Koki y Pajarín, como dos pájaros en el aire
Bailarines casi por tradición familiar, estos dos santiagueños se mueven al compás de la chacarera
Koki y Pajarín Saavedra son santiagueños. Y bailarines del folklore.
"Es parte de la tradición familiar", dice Pajarín, que toma la palabra en representación del dúo.
Koki escucha a su hermano. Asiente o rubrica sus pensamientos con acotaciones de su propia cosecha.
"Nuestro padre es Carlos, de 67 años", prosigue Pajarín. "El es el pope de la danza folklórica moderna en Santiago, junto con nuestro tío Juan."
-¿El Chúcaro plasmó sus coreografías antes que ellos?
-El Chúcaro fue casi contemporáneo de papá y del tío Juan en el hecho artístico de la renovación. El Chúcaro siempre actuó con su ballet. En cambio, los Saavedra fueron solistas, bailarines y zapateadores. Los dos son transgresores. Los dos abrieron las puertas de la danza hacia otras dimensiones.
-Y ustedes parten de ellos...
-Exactamente. Ellos son nuestro punto de partida en danza.
- Pero ustedes evolucionaron no en Santiago, sino en Europa.
-Sí. Ya portando el germen del cambio. La cuestión nuestra fue llegar a París. Allí estaba tío Juan, que ya había alcanzado su prestigio. Pero durante nuestra estada en Europa, hasta 1991, no nos quedamos todo el tiempo en París. También estuvimos cuatro años en España. Llegamos allí en 1978, en plena movida madrileña, con el reverdecer de todas las artes. (Fijate que hacia los 80, Gades funda el Ballet Nacional.) Allí, más que experiencia profesional, fue vivencial.
- vuelven en 1991...
-Sí. A Santiago. Y nos quedamos allí un año y medio. Después nos instalamos en Buenos Aires, tras juntarnos los cuatro Saavedra y actuar en Santiago y en Tucumán junto a Jacinto Piedra y Peteco Carabajal. Esa movida fue muy linda. Pero no la pudimos traer aquí. El proyecto contenía nuestra enriquecedora experiencia en Europa y las vivencias del reencuentro con la tierra. Con ese bagaje armamos el grupo...
-Bailan varios ritmos del folklore argentino con espíritu libertario en la coreografía...
-Hay una amplia gama. Incluimos zamba, chacarera, gato, escondido, cueca, chaya, huayno y una hermosa danza inventada por José Gómez Basualdo: el huayra muyoj (que significa remolino). Para cultivarlos importa decir de dónde vienen y adónde se instalan. Nosotros no desdeñamos la tradición. Pero estamos de acuerdo con vos con lo que dijiste de la cornisa. El riesgo no sólo es peligro; no sólo suicidio. También implica volar a partir de la profundización. Sabemos muy bien lo que estamos haciendo, incluso a riesgo de equivocarnos. Pero trabajamos a conciencia. En Europa vimos grandes bailarines y coreógrafos y compartimos, por ejemplo, la línea renovadora de Louis Falco (el de la coreografía de "Fama"). Con él tuvimos la extraordinaria experiencia, en Nueva York, de intercambiar la danza moderna con nuestras coreografías.
-Eso también los marcó estilísticamente...
-Incluso tomamos clases con él. Aprendimos, además de la técnica de la danza, que el cuerpo es un instrumento que debes conocer para dejar volar la inspiración y construir coreografías de modo ilimitado.
-Claro que está el límite de las coreografías originales...
-Así es. Nosotros nos tomamos libertades a partir de los textos, del lenguaje simbólico; es decir que reelaboramos la coreografía tradicional que conocemos y analizamos. Nosotros respetamos los pasos de esas coreografías y seguimos fielmente los acentos del ritmo. No apelamos a lo descriptivo, que es obvio, sino que partimos de lo sensorial. Además, en el folklore conviven muchos ritmos. Por ejemplo: en la vidala conviven la zamba, la chacarera y la cueca. Y en cuanto al zapateo, tenés que hacerlo bien. Consciente incluso de las síncopas del ritmo.
-Ese mago de la armónica, Hugo Díaz, sabía de libertades en los acentos y la gracia de la síncopa...
-Papá tocaba el bombo y bailaba en el grupo de Hugo Díaz...
-Entonces, allí está el secreto.
-Claro. Nosotros incorporamos esa percepción de Hugo Díaz. Eso forma parte de nuestras vivencias.
-Es como el volar de un barrilete, con los pies sobre la tierra.
-Esa es una hermosa imagen. Y es cierto. Ocurre con el Chango Farías Gómez, con Dino Saluzzi.
-Ustedes también cantan.
-Sí. Cantamos cosas escritas por nosotros. Incluso, tenemos la idea de editar un CD el año que viene. Y alentamos la esperanza de poder mostrar minuciosamente, en el 99, en un teatro grande, el fruto de nuestras ideas y nuestro trabajo.
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