Otros aires. La refundación de la Sinfónica Nacional
La orquesta argentina tocó el viernes con Martha Argerich; se muda de sede, a la Ballena Azul, y comienza una nueva etapa en su historia de casi sesenta años; Ciro Ciliberto, su programador artístico, habla de los proyectos
"La organización debería mejorar y la orquesta (la Sinfónica Nacional) no se encuentra en buenas condiciones (?) ¿Cómo es posible que se den los conciertos en una sala que no reúne las exigencias mínimas y que no se cuente en esta ciudad con una buena sala? Además los ensayos son trabajosos, a veces faltan hasta treinta instrumentistas. Luego, un breve ensayo general en la sala del concierto; los músicos no se oyen entre sí, no hay posibilidad de equilibrio sonoro." Estas palabras son del director Charles Dutoit, de una entrevista que dio en julio de 1969, junto a Martha Argerich, su pareja en ese momento. LA NACION reprodujo la nota recientemente a propósito de la nueva visita de Argerich a los escenarios argentinos.
Seguramente, a toda esta situación, que Dutoit describió hace más de cuatro décadas, hay que sumarle un aletargamiento que duró muchos años. Lo que ahora llama la atención es que la Orquesta Sinfónica Nacional está distinta. Para decirlo en criollo: se puso las pilas. Hay datos que hablan de un nuevo comienzo. Los nuevos perfiles de los programas (consensuados por su programador artístico y coordinador general, Ciro Ciliberto, y su director titular, Pedro Ignacio Calderón), las producciones como la del último viernes, con Martha Argerich sentada al piano; la Ballena Azul, flamante nueva sede, que suena bien y le da al organismo una vidriera que nunca antes había tenido. Más que un nuevo comienzo, es una refundación. Ya veremos por qué.
Se terminó el nomadismo. Ahora la OSN tiene una sala propia, espectacular. Hasta mediados de noviembre -fecha prevista para su mudanza definitiva al Centro Cultural Kirchner, donde se encuentra la Ballena- tocará en el nuevo auditorio y ensayará en su histórico búnker del piso 11 del edificio anexo al Teatro Cervantes.
A media cuadra de allí, café de por medio, Ciliberto habla de esta nueva etapa, de las producciones, de los invitados. Es posible que con el próximo concierto, Pedro Ignacio Calderón culmine su tarea de director titular, que ejerce desde hace varias décadas, y asuma el cargo de director emérito. Así, la orquesta entraría en un nuevo sistema, más acorde con estos tiempos. Quizás no vuelva a tener director titular, sino uno principal, o se opte por otro esquema que contemple un director jefe de preparadores, para garantizar la homogeneidad estética del organismo, y la posibilidad de que más conductores alternen en la batuta. Además, el coordinador piensa en una estructura académica para vincular mejor a jóvenes directores argentinos con el organismo.
Los programas determinan este nuevo camino. La nueva sala, también. Porque allí se pueden hacer grandes obras del repertorio mundial (y obras grandes en el sentido literal, que requieren complementar el orgánico actual, de 105 músicos, con otras voces e instrumentistas).
Las novedades
Hay cuatro "espacios" o "segmentos" y, además, conciertos extraordinarios. El Gran Repertorio Sinfónico", el de Música Escénica, con la posibilidad que da la Ballena Azul de hacer concierto líricos semiescenificados. También figuran en el esquema Otras Músicas, donde estará presente el abordaje sinfónico de otros lenguajes que no son los habituales de este tipo de orquestas, y Sinfónica Contemporánea, que apunta a la difusión de composiciones de los siglos XX y XXI, de creadores argentinos.
Habrá este año, en total, 16 producciones en la Ballena Azul y 19 en escenarios de la provincia de Buenos Aires. "Estamos comprometidos con el decreto de fundación de la orquesta -dice Ciliberto-. Es adonde uno recurre para recordar la misión de la Sinfónica. Tiene que tocar en la sede, pero salir, como hacemos con los conciertos en el conurbano y con las giras al interior del país. Otras Músicas y Contemporánea nos permiten incentivar a compositores para que entren en el espacio sinfónico como lenguaje. Eso también se lo debemos al decreto de fundación, que habla de «proyectar el desarrollo de los autores, intérpretes y directores argentinos». El segmento Música Escénica, por las características de la Ballena Azul, nos va a permitir buscar puestas novedosas. Este año vamos a hacer la reposición en la Argentina de Estaba la madre, de Bacalov, que se estrenó en La Plata hace unos años. Y vamos a seguir con el encargo de obras. Queremos que los compositores sientan que tienen una orquesta que puede tocar lo que escriben. Es un proyecto que todavía tenemos que desarrollar. Lo mismo que lo audiovisual, que este año vamos a implementar, en obras como el Requiem de guerra, de Britten. Todo esto requiere una apertura."
Títulos internacionales
El coordinador habla de articulación de repertorios y de las posibilidades de la nueva sala. En ese contexto hay que ver si se hará hincapié en la divulgación de autores, en la variedad de propuestas o en la excelencia. "Tener una orquesta motivada es una apuesta a la excelencia. Cada uno de estos conciertos es preparado con la convocatoria de especialistas. Y con esta sala hay que lograr el máximo rendimiento en busca de la excelencia. No privilegiamos por encima de eso la comunicación y el efecto. La orquesta tiene que encontrar su lugar entre la oferta actual. Lo que no puede soslayar es la excelencia. Los objetivos de la orquesta han retornado al decreto de fundación. Ahora hay dos hitos fundamentales: 1948, su creación; 2015, la sala Ballena Azul", resume.
Algunos conciertos en La Ballena Azul
Julio
La pasión según San Juan
de Bach, con el Coro Nacional de Jóvenes y el Coro Nacional de Niños. Pasado mañana, a las 21. Entradas gratuitas: 2 por persona (se retiran dos horas antes del concierto en la boletería del C.C. Kirchner).
Agosto
Sinfónía N° 3,
de Gustav Mahler (el 7).
Septiembre
La noche de los mayas y La consagración de la primavera
de Revueltas y Stravinsky, respectivamente (el 25).
Octubre
Estaba la madre,
ópera de Luis Bacalov, en versión semi escénica (el 7).
Réquiem de guerra,
de Britten (28 y 30).
Noviembre
Tango, espejos balcánicos y Tango rock concierto,
de Gerardo Lecam y Benjamin Yousupov, respectivamente (el 6).
Diciembre
Concierto para bandoneón y orquesta y Last Round
de Pablo Ortiz y Osvaldo Golijov, respectivamente (el 4).
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