Tras un gran recital de Las Pelotas, Die Toten Hosen desató la fiesta en clave punk rock.
El primer gran número de la noche fue el de Las Pelotas. Alejandro Sokol, Germán Daffunchio y compañía mostraron una performance sólida, con un repertorio fue llegando al final de un modo natural, sin forzar ninguna de sus piezas. De esta manera, apoyaron en la arena lo que también presentaron en formato de CD - Show -, en una etapa de tránsito hacia un nuevo disco que los vuelva a afirmar como una de las bandas más interesantes del panorama argentino. A pesar de que ellos digan cosas como las de hoy. “El éxito no es algo muy lindo”, afirmó Daffunchio en la conferencia de prensa posterior al show, como un verdadero outsider aún en el centro de la escena.
“Muchos mitos” y “Hoy me desperté” hicieron de puntapié inicial del set pelotero. Sokol se enfundaba en una remera que imitaba el ropaje de Pedro Picapiedra y Daffunchio escondía su calva bajo una peluca despareja y sus ojos detrás de unos lentes de sol, como dos rockeros bizarros escapados del programa Todo x $ 2. “Nosotros lo único que queremos es tener glamour”, confesó el pelado. Promediando el show, el baterista Gustavo Jove se sumó al desfile, luciendo una careta del presidente Bush que provocó una epidemia de chiflidos.
El show comenzó su etapa final a ritmo de reggae, aunque “Solito vas”, “Saltando” y “Me fui” fueron canciones aisladas dentro de la lista. Se trató, en líneas generales, de un recital en down tempo, relajado, en el que incluso Sokol llegó a hacer una contra-arenga, pidiendo a sus fans que no gritaran.
Las últimas melodías fueron las de “Será” y “Shine”, dos hits que hicieron vibrar el suelo de Obras. Eran de esos temas que entusiasman, incluso a los que están de paso. Para despedirse, Daffunchio agradeció a los vecinos por las denuncias venideras y pidió que en las próximas elecciones los voten. Una opción mucho mejor, seguro, a George W. Bush, el careta Capitán América.
Una melodía deudora de Europa del Este, digna de Emir Kusturica, dio paso al esperado set de Die Toten Hosen. Campino es para sus fans argentinos como un novio que, una vez por año, viene a visitar a su amor a distancia, sabiendo que va a ser tratado como un rey, y con euros para gastar. Entonces, por ese motivo, el show que ofrece no defrauda, por más que todos sabemos como va a ser.
Luego de un par de clásicos suyos y de “Song # 2” de Blur, el cantante arremetió: “Esta canción es para todos los tenistas argentinos, que se drogan mucho”, y sonó “Cocaine in my Brain”, que incitó el primer pogo importante de la noche. Luego Brattie (uno de los guitarristas) realizó una mención a la tragedia de Cromañón sin ninguna pizca de demagogia, y provocó una sentida ovación.
Un fragmento de “Guantanamera” desembocó en “Cunt in the Mirror”, y enseguidita la gran sorpresa de la noche: una tremenda versión de “Uno, dos, ultraviolento” de Los Violadores, que dio por sentado que Campino no se olvida de Pil y Stuka, sus padrinos y mentores argentos.
Parecía que “Bommerlunder” era la tonada final, pero aún faltaba mucho. “Hang on Sloopy”, “All Die Ganzen Jahre” (cantada por un chico del público que cumplió su sueño, y se arrojó a la gente al finalizar el tema), “Should I Stay or Should I Go?” (interpretada por el cantante de Beatsteaks), “Blizkrieg Bop”, “Bonnie and Clyde” y el final con “You´ll Never Walk Alone”… Los Hosen fueron la banda punk perfecta para animar cualquier fiesta, y estuvo bien que así sea.
Notas relacionadas - Día 9:
Más leídas de Espectáculos
“Qué fácil se olvida”. Calamaro cuestionó la marcha universitaria y la comparó con el aislamiento de la pandemia
"Es injusto vivir así". La angustia de la conductora de TN Roxy Vázquez al relatar cómo fue el asalto que sufrió su hijo en Palermo
"Nunca me sentí un privilegiado". Las famosas estrellas de Hollywood que son familia y quizá no lo sabías