Investigadores con alto rating
Desde julio, el equipo que se desprendió de "Telenoche" trabajó sobre casos resonantes, que tuvieron eco en la Justicia.
Cada miércoles, cuando María Laura Santillán y Juan Miceli llegan a la pantalla de Canal 13, reanudan un rito que empezó a prepararse en enero: el de la sorpresa. Aún para ellos mismos -y para los otros 23 que integran el equipo de "Telenoche investiga"-, los informes que llevan adelante son sorprendentes.
"Este es un programa que nos mantiene con las cejas levantadas desde que empezamos", intenta definir Carlos de Elía, gerente de noticias de la emisora. Y no es para menos: muchos de los 39 casos que ya aparecieron en la pantalla tuvieron alguna repercusión judicial. Y en todos los casos, bastante público: los 17 puntos de rating promedio (más de dos millones de personas) que alcanzan cada semana, a las 23, parecen la mejor muestra de que la platea está pendiente de los engaños nuestros de cada semana.
Pero lograr esa sorpresa no es una tarea sencilla. Hasta el año último, "Telenoche investiga" era sólo una sección del noticiero "Telenoche", y como tal aparecía muy de vez en cuando. "La idea original, cuando creamos esta sección, era tomarnos los temas con más tiempo. Después, empezamos a generar temas propios, y luego se sumó la cámara oculta", resume De Elía. Y en ese resumen condensa la historia de la pequeña sección que terminó transformada en "Telenoche investiga. El programa", un ciclo semanal de una hora, que está en el aire desde el 26 de julio último.
Lo cierto es que desde sus comienzos, en 1994, cambiaron algunas cosas más que el título. Además del hecho de que Santillán y Miceli se convirtieron en las caras del ciclo, tener tres investigaciones por semana es bastante más complicado que aparecer sólo de vez en cuando con un caso polémico.
Detrás de la lupa
Obviamente, como primer paso de esa reconversión, se sumó más gente. Miriam Lewin, Sergio Elguezábal (coordinador del equipo de investigaciones), Luis Otero, Santillán y Miceli son las caras visibles del equipo que comandan el productor ejecutivo, Federico Cuervo, y el productor periodístico, Ricardo Ravanelli. Detrás de ellos, hay un numeroso grupo de periodistas y productores que se ocupa de armar el ciclo, cada miércoles.
En ese plan, para cuando un tema llega a la pantalla, casi todos los cabos han quedado atados. Pero prácticamente ninguno de ellos se resuelve en siete días. Antes de que la historia, con sus implicados, sus testimonios y sus pruebas, aparezca en la vidriera de la tele, hay que unir muchos cabos sueltos. Cabos que llegan mediante denuncias telefónicas. Por correo. Por Internet. O que comienzan como una duda metafísica en la sala de reuniones del "Investiga", como ellos lo han apodado.
Uno de esos casos fue aquel informe destinado a poner a prueba los famosos productos del "¡Llame ya!". "Claro, yo me preguntaba todo el tiempo por qué si existen esas maravillas, que son tan baratas, seguimos necesitando del dietólogo, del chapista o de lo que sea", se burla De Elía, ideólogo no sólo de ese tema, sino también de la transformación de "Telenoche investiga" en ciclo semanal. Resultado de aquella investigación: casi ninguno de los productos cumplía con su promesa.
Del corrupto al consumo
Los temas de consumo en particular marcaron otro de los cambios del programa. "Ahora abarcamos una temática más amplia que la de antes, cuando sólo era una sección. Antes llevábamos una cámara oculta al corruptito de turno. Algo que dicho así suena muy fácil, pero no es una tarea sencilla. Ahora sumamos consumo, ecología, salud, y los temas históricos", dice De Elía.
El temario más amplio les dejó como ganancia otra audiencia. Al menos, cada miércoles, cuando termina el ciclo y alguno de los periodistas se sienta a chatear frente a la computadora, se encuentra con un público interesado en los detalles. María Laura Santillán, por ejemplo, cuenta que el último miércoles, después del programa en el que se hizo la denuncia de los transformadores con refrigerante PCB en la Capital Federal, 200 personas intentaron chatear con ella a la medianoche. Y todas estaban interesadas en las consecuencias del PCB sobre la salud.
"Cada vez que sale en pantalla un tema de consumo, llama mucha gente por teléfono. O se conecta a Internet. Y se entiende que sea así -dice el productor ejecutivo, Federico Cuervo-. Si uno muestra a cinco policías de la provincia coimeando al dueño de una bailanta, la gente lo mira desde afuera. Pero si uno habla de juguetes dañinos para los hijos, del PCB, de las pastillas que suelen dar algunos médicos para adelgazar, o de los gérmenes que hay en lugares comunes, la cosa cambia. La gente se siente afectada en lo personal y se comunica para tener más detalles o agradecer el informe". Además del contacto, la Red también parece un buen camino para las denuncias. "El teléfono y el correo son importantes. Pero la mayor parte de las denuncias que hace la gente viene por Internet. Y es muy interesante comprobar el nivel de precisión que tienen", se suma De Elía.
El camino de las cámaras
Lo cierto es que una vez que el caso llega a "Telenoche Investiga", la máquina empieza a andar. Pero no hay tiempos estimados para una investigación, coinciden De Elía, Santillán y Cuervo. "Hay casos que pueden llevarnos meses. Otros que salen inmediatamente", dicen. "El de esclavas de San Miguel -por ejemplo- llevó mucho tiempo hasta encontrar el modo de entrar en el lugar. Y la investigación sobre la Uocra nos llevó cuatro meses. Pero también nos ha ocurrido que en el momento en que finalmente estamos frente a la situación la cámara no funciona. Lo interesante es que no es necesario que lo mostremos todo. Los transformadores con PCB, por ejemplo, son 70 y no podemos mostrarlos todos porque no hay tiempo. Pero la gente sabe que eso es cierto", ejemplifican.
Más allá del tiempo, hay que decidir de qué manera se va a encarar el informe: si hay necesidad de cámaras ocultas o si todo puede hacerse a cara limpia. En general, aunque "Telenoche investiga" y las cámaras ocultas parecen parientes cercanos, la producción prefiere separar los tantos. "La cámara oculta no es el eje. Muchas veces nos da la frutilla de una investigación, pero no basamos el programa en las cámaras ocultas", sostiene De Elía.
El productor ejecutivo agrega algunos datos más. Aunque es imposible saber quién es el que está detrás de la cámara oculta (por seguridad y porque restaría efecto), Cuervo aclara que "nunca son actores. Aquí, todos los que trabajan son periodistas".
En todo caso, parece verdad que todos trabajan a la par. En el cuarto piso de la emisora, los 25 integrantes de programa se reúnen cada semana para saber cómo marcha la tarea. Allí, todos comparten las ideas. Y las discusiones también. La propia Santillán asegura que esos días se pueden quedar horas "discutiendo cómo se hace una nota". O si es necesario el uso de la cámara oculta. Cuervo sostiene que en general, ese tema genera debates que van desde las posiciones éticas a la seguridad del que le toca ponerse detrás de la cámara.
Pero una vez que los entredichos pasaron, nadie se queda de brazos cruzados. Y nadie tiene coronita. El jueves último, por ejemplo, Santillán llegó al canal a las 9. Y tras pasar por una reunión de producción y por la sala de maquillaje, la conductora se tomó un helicóptero para cerrar una de sus investigaciones. Y Miceli no pudo estar porque aún no había regresado de otro viaje que lo tenía en el interior del país.
Para Santillán, semejante ritmo no tiene nada de extraño. "No sé trabajar de otra manera que no sea participando. Disfruto de la preproducción, de la cocina de un programa. Yo me siento una cronista. Y la verdad es que después de siete años de estar encerrada en un estudio (conducía "Causa Común"), extrañaba la calle". Ella, como el resto del equipo, apenas pasa por el canal. Ya es mediodía. Faltan unas horas para que el programa recomience su rito. Y todos salen a la caza del próximo tema.
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