En busca de nuevas audiencias

Creado según sus propios organizadores con un espíritu "didáctico e innovador" tendiente a interesar a jóvenes generaciones de público y formar así nuevas audiencias, se presentó la semana pasada la primera edición del Festival Konex de música clásica. La innovación fue propuesta básicamente para niños e instituciones educativas a través de un programa de actividades complementarias (espectáculos infantiles, encuentros de experimentación con instrumentos, charlas introductorias, etc.), cuya ambiciosa vocación ha sido resumida por los productores del así llamado "evento interactivo", en la síntesis cuantitativa de "60 actividades en seis días".

Entre esas actividades había sido anunciada una gala lírica de canto y piano, dedicada a Verdi y Puccini, a cargo del gran tenor Darío Volonté y su esposa, la mezzosoprano franco-yugoslava Vera Cirkovic, que debió modificarse a último momento debido al fuerte estado gripal que atravesaba el cantante, quien canceló su actuación. Se cambió el programa, desde luego, y se sacrificó casi la mitad de la extensión de éste. El lugar de Volonté lo asumió Enrique Folger, tenor de reconocida trayectoria, que ofreció el mayor de sus esfuerzos al reemplazar "a uno de sus más admirados colegas". Ese esfuerzo consistió no sólo en subir al escenario sin ensayos, sino también en una importante cuota de simpatía compensando lo improvisado de la situación. Entre las piezas ejecutadas por el tenor se escucharon varias arias de Puccini (de La fanciulla del West, Butterfly y Tosca), el Improvviso de la ópera Andrea Chénier, de Giordano, y un par de canzonettas italianas ("Core ingrato" y "O sole mio"), con bello timbre, luminoso y agradable; con seguro y denodado dramatismo. Y si una de las características de este formato de conciertos es la fluidez en la comunicación con el público, pues Folger dominó ese aspecto con éxito y espontaneidad. Por su parte, Vera Cirkovic (quien también se excusó por su incipiente gripe al final del concierto) interpretó la "Habanera", de Carmen, canciones de Puccini y Verdi, el "Summertime", de Gershwin y, "La vie en rose", que fue su mejor momento y mostró que resulta también su más apropiado repertorio: la chanson del siglo XX como género (canción cantada en francés), que se conjuga con su color y tipo de voz, con la dicción natural con que domina el idioma, el tono de la media voz y sus matices, y hasta incluso su propia presencia escénica, entre la sensualidad y la melancolía. La platea premió a los artistas y celebró el inesperado programa.

En cuanto al festival en sí, es de augurarse para sus futuras ediciones tanto el afianzamiento de una buena organización como la continuidad de sus loables fines educativos. Los resultados se medirán en el tiempo. Mientras tanto, algo es seguro: en una Argentina cada vez más carente de valores para la convivencia, toda iniciativa musical ya representa un mérito en sí misma.