más fervientes fans e, indirectamente, en una de sus difusoras hacia el gran público. La cantante siempre insiste con la idea de protagonizar la vida de esta diminuta persona nacida en 1907. Pero esta vez le ganaron de mano porque todo parece indicar que Hollywood llegará a la Casa Azul, lugar donde vivió la familia Kahlo, de la mano del director Arturo Ripstein o, todavía sin confirmar, de Roberto Sneider. Eso sí, el papel protagónico quedará para la azteca Salma Hayek.
Otro taxista brinda una pista: "Frida es como Evita para ustedes", dice reconociendo el acento porteño. Hay algo de cierto. Tanto una como otra hicieron pesar su condición femenina, jaquearon al poder, estuvieron casadas con dos hombres de enorme significación y padecieron un conflictivo vínculo con sus cuerpos, con la enfermedad, con la muerte.
En el caso de la pareja mexicana, habría que agregar el momento histórico que les tocó vivir. Sus vidas estuvieron signadas por huéspedes de lujo, símbolos de una convulsionada épocas:León Trotski (que llegó de Rusia escapando de Stalin para buscar refugio político en la casa de los Rivera) y André Breton (padre del surrealismo, que vivió durante varios meses en el taller de la pareja).
Trotski simbolizó la conexión con el comunismo que Rivera utilizó como métrica para sus grandes murales. Breton le abrió a Frida las puertas de Europa. Con ambos, ella sostuvo una relación convulsionada: de Trotski fue amante clandestina y del surrealista y su grupo de intelectuales europeos opinó: "Son tan condenadamente intelectuales y degenerados que ya no los aguanto más".
En el prólogo del "Diario de Frida", el escritor Carlos Fuentes sostiene:"México es un país hecho por sus heridas. (...) Rivera pinta la épica de la historia de México, la repetición sin fin, a veces deprimente, de máscaras y gestos, de tragedias y comedia. (...) El equivalente interno de esta sangrienta ruptura es algo que pertenece a Frida más que a Diego".
Uno y otro universo, el externo y el interno, unidos por un frágil puente.Quizás el mismo que comunica los dos talleres que usó la pareja entre 1934 y 1941. Allí, en pleno barrio de San Andrés, Rivera mandó construir un estudio de estilo vanguardista influido por Le Corbusier. Una especie de loft casi a contramano del kitsch mexicano.
"Este sitio es increíble", dice Virginia Lago apenas llega al lugar. Los dos cubos que separan cada uno de los talleres (azul, el de Frida, rojo, el de Rivera) están unidos por un angosto puente a dos pisos de altura que une las terrazas. Para llegar a él, Frida debía subir una escalera externa caracol. En la azotea y tomando aire, la actriz argentina se pregunta:"¿Cómo haría esa mujer para llegar hasta acá? A mí me costó y ella lo hizo durante años. Indudablemente tenía una fuerza, unas ganas, una pasión... ¡Qué mina!" Frida Kahlo: icono de un México tormentoso, pasional. Imagen-fuerza de un país poblado de boleros con historias de desencuentros amorosos y cruces entre la política y el arte. Ciudad donde la plaza central (el Zócalo) se va hundiendo varios centímetros por año y apareciendo, casi como un maleficio, la cultura azteca ancestral. Aquella que también Frida Kahlo, vestida con los trajes típicos de las tehuacanas, intentó dignificar en medio de los grandes salones norteamericanos y europeos.
Así se fue imponiendo, con el cuerpo roto. Con la integridad y las contradicciones de los elegidos.
Volvió y fue una moda
MEXICO, D. F.- La fridamanía no tiene fin, aunque en México "la moda Kahlo ya pasó", aseguran en el Museo Diego Rivera, sitio donde vivió la pareja entre 1934 y 1941.
El mito Kahlo comenzó a los pocos años de su muerte y se expandió rápidamente hacia otras ramas del arte. En 1958 se estrenó "Tierra", un ballet sobre Frida a cargo de Elena Noriega, en el Palacio de las Artes, de Ciudad de México.
En 1970, su figura saltó al teatro Diego Rivera con una obra escrita por Federico Inclán llamada "Frida Kahlo", con Stella Inda como protagonista. En esa puesta, la actriz argentina Betty Catania hacía de María Félix.
En teatro, Jesusa Rodríguez presentó "Trece señoritas". La actriz interpretaba ciertos detalles iconográficos de varias pinturas. En 1985, María del Carmen Farías y Abraham Oceransky representaron "Las dos Fridas". El mismo año, su presencia llega al mundo musical con "Canto de amor, vida y esperanza, para Frida Kahlo", obra sinfónica dividida en cuatro movimientos que se estrenó en Estados Unidos.
En Alemania, Kahlo pasó a ser una figura emblemática. Quizás uno de los motivos tenga que ver con su ascendencia (su padre había nacido en la ciudad de Baden-Baden). "Muchos grupos de lesbianas y feministas la tomaron como bandera", sostiene la actriz María del Carmen Farías.
El marketing En 1990, Kahlo invadió Nueva York. Al mismo tiempo que se presentaban exposiciones suyas en el Museo Metropolitano y en la Academia del Diseño, las chamarras de cuero y remeras con sus autorretratos se convirtieron en señal de lo fashion. Las misma remeras que hoy, en pleno Barrio Rosa de la Ciudad de México, se venden a 6 dólares.
Sin embargo, la imagen de Kahlo no era novedosa para Manhattan. Desde 1985, en el desfile de Halloween que se desarrolla en el Village, suele aparecer mucha gente vestida como Frida, y cerca del Lincoln Center existe una tienda llamada Mythology, en la que pueden adquirirse objetos adornados con sus pinturas. Su imagen pasó a cotizarse y el merchandising extendía sus tentáculos. Como dijo la actriz Jesusa Rodríguez en una reciente actuación en la que representaba a Frida: "Me han transformado en un objeto de venta como el Pato Donald".
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