El melodrama que libera de la culpa
Como Madame Bovary o el Quijote intoxicados al delirio por la literatura, en la ficción y en la realidad hay seres que se alimentan de sueños, ilusiones y fantasías, de lo que leyeron y les contaron, de lo que vieron e imaginaron, hasta el límite de no saber qué lágrimas y suspiros son verdaderos o inventados. Como Amelia, la protagonista de Lo prohibido, una mujer que descifra los entuertos del amor según las canciones románticas y el cine. El destino le tiene preparada una disyuntiva de tragedia griega: su marido, Rolando, a quien creía muerto hacía años, regresa cuando ella ya está en pareja con otro, Roli, nada menos que el hijo del ex finado. Entrampada en semejante triángulo, serán la música y el melodrama los que prestarán sus mágicas palabras para abrir la puerta que la libere de la culpa.
"Lo prohibido es el periplo que realiza Amelia al enterarse de que su marido vive, obligándola a afrontar su propia vida reconstruida con su hijastro. Es el crecimiento de Amelia que, como todo crecimiento, se nutre de rupturas, generado por la culpa que siente y que se enmarca en su fantasía y le permite liberarse emprendiendo un nuevo camino", dice Alejandra Radano, el cuerpo y la voz de Amelia, diva retro entre dos hombres interpretados por Juan Darthés, como Rolando, y Michel Noher, como Roli. Los tres, por primera vez en un trabajo juntos, estrenaron Lo prohibido, de la dupla Betty Gambartes y Diego Vila (ver recuadro), más los músicos Fabián Fazio (clarinete y saxo), Jorge Pemoff (percusión) y Juan Bayon (contrabajo); la escenografía, proyecciones e iluminación de Mariano Demaría y el vestuario de Fabián Luca, con producción de Gustavo Yankelevich (RGB Entertainment).
Ganadora del María Guerrero por Deshonrada, donde encarnó a Fanny Navarro, para Radano su personaje es una mujer de mil cabezas: "Ella se trasviste en Fedra, en la Lavandera de Picasso, en la típica mujer romántica de las películas italianas de los 50, en nuestra Inda Ledesma, en Mecha Ortiz, en la Intrusa de Borges, en fin, en millones de imágenes que conforman este rompecabezas que se llama Amelia, una mujer que a través de identidades ajenas intenta expiar su culpa.
"La mirada de Betty es femenina, personal, lúdica, y me lancé a ella sin prejuicios", dice sobre Gambartes, que ya la había dirigido en La ópera de tres centavos, en 2004.
Inmerso el año pasado en otro melodrama, el de Los ricos no piden permiso, por El Trece, el último musical en el que participó Darthés fue Arráncame la vida, con Cecilia Milone, una versión que no dirigió Gambartes, la autora con Chico Novarro. "Pero la mano de Betty estaba ahí", dice el actor y cantante que este año quiere dedicarse de lleno al teatro. "En realidad -aclara sobre su Rolando- yo no hago un personaje, sino que soy la fantasía de una mujer. Es un viaje a una parte del mundo femenino que tiene que ver con lo prohibido, con la culpa, con los mandatos. Las mujeres se van a sentir identificadas, al menos así me lo han dicho muchas. Estoy feliz por ser parte de este espectáculo que tiene mucho humor y locura. Y porque hay una salida."
El tercero en discordia está en manos de Michel Noher, por primera vez convocado para un musical. "Es un desafío hermoso estar a la altura de estos grandes, no puedo dejar de sorprenderme en cada ensayo. Lo divertido es que es una tragedia que se resuelve cuando vuelve el muerto y desata este dilema moral. Todo es muy vital, muy humano y se resuelve a través de la fantasía de ella", dice el actor que este año integra la telenovela Amar después de amar, por Telefé (ya está grabada en su totalidad), y que en febrero empezará a filmar Todo lo que veo es mío, de Mariano Galperín y Roman Podolsky, donde será Marcel Duchamp.
Lo prohibido es, además, un homenaje al cine porque incluye bandas de sonido reconocibles por espectadores de distintas generaciones: películas de Chaplin y Fellini, clásicos desde Casablanca hasta la saga de James Bond. En cuanto a las canciones, se trata de hits románticos de varios géneros: "Te extraño", "Esta tarde vi llover", de Manzanero; "Y cómo es él", de Perales; "Inolvidable", de Luis Miguel; un reggaeton de Don Omar; "Si tu supieras", de Alejandro Fernández, y "La movidita", de Thalia, entre otros temas que reflejan los momentos por los que pasa la soñadora Amelia. "Pero siempre las canciones son parte de la narración, forman parte de la estructura, no están afuera", dicen los tres, comprometidos con una de las marcas compositivas de Gambartes-Vila.
Experimentada en la búsqueda del lenguaje del musical contemporáneo y con mirada propia, Radano junto al músico Diego Vila y el director Fabián Luca, se presentó el año pasado en el CCK con Tres dramas para orquesta (en 2015 lo habían hecho en la Usina del Arte), del que surgió un disco. Pero dice que poco vale eso ante cada paso siguiente. Todo desafío, todo cambio, siempre es nuevo, como para Amelia: "Mis compañeros de escena son impecables y nos une un compromiso fundamental y serio con el trabajo y con la pasión que nos provoca. El teatro siempre fue una de las tantas hijas maltratadas de la sociedad y me aventuro a decir en todas. Pero nosotros estamos acá plantados en el escenario con nuestras armas expresivas para defenderlo y darle sentido. Aunque suene utópico. Aunque suene inocente".
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