La guardia nueva con aires tangueros

Promediaba la década del ochenta, florecían la primavera democrática y el rock nacional. Pedro Chemes, que ni llegaba a los 20 abriles, estaba fascinado por el tango. Era un bicho raro. Una década después, fue uno de esa generación tanguera de los noventa que apostó a esta música, se dedicó a investigar sus raíces y a refundarla o rescatarla de cierto olvido. El cuarteto de Pedro hacía su camino en solitario, pero dentro de un contexto más favorable para el tango.

Siempre con la violinista Mariana Gaitán (compañera de música y de vida) y junto a unos cuantos cómplices de sus proyectos publicó recientemente Tango y Origen, un álbum de dos CD y un DVD donde desarrolla su propia lectura de la historia del tango.

El otro disco es Aires, un trabajo grabado en cuarteto, con composiciones propias, en su mayoría, más un par de piezas de Piazzolla y Dino Saluzzi.

Pedro dice que ese disco es menos tanguero; sin embargo, el tango se cuela por todos lados, porque es una parte importante de su vida, desde aquellos años ochenta. "Son dos discos importantes. Con Tango y Origen pude sintetizar muchas cosas; en Aires está lo que quise decir con el lenguaje. Hay elementos de la tradición y otros que salieron de forma totalmente natural. Ni los pensé."

Los discos ya están ahí para ser escuchados y Pedro se sorprende ante cada devolución. "Una profesora de mis hijos me dijo que no podía escuchar el disco mientras hacía otras cosas. Tenía que detenerse a escucharlo."

A las posibilidades de escucha se suman esas mixturas de lenguajes. O, en realidad, cierta multiplicidad que se expresa de manera paralela. Porque Chemes también compone música contemporánea. "Mi mapa es más amplio que el tango. Creo que por una consecuencia natural. Hoy el mundo es muy amplio cuando uno se sienta frente a la computadora."

Pedro Chemes

Presenta su CD

Café Vinilo, Gorriti 3780.

Hoy, a las 21.