La fiesta de Lauryn Hill
SAN FRANCISCO (El Comercio, de Lima/Grupo de Diarios América).- Citados para las 20, todos circulaban tratando de buscar la mejor ubicación en el Civic Auditorium de esta ciudad.
El calor aumentaba la expectativa que se vivía: 65 minutos después de la hora señalada, el volumen de la música subió. Se escucharon algunos acordes bluseros y una voz masculina empezó a interpretar un tema con aires de gospel.
Cuando los coros en favor de la libertad y de la lucha por alcanzarla concluyeron, diez músicos tomaron sus lugares: baterista, percusionista, pianista, tecladista, saxo, trombón y trompeta, dos disc jockeys, tres coristas y un rapper que animaba al público para convocar a la figura más importante de la noche, mientras en el fondo la escenografía reproducía los típicos casilleros de colegio que se ven en cualquier película sobre estudiantes.
Sin más preámbulos, con el cabello envuelto en un gorro de lana al mejor estilo rastafari, Lauryn Hill apareció en escena entonando "When It Hurts so Bad" ("Cuando duele tanto"). El auditorio parecía una sola persona, contoneándose al ritmo de la canción y coreándola con ella.
Sin parar
Era la primera aparición pública, en un concierto, de la nueva estrella de la canción después de su consagración en la fiesta de entrega de los Grammy, una semana atrás, cuando se llevó cinco de las estatuillas más codiciadas de los equivalentes musicales del Oscar.
En el escenario, Lauryn no se detenía. Las canciones se sucedieron una tras otra hasta llegar a "Fu-Gee-La", uno de los temas de "The Score", el exitosísimo álbum que Hill grabó con The Fugees antes de iniciar su carrera solista. Después de 35 minutos, Hill dejó el escenario en manos del rapper, uno de los miembros de Out Kast, su invitado especial para esta gira. Entre él y los disc jockeys los 20 minutos que la cantante demoró en volver ni se sintieron. Ellos rapearon y jugaron con la música con una facilidad propia de los que nacieron para hacerlo. Mientras los dos DJ se turnaban para dar vuelta a los discos sin parar, uno de ellos nos dejó boquiabiertos cuando se quitó la camiseta sin dejar de girar los discos.
Santana, invitado de lujo
Hasta que Lauryn, cambio de vestuario mediante, regresó al escenario para regalarnos "Ready or Not" ("Listos o no"), otro de los temas que popularizó junto a The Fugees, y de inmediato tuvimos la gran sorpresa de la noche con un invitado especial, Carlos Santana.
El guitarrista abrió su intervención con un tramo del "Concierto de Aranjuez", a modo de introducción a "To Zion", canción que Lauryn le dedicó a uno de sus hijos, nacido hace pocos meses.
Luego, en una especie de intermedio, Lauryn Hill se unió con los disc jockeys y el rapper para una suerte de competencia en la que desfilaron grandes temas de la música negra de los años 70 y 80 con los mejores exponentes de la época de oro del sello discográfico Motown, como Marvin Gaye y Stevie Wonder.
En el final llegaron dos temas del álbum "The Miseducation of Lauryn Hill" y la cantante se despidió del escenario. Pero volvió para dos bises: el clásico "Killing me Softly (With Its Song)" ("Matándome suavemente con tu canción"), cantado a coro por todos los presentes, y "Everything Is Everything" ("Todo es todo"), un suave tema con más blues que rap, donde hizo notar la vena artística que le hace componer canciones como "A rose is Still a Rose" ("Una rosa es aún una rosa"), escrita para el último álbum de Aretha Franklin.
Planes para una gira
SAN FRANCISCO (El Comercio, de Lima/Grupo de Diarios América).- "He recorrido todo el mundo, pero no he ido todavía a América latina. Me interesa mucho ir por allí. ¿Debo grabar en español y en portugués para llegar a la gente", se preguntó Lauryn Hill, después del concierto, en un breve encuentro con un grupo de periodistas.
Rodeada por un grupo de guardaespaldas y por su esposo, Rohan, hijo menor del legendario Bob Marley, Hill escuchó, sobre todo de boca de los cronistas brasileños, que por lo general su música se escucha en inglés y que el resto es sólo cuestión de tiempo.
"Estoy convencida de que los veré pronto en cada uno de sus países", dijo Hill al despedirse, dejando la sensación de que sus mensajes expresados en forma de rap y de hip hop pueden volverse universales. Ella, con su sonrisa, lo está consiguiendo.