Hernán Birencwajg: "El canal se encuentra en rojo"
En medio de la crisis, el gerente general de El Nueve explicó los cambios y el futuro de la emisora
La presentación en procedimiento preventivo de crisis de Canal 9 encendió una vez más una luz de alarma en la industria de la TV abierta y de los medios en general, ya que las radios tampoco son ajenas a las dificultades económicas.
"Necesitamos hacer cambios para flexibilizar la producción, ya que tuvimos una caída muy fuerte de los ingresos", sostuvo Hernán Birencwajg, gerente general de Telearte-Canal 9, en una charla sobre el futuro de la televisión que organizó la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas (ATA) en un hotel de Retiro. El directivo habló con LA NACION sobre el presente y sus planes a futuro. El canal cumplirá 59 años en 2019.
-¿Cual es la situación de El Nueve y cómo se llego a esto?
-El canal se encuentra en rojo. Este año vamos a tener una pérdida del orden de los 120 millones de pesos [el principal ingreso de Canal 9 es la publicidad, que se redujo un 30% este año], y enfrentamos un 2019 con un problema muy serio. La realidad es que sabemos lo que tenemos que hacer en el futuro, lo que pasa que para realizar esa tarea tenemos costos muy grandes que no aportan al resultado final, producto del atraso que tienen los convenios colectivos respecto de lo que es la tarea televisiva hoy en día. Estamos pidiendo, básicamente, una reconversión de la forma en la que se trabaja. Para ser viable, la empresa debe enfrentar una reconfiguración de industria que tiene que ver con un nuevo tamaño, mucho más chico de lo que era hace diez o doce años atrás.
-¿Por eso se llegó a este procedimiento preventivo de crisis?
-Exactamente.
-En 2017 había más enlatados y este año apostaron por la producción nacional. ¿Les jugó en contra el cambio?
-No, jugó a favor. Nos mostró el futuro. El canal tuvo un enorme crecimiento en rating y lo que mostró es que la televisión como medio tiene un futuro. Lo que pasa que los contenidos enlatados, por lógica propia de las nuevas tecnologías, están migrando a Netflix, a Flow, a plataformas que te dan la oportunidad de verlos donde quieras, cuando quieras y a partir del capítulo que quieras. Lo que habíamos visto en 2017, y por eso la reconfiguración, es que el entretenimiento, el interés general y las noticias son el producto nativo de los canales de televisión.
-También apostaron a ciclos de espectáculos o magazines, como Confrontados, Todas las tardes y Hay que ver.
-Exactamente. Lo que hicimos fue escuchar lo que nos estaba diciendo la audiencia. Levantamos cinco horas de enlatados y los reemplazamos por cinco horas de vivo, en diferentes formatos. El problema es que eso implicó un gasto adicional en programación del orden del 80 por ciento. La apuesta funcionó hasta junio, donde el país estaba muy receptivo a tomar estos resultados. De mitad de año para adelante, el mercado publicitario tuvo una reducción del orden del 30% y la verdad que nos encontró en la mitad de un cambio muy profundo. Eso nos obliga a tomar decisiones: en primer lugar, en aquellas áreas en las que la nueva televisión no le encuentra lugar.
-Se hablaba de que a fin de año cerraría el departamento de escenografía, un sector que funciona en todos los canales y que sería tercerizado.
-Yo tengo talleres de armado de escenografías, no de escenografía en sí mismas, ya que hoy todas las escenografías se hacen con plasma. Yo tengo dos grandes plasmas y lo que hay que hacer son pequeños ajustes alrededor de esos plasmas. No puedo mantener un área en la que trabajan quince personas porque no la necesito. Hace tres años teníamos la posibilidad de reconvertirlo. Hoy, lamentablemente, ya no tenemos ese espacio.
-¿El taller de escenografía es uno de los puntos en discusión?
-A Combate lo tendríamos que haber levantado hace dos años por los resultados de rating. Y por presión del sindicato no lo pude levantar. Entonces, la realidad que para el programa había dos destinos: lo podría haber levantado y reemplazado por otro programa o podría haber cambiado parte de su producción para ver si llegaban ideas nuevas.
-En el camino, la producción pasó a ser el ciento por ciento del canal y no ya de una productora.
-Sí, una vez que paso a ser totalmente del canal, por imposición del sindicato, yo no los puedo despedir. Y despedir no significa dejar a la gente sin trabajo; significa muchas veces reemplazar un puesto por otro. Esto es un negocio de creatividad. Y a veces lo que hacen falta son ideas nuevas.
-Otra de las cosas que se decía era empezar a reemplazar camarógrafos por cámaras robóticas...
-No, eso no está en discusión. El problema no esta en las cámaras: la cámara live-view te permite que un camarógrafo pueda transmitir directamente al aire sin la necesidad de un camión de exteriores. Por supuesto otorga una enorme versatilidad. La televisión abierta empieza a atender lo que sucede alrededor de tu casa, en relación a las noticias, al interés general, el entretenimiento local, y pasa a ser fundamental tener mucha, pero mucha presencia en la ciudad. Yo no puedo tener diez camiones de exteriores, porque el tamaño de la industria no lo permite y el tamaño del canal, menos. Ahora, si tengo dos camiones de exteriores a los que tengo asociados 32 personas, ahí es donde necesito hacer un cambio.
-Cuando se habla de la presión de los sindicatos, ¿se está llevando a cabo una negociación?
-Sí, la negociación con el sindicato gira sobre tres ejes. Se habla solamente del potencial de despido, donde no nos ponemos de acuerdo, y la realidad es que en el procedimiento, en el detalle, hay tres cuestiones. Uno, el canal no puede afrontar los aumentos paritarios que se están discutiendo. Dos, planteamos un cambio en la forma en que se trabaja para poder ser más eficientes, producir más. Lo último es una reducción de la planta, que será cuando termine el procedimiento.
-¿Cómo encararán 2019?
-El negocio de la TV abierta va a seguir funcionando, como le ha sucedido a la radio, pero probablemente haya una reconversión a un nuevo tamaño para industria.
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