La internacional musical
Un grupo de artistas de cinco países trabajan en el proyecto que busca una unión entre la cultura europea atlántica y América del Sur
El calor es sofocante. Son cinco naciones en una sala de ensayo de Colegiales. Son nueve músicos ensamblados como un patchwork cultural de Gales, Uruguay, Galicia, Argentina y Escocia, todos tocando al unísono un ritmo celta de Glasgow que se funde con una mouriña gallega. Sin querer, están creando un nuevo territorio sonoro, otro mapa musical. La sesión termina con "Amándote" el candombe de Jaime Roos, versionado con la voz porteña de María Elía, un solo de mandonlina escocés, una base de gaitas escocesas y bouzuki y un pique montevideano. Después burbujas para el brindis.
Es la primera parada del programa Nexos, un proyecto que reunió a músicos de distintos países para desarrollar una experiencia de encuentro entre la cultura atlántica europea y América del Sur. Con el apoyo del British Council y Walles Arts, el ensamble estuvo ensayando tres días en Buenos Aires antes de nuevos encuentros en Gales y Escocia, donde tocarán en el reconocido festival Celtic Conections en 2016.
El grupo está conformado por la cantante y pianista María Elia y el bajista Fabián Martín, de la Argentina); Fernando Barroso que toca el bouzuki y el percusionista Xavier Diaz que son de Galicia; Finlay MacDonald gaitero y flautista y la violinista Megan Henderson vienen de Escocia y Jordan Williams y Gwilym Rhys en voces, guitarras, mandolinas y flautas, cruzaron el Atlántico desde Gales. El director musical es Daniel Lang, programador del Celtic Conections. Él es quien se encarga de juntar todas esas piezas, esos idiomas, esas identidades musicales diferentes, para unificarlas y que se conviertan en un diálogo sugestivo y sorprendente.
Los músicos están en ronda, como alrededor de un fuego, para mirarse, para observar qué toca el otro o esperar la señal justa para entrar. De un lado del semicírculo están los músicos galeses y escoceses con sus flautas, gaitas, mandolinas y violines. Del otro lado, los gallegos con el pandeiro y el bouzuki, el baterista uruguayo y la cantante y pianista argentina.
Fueron tres días en Buenos Aires, ensayando, conviviendo, cenando, conversando y paseando, pero alcanza para que se sientan como en familia. "Tocábamos desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde. La experiencia es fantástica, porque uno se marcha muy feliz. Cuando uno sale fuera de su casa y su hábitat se predispone mucho para absorber todo lo que lo rodea y parir cosas nuevas. Todo es nuevo. La gente es nueva. Entonces es más fácil que las músicas sean nuevas y todo fluya", cuenta el percusionista Xavier Díaz, conocido internacionalmente por integrar grupos como Berrogueto.
"La idea del proyecto era conectar Europa con América y ahí pasa Galicia por medio, así que en cierto sentido como la música tradicional gallega tiene que ver con los patrones rítmicos y melódicos de las musicas de las islas llamada celta todo encaja muy bien. A la vez Galicia tiene mucho que ver con América del Sur por la emigración, por las idas y vueltas de gaiteros que tocaban melodías de la Argentina. Al final somos un poco el nexo sin querer. Esa es la sensación", dice Fernando Barroso, el diestro intérprete del bouzuki.
"Estamos acostumbrados a trabajar con otros músicos y al final, no importa el idioma. Pero el contacto y tocar juntos es lo fundamental para que pasen cosas. Son experiencias que te marcan. Son diez horas al día conviviendo. No te dejan indiferente y eso te cambia", agrega el músico gallego Fernando Barroso, que nunca había venido a Buenos Aires y ya tiene saudades de la ciudad.
Todos se van esta noche. Se puede percibir el espíritu celebratorio del encuentro y la melancolía en aquellos que empiezan a despedirse de sus compañeros. "Ahora nos marchamos con una sensación familiar -dice Xavier Díaz-. Es como que nos encontramos con una familia que teníamos lejos. Esta gente ya forma parte de nuestra vida. Eso sí, ya es para siempre".
Para Finlay MacDonald -uno de los principales exponentes de la música tradicional escocesa, que combina las sonoridad de la gaita con la innovación- todo es diferente en Buenos Aires. Anoche habló con su esposa y en Glasgow había cero grado. En Buenos Aires la media es 22 grados. "Es la primera vez que toco con un grupo de músicos tan diferentes y de venir a participar de algo así en América del Sur. Esta experiencia me pareció especial".
-¿Por qué?
-La selección de los músicos fue particular porque todos disfrutan de la colaboración. No se trataba de lo que cada uno traía sino de los que hacíamos entre todos juntos. No había partituras sino que todo surgía en el ensayo. Ésa fue la diferencia. Fue todo muy orgánico. Lo más importante fue la conexión musical y la amistad que se dio entre todos.
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