Jazz al sur: una guía con las más recientes producciones de la renovada escena local
El flamante proyecto de Adrián Iaies y las publicaciones de Escalandrum y Real Book Argentina conviven con los nuevos baluartes de una movida que atraviesa un gran presente
Tanto jazz que suena y uno ni se entera por estar siguiendo el trending de los videos más visto en YouTube o las escuchas en Spotify. Hay un mundo fuera de estas plataformas y una producción más que interesante, con discos que se están publicando en el segundo semestre de este año. En nuestro país no hay que dejar pasar ediciones recientes de músicos y grupos consagrados en el jazz local y algunos lanzamientos de artistas más jóvenes que darán que hablar.
Si el año había comenzado de la mejor manera, con álbumes como Lentes, de Juan Cruz de Urquiza, las ediciones de Escalandrum, Real Boook Argentina y el Colegiales Trío sirven para empezar esta guía de novedades del jazz vernáculo. Además, en algunos álbumes se exhibe cierto "clasicismo" (dejemos esta palabra entre comillas) que no hace otra cosa que demostrar que existe un modo actual de expresarse a través del jazz en el Río de la Plata sin necesidad de buscar la novedad por sí misma ni de seguir tendencias que suceden lejos de casa.
En ese sentido, los discos de Escalandrum y la nueva publicación del Ensamble Real Book Argentina tienen algunos puntos de contacto.
Luego de varias producciones dedicadas al tango piazzolliano y a los experimentos con la música clásica y contemporánea argentina, la banda que encabeza Pipi Piazzolla volvió a esos álbumes en los que se impone la composición propia y, además, una manera de sonar que va más allá de qué tan ocurrentes o transgresores puedan ser los arreglos. Si viajaron miles de kilómetros para grabar en los estudios de Abbey Road, habrá sido para buscar, además de una mística y cumplir con algún sueño personal, un sonido en particular. Sin duda, Studio 2 es un disco en el que sobresale, a partir de esas composiciones propias, un sonido singular, el trabajo grupal y los destaques individuales del sexteto que desde hace casi dos décadas comparten Mariano Sívori, Gustavo Musso, Damián Fogiel, Martín Pantyrer, Nicolás Guerschberg y Pipi Piazzolla.
Se privilegia el sonido puro que sale de dentro del grupo, lo más representativo del sexteto (con esas tres cañas tan originales y el color tan local, con leves pinceladas tangueras), por encima de cualquier proyecto programático, como podría ser la obra de Ástor Piazzolla en un espectáculo junto a la cantante Elena Roger. Y no cabe duda de que cuando busca dentro de sí (tanto por las composiciones como por la manera de sonar) se redescubre. No hay muchos de su especie por estas pampas; quizás una historia similar habría tenido el extinto Quinteto Urbano (que fue contemporáneo de Escalandrum) si hoy estuviera sobre los escenarios.
Así como Studio 2 podría referir con toda certeza a una manera de hacer jazz en este sur del mundo, durante la segunda década del siglo XXI, Línea de tiempo, del Ensamble Real Book Argentina, manifiesta ese mismo sentido, pero desde otra perspectiva. Es una manera de contar desde el presente la historia del jazz en la Argentina. De ahí que el ensamble creado a partir de un catálogo de obras nuevas trace recorridos de los últimos setenta años. Si bien este proyecto se abre a músicas de distintas vertientes, el disco Línea de tiempo es bien jazzero y muy clásico. El método fue el mismo para todos los temas: se eligió una pieza (de Sergio Mihanovich, por ejemplo), la tomó un arreglador de este colectivo musical y luego se interpretó con los instrumentos del ensamble que conformaron dentro del estudio Esteban Sehinkman, Bernardo Monk, Juan Cruz de Urquiza, Santiago de Francisco, Lucio Banduini y tres escalandrumes (Piazzolla, Sívori y Musso). El disco mantiene una identidad desde la introducción que Balduini hace con su guitarra para el tema de Oscar Alemán "Hombre mío", o el swingueado de "Querido Bill", de Manuel Fraga, hasta el latin psicodélico que atraviesa "Playero", de Tomás Sainz.
Made in Colegiales
El abordaje que el pianista Adrián Iaies hace, durante las últimas décadas, de algunos de sus proyectos tiene que ver con un modo de conectar el jazz con el tango y el folclore argentino. Últimamente sigue muy concentrado en un proyecto que quiso encarar junto al percusionista Facundo Guevara. Dos años atrás tocaban en formato de cuarteto, junto al bandoneonista Martín Sued y el contrabajista Ricardo Cánepa, algunos standards del tango y el folclore argentino más alguna pieza de Iaies. El proyecto se fue depurando hasta llegar a un disco recientemente editado, La paciencia está en nuestros corazones, con el Colegiales Trío, que incluye a Guevara, por supuesto, y a la contrabajista colombiana Diana Arias.
Iaies, que es un obsesivo del jazz, que puede sentirse identificado con el straight-ahead, que destinó horas de su juventud a hacer girar los vinilos en las bandejas solo por unos pocos compases, para frenarlos y anotar cada nota que allí sonaba de los grandes pianistas (para así descubrir sus secretos), al momento de componer elige aires de chachareras y zambas. Cuando sube a un escenario muchas veces lleva al terreno del jazz algunos clásicos de la música popular argentina. Con este trío, con este disco, todo eso es mucho más concreto, aunque no necesariamente explícito, porque no eligió temas famosos, fácilmente reconocibles por el oído, sino una producción totalmente propia. Más allá de la melancolía típica que suele estar en la obra de Iaies, el aire de chacarera que eligió para ubicar en el tercer track o el tema que le dedicó a Guevara y que aparece en el sexto tema son las mejores síntesis de hacia dónde va este álbum made in Colegiales.
Otras músicas
A Saidera Orquesta está activa desde 2009. En los últimos años ha ampliado su repertorio, y si bien tiene más del Brasil festivo que de las big bands norteamericanas, cuenta con la originalidad creativa del jazz. En el último tiempo amplió su espectro, por eso es que quienes escucharon su disco Sotaque ahora podrán encontrarse con una orquesta de 16 músicos totalmente renovada en cuando a repertorio. Para su nuevo disco, Sur, no solo se animan con un popurrí de Hermeto Pascoal, sino que los músicos también eligen temas del jazz, el candombe, la música del Litoral argentino o el noroeste y convocan a sus compositores para interpretarlas con la orquesta. Una rareza: "Grito santiagueño", de Raúl Carnota. Una de las perlitas: quedó reservada para el final, se trata de "La moto", del genial Leo Masliah, brillantemente interpretada por Darío Jalfin, como invitado.
El baterista Ernesto Zeppa publicó en trío, con el pianista Hernán Lugano y el contrabajista Juan Pablo Navarro el disco Aires con memoria, con un repertorio casi íntegramente dedicado a composiciones de Lugano. Rewind & FF es el buen primer disco del guitarrista Martín Iaies, junto a Andrés Tarditti (saxos), Mauricio Cardona (batería) y Andrés Chirulnicoff (contrabajo). Los temas son todos de Martín. También por temas originales está integrando el disco La palabra no dicha, del pianista Julian Solarz. Lo acompañaron en este álbum Frido Ter Beek (saxo alto), Patricio Bottcher (clarinete bajo), Hernán Cassibba (contrabajo) y Nicolás Politzer (batería). Las yapas no propias son un tema de Charly García y otro del miniaturista catalán Federico Mompou (de hecho, la introducción del tema siguiente, que es de Solarz, también podría ser un guiño a la obra de Mompou, lo mismo que el título del CD). Luego de cumplir medio siglo en 2016, la Porteña Jazz Band registró a fines del año pasado el disco Cincuenta años después (Early jazz), que publicó recientemente.
En cuanto a los discos cantados, también hay voces femeninas que aportaron sus novedades. Después de tomar otros rumbos, Ligia Piro armó un disco jazzero, Love, con temas de Duke Ellington, Cole Porter y Sergio Mihanovich. Pero no faltan canciones de Amy Winehouse y Dominic Miller. Por su parte, Inés Estévez publicó Nude, junto a Magic3, el grupo que integran Mariano Agustoni (piano), Ezequiel Dutil (contrabajo) y Javier Martínez Vallejos (batería).