La muerte liga a la danza
Espectáculo coreográfico. Festival Buenos Aires de Danza Contemporánea. Programa: "Muerte prevista en el guión", coreografía de Susana Tambutti; compaginación musical de Edgardo Rudnitzky sobre obras de Stravinsky, Adam, Bizet, Verdi y otros. Compañía Nucleodanza (Ana María Garat, Gabriela Prado y Paula de Luque), y bailarines invitados: Edgardo Mercado, Juan Pablo Sierra, Carlos Osatinsky, Gerardo Litvak y Fernando Pellicioli. Teatro Presidente Alvear.
Nuestra opinión: Muy bueno
Como broche de oro del Festival Buenos Aires de Danza Contemporánea, la coreógrafa Susana Tambutti presentó "Muerte prevista en el guión". Su idea habla de las grandes protagonistas femeninas del ballet y de la ópera. El punto de unión es que todas mueren, aunque esos dramáticos fines han sido claves para que estas heroínas sean sempiternas favoritas del público.
De algún modo, Tambutti quiso rendir homenaje a personajes eminentemente clásicos (excepto uno), cuyos decesos acontecen por males no curados, como le ocurre a la romántica dama de las camelias; por shock demencial, que provoca el fatal ataque al frágil corazón de Giselle; por violencia, como el asesinato de Carmen a punta de cuchillo; por un supuesto flechazo o tiro, que extingue la vida del majestuoso cisne, y por sacrificio, como ocurre con la Elegida de Consagración de la primavera.
Estos son los personajes, más en la visión de Tambutti no hay mucho de romanticismo ni de melodrama. Más bien, prepondera un tierno humor negro y bastante de mensaje psicológico. No es mediante lo intelectual que la creadora provoca la reflexión, sino por medio de la carga de las imágenes y de las ingeniosas ideas.
La obra se desarrolla como en un ensayo, donde un director (Gerardo Litvak, excelente) señala las pautas. Por eso, los bailarines, de fajina y con barras en escena, se introducen en los trágicos mundos y rasgos de esas mujeres según pautas lo que éste les va marcando.
Es muy diferente la mirada que Tambutti trasluce sobre temas y personajes archiconocidos. Con algún vestuario tradicional y elementos que apoyan cada fragmentos, tres fabulosas bailarinas (Ana María Garat,Gabriela Prado yPaula de Luque) harán los cinco papeles. La creadora da lirismo a la muerte del cisne, que compaña la famosa música de Saint Sa‘ns en una cuerpo que poéticamente desfallece, en un desnudo total, mostrando sin tapujos su vulnerabilidad a expensas de un impío cazador de aves humanas.
Con la música de la escena de la locura de "Giselle", la mujer aparece con un tutú negro, color del luto. Cuando deshoja una flor en ese juego que según cuántos pétalos quedan la quieren o no, en lugar de las habituales margaritas o sucedáneas que suelen utilizarse, Tambutti las reemplaza por enormes y grotescos girasoles.
Hay un grupo masculino que acompaña contínuamente cada fragmento. Actúa como entorno, pivote y apoyo para las solistas. En Carmen, todo el conjunto blande un ramo de claveles que lanza como estocadas de matadores en un macabro torneo hasta clavarlo, como una sevillana, en el corazón de la muchacha.
Las flores también son arte y parte en la porción de "La Traviata", fantasmal y deslumbrante fragmento con descomunales camelias y velos que simbolizan mortajas. Hasta aquí, sarcasmo y amor mezclados en la broma y la falta de pudor (todas terminan desnudas).Pero con la estremecedora música de Consagración de la primavera, la Elegida será brutalmente manoseada, violada, víctima de un enloquecido grupo que la sacrificará para saciar su violencia. Perturbadora, la escena es un grito desgarrante.En el todo, la obra conmociona con un lenguaje que Tambutti, coreógrafa de alto calibre, sabe manejar tanto en los matices tiernos y agridulces como en los sensuales y feroces.
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