La ópera, un género que estuvo en el ojo de la tormenta
Un año marcado por cancelaciones, aciertos y nuevos vientos
La ópera volvió a ser una de las protagonistas de 2017. Lo fue con sus altos y con sus bajos y, como siempre, tuvo al Colón como punto de irradiación. Los cambios que sufrió la temporada lírica terminaron siendo la noticia extramusical del año. Todo empezó con la confusa visita de Angela Gheorghiu y la abrupta cancelación (con mensaje de Facebook incluido) para actuar en Adriana Lecouvreur. El teatro explicó después que las condiciones contractuales de la diva eran inaceptable. Hubo más. La Traviata se quedó sin Sofia Coppola, y Andrea Chénier perdió a Lucrecia Martel (cierto que por problemas de salud), a Marcelo Álvarez y al director musical Donato Renzetti. El título, finalmente, logró salir a flote. También desertó la soprano Jessye Norman. En cambio, El caballero de la rosa, de Richard Strauss, resultó el highlight de la temporada, con la estilizada puesta de Robert Carsen y la exacta dirección musical de Alejo Pérez.
Pero la actividad lírica de Buenos Aires tuvo en 2017 otras sorpresas. Hace pocas semanas, dos noticias off Colón mantuvieron esa misma alternancia de luces y de sombras. Por un lado, Buenos Aires Lírica anunció la suspensión de sus actividades para 2018. Por el otro, se lanzó Magna Lírica, una nueva asociación que presentará cuatro títulos en el Teatro Avenida, entre ellos Lulu, de Alban Berg, en el que Darío Lopérfido hará su debut como régisseur. Pero ésta será otra historia, de otro año.