Encuentro de dos virtuosos
Ambos compartieron uno de los momentos más explosivos de la historia del jazz, al lado de Miles Davis, en los años 60
La ciudad con más jazz en la región presenciará un concierto por demás interesante, el dúo del pianista Herbie Hancock y del saxofonista soprano Wayne Shorter, ambos compañeros del mejor de los quintetos que tuvo Miles Davis. Los llamaban "los virtuosos" y aquí presentarán su trabajo "1+1", en el cual revelan un espíritu de marcada carga introspectivo, música de emociones serenas.
Durante las entrevistas telefónicas mantenidas con La Nación anticipan un show que tendrá el alma del jazz, audacia y espontaneidad.
"Cada noche es un desafío distinto que mejora la calidad de la música", dijo Shorter.
Para Hancock, los shows de Buenos Aires les permitirán tomar la creatividad del auditorio.
Hancock y Shorter se presentarán pasado mañana, el miércoles y el jueves, a las 21, en el Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125.
Hancock, un prodigio del jazz
Herbie Hancock es un pianista de extensa cultura universal. Niño prodigio en 1951, con 11 años, interpreta el Concierto para piano en re mayor, de Mozart, con la Chicago Symphony Orchestra, y las críticas los colocan en un lugar preponderante en el futuro de la música clásica en los Estados Unidos, pero al artista le llama más la atención Oscar Peterson -del que transcribe sus solos- que cualquier otro pianista. Con 18 años toma la decisión y se convierte en un jazzman.
Tocó con Coleman Hawkins, Lee Morgan y Donald Byrd, quienes lo convencen de que viaje a Nueva York desde su Chicago natal. Ya en la capital del jazz, con 22 años, graba para el sello Blue Note "Takin´off", que contiene su gran éxito "Watermelon man".
"Con Shorter fuimos precursores en el desarrollo del jazz", afirma Hancock.
Su estilo es de fuertes contrastes dominados por la sencillez, preciosismo armónico y una mano izquierda de solidez comparable con aquel primer maestro de jazz: Peterson Ni bien suena el teléfono, atiende, y tras las presentaciones del caso comienza el diálogo:
-¿Recuerda su show en Buenos Aires en el tributo a Miles Davis, en octubre de 1992, con Tony Wiliams?
-No lo recuerdo de manera particular. Me acuerdo de que tocamos con Tony y Wayne, pero el show no lo tengo en mi memoria de manera especial. Recuerdo más la ciudad, con restaurantes abiertos las 24 horas.
-¿Qué siente que le dejó su paso por el Miles Davis Quintet?
-Cosas increíbles. Fue un período perfecto de mi vida. También para la vida de todos los músicos que tocaron en el grupo. Teníamos 20 años, excepto Tony, que tenía 17. Miles tenía 30 años y medio y ¡pensábamos que era un hombre viejo! Aún pienso que fue el momento para mí. Haber tenido este tipo de maestro, en un ambiente de gran inspiración.
Continúa: "Y en este ambiente, Miles fue el maestro perfecto para nosotros, sus discípulos. Nos animó a crear una solución a sus ideas musicales. El no nos dijo cómo tocar. Intentó siempre descubrir nuevas posibilidades para nosotros. Nos animó a crear algo nuevo. Nos enseñó a buscar otras posibilidades para hacer música. El nos dijo: "No se cuiden de ser perfectos. No se cuiden de cometer errores, sólo tenemos que pensar en ser creativos". Y creo que éste fue el mejor consejo.
Hancock señala que el trompetista respetó siempre lo que salió como música de cada miembro del grupo. "Nunca escuchó errores. Encontró siempre la manera de hacer funcionar las cosas. Tuvo un modo de tocar particular, que sólo un genio como él pudo hacer", señala Hancock, en busca de aclarar más aún la genial influencia que tuvo sobre sus músicos". Para el pianista quien sabe hacer de la música un arte tiene, adicionalmente, una suerte de actitud filosófica que se traslada a la forma de vida, lo cual da una máxima libertad.
-¿Entonces fue una experiencia muy importante también para su vida?
-Naturalmente, si tienes la autoconfianza de desarrollar cualquier situación musical o de hacer cualquier experiencia de vida, sólo entonces puedes buscar nuevos métodos de realización. Necesité de la visión del budismo. Yo practico el budismo. Con el budismo entendí la importancia de mi experiencia con Miles Davis y cómo influyó.
-¿Cómo es su relación con Shorter. Mantienen algo del espíritu de los sesenta cuando estaban con Miles Davis?
-Conozco a Wayne desde 1963, es decir, hace mucho tiempo, y en ese lapso participamos en grupos y proyectos diferentes. Fuimos una suerte de precursores en el desarrollo del jazz.
-¿El dúo fue una suerte de recreación del Miles Davis Quintet?
-Sí, eso es correcto. Wayne también es mi mejor amigo. De todos los músicos vivientes, él es el que yo respeto más. Sí, él es uno de mis tres compositores preferidos. El primero es Stravinsky; después Ravel, y el tercero, Wayne Shorter. También sé que es el mejor saxofonista del mundo. El es más que un músico, supera lo estrictamente interpretativo o de composición.
-¿No siente que el público esperaba algo más de su reunión con Shorter?
-Nosotros no estamos limitados a una estructura armónica especial o a una estructura de ritmo especial. En otras palabras, podemos cambiar el ritmo, vamos de lo veloz a lo lento y no tenemos ningún ritmo. El motivo es que no tenemos un baterista que nos dé el tiempo. Esto nos da mucha flexibilidad y más oportunidades para mí. Pero esto implica también muchas dificultades para el público. Es así. Es el riesgo que se corre con un desafío. Respecto de la aceptación del público, depende en mucho de la fuerza de entendimiento con Wayne. En verdad, creo que todo depende de nuestro entusiasmo.
-¿Qué busca en su trabajo de recreación de nuevos standards?
-Lo que me gusta hacer es buscar caminos nuevos para recrear temas de otros. Un tema escrito por otro es sólo el ejemplo de una idea, y al hacerlo siento que tengo la responsabilidad de intentar descubrir el corazón de la canción y de reinterpretarla de otra manera, aunque utilice elementos del tema original. Los reconstruyo de una manera nueva y provocativa, naturalmente utilizando mi propia capacidad creativa en el proceso de reconstrucción.
-¿Qué se puede esperar en sus shows en Buenos Aires?
-Wayne Shorter y yo hemos hecho el álbum "1+1". Vamos a tocar mucha música de este álbum. Pero también temas más viejos. Estamos muy contentos con esta experiencia. Esperamos ser parte del proceso artístico junto con el público. Esperamos sentir desde el escenario la creatividad de sus vidas.
Más leídas de Espectáculos
"Tengo un acta de nacimiento trucha". La incansable búsqueda de Daisy May Queen por dar con el paradero de sus padres biológicos
Gran Hermano. Bautista obtuvo un polémico benefició tras el llamado del teléfono rojo
“Fue muy frustrante". Tori Spelling y Shannen Doherty eran “como hermanas”, pero de un día para el otro dejaron de hablarse