"La serie es más grande que nosotros mismos"
Los protagonistas redescubrieron las virtudes de la ficción y las de sus propios personajes gracias al entusiasmo de sus fans
NORTH VANCOUVER, Columbia Británica (The New York Times).- Y ahí están de nuevo, en medio de un bosque lúgubre y tenebroso, buscando pistas de otro supuesto crimen paranormal, como aquellos que solían resolver una vez por semana. Ahora y como siempre, sólo se llaman por sus apellidos.
"Mulder", dice Gillian Anderson, y con ese vocativo vuelve a meterse en la piel de Dana Katherine Scully, doctora y agente especial del F.B.I. Su cara lo dice todo y reconocemos de inmediato su expresión, una mezcla de censura y cariño a pesar de sí misma.
"Scully", responde David Duchovny desde su personaje del atormentado Fox Mulder, y se las arregla para burlarse de ella con sólo pronunciar su nombre. Hace 14 años que no salía al aire un episodio nuevo de Los expedientes secretos X, y han pasado casi 23 años de que se estrenó la serie. En 1993, ni Anderson ni Duchovny podían imaginar que estaban a punto de generar un fenómeno que dejaría demostrado el poder de los géneros televisivos, que los lanzaría al reconocimiento mundial, y que para bien y para mal, los dejaría marcados por los roles de Mulder y Scully para el resto de sus carreras.
"No veía la hora de que terminara. Pasó mucho tiempo hasta que pude volver a pensar en la serie", dice Anderson a la hora de recordar la amansadora de grabar 25 episodios por año durante 9 temporadas. Cuando creó ese personaje tenía apenas 24 años y era prácticamente una desconocida. Y durante muchos años pensó que el papel de Dana terminaría por tragarse su carrera. Cuando la serie terminó se fue a Inglaterra, donde actuó en producciones de corte más intelectual, como la adaptación de la BBC de la novela de Dickens, Casa desolada.
La idea de volver a encarnar a la agente Scully recién empezó a resultarle atractiva en los últimos años. "Si lo pienso en términos de ego, diría que en otro momento me habría costado más volver a la serie, porque tenía que probarme a mí misma, y también a los demás, que podía hacer otras cosas", dice Anderson.
"De no haber existido los X-Files, tampoco habrían existido Lost, Héroes, o incluso Bones. Todas esas series fueron tributarias de los X-Files", dice Dochovny, y agrega: "Creo que la serie se volvió más grande que nosotros mismos, y claramente más grande de lo que yo nunca pensé. A mí no me interesaban los alienígenas, y yo pensaba que la serie se trataba de eso ¡Qué equivocado que estaba!"
A Chris Carter, creador de ciclo y su gran promotor hasta la fecha, tampoco le interesaban demasiado los alienígenas, pero lo fascinaba ver el entusiasmo que el tema despertaba en otra gente. Lo que Carter quería hacer era una serie sobre conspiraciones, de las reales y de las imaginadas. Y según Carter, esa premisa es aún más relevante hoy en día. "Hay algo que se respira en el aire últimamente -dijo Carter en una entrevista telefónica-. La gente está más preocupada que de costumbre, y se pregunta si el objetivo del gobierno es realmente el bien común. Esa duda existe desde siempre, pero en los últimos tiempos recrudeció".
Mejores con la edad
A Duchovny y a Anderson, que ahora tienen 55 y 47 años respectivamente, se los ve más cómodos que nunca en sus roles de Mulder y Scully. Su química en la pantalla, que siempre fue evidente, ahora es más potente todavía, y su relación fuera del set de grabación también cambió. Durante los primeros años de la serie no eran muy amigos. Pero ahora se chicanean entre escenas, intercambian risitas y hasta se estrechan en abrazos espontáneos. Cuando Anderson se equivoca en sus líneas, arranca con una andanada de desopilantes puteadas autocríticas que Dana Scully jamás se permitiría pronunciar.
"Creo que los dos aprendimos a disfrutar el momento, y a valorar lo afortunados que fuimos de haber tenido esta experiencia", dice Anderson. Pero no siempre fue así. Allá por 1998, Duchovny fue el instigador del traslado de la producción de Vancouver a Los Angeles, para estar más cerca de los grandes estudios y poder acceder a un protagónico en cine. Hubo peleas. Hubo demandas judiciales. La pasaron mal. "Al principio, a mí también me costaba entenderlo", dice Anderson. "Y además, estaba siempre esa sensación de que él, en realidad, hubiese preferido estar haciendo otra cosa."
En 2002, cuando la serie terminó, Duchovny estaba claramente listo para pasar a otra cosa. Apenas había participado en la mitad de los episodios de la última temporada de Los expedientes secretos X. "Quería otras cosas en mi vida, y el programa lo ocupaba todo -dice el actor-. Pero no porque estuviera cansado del personaje. Siempre supe que volvería a ser Mulder algún día."
Y fue Duchovny el impulsor del regreso, cuando en 2015 se acercó a Anderson y a Carter. Con el trío principal a bordo del proyecto, fueron a ver a los directivos de la Fox.
Carter dice que nada de esto habría ocurrido de no ser por la insistencia permanente de los fans a través de las redes sociales, muchos de los cuales son demasiado chicos para haber visto la serie cuando originalmente se transmitió. En el Comic-Con 2013, el panel homenaje del 20° aniversario de los X-Files atrajo a hordas de fanáticos presentes en esa multitudinaria convención dedicada al cómic y el entretenimiento.
"La verdad es que hasta ese momento yo no había tenido demasiado contacto directo con ese nuevo núcleo duro de seguidores. No podía creer que la serie siguiera hablándole a gente nueva, cuando hay tantas cosas para ver en la pantalla. Me parece increíble que el fenómeno tenga una vida que va más allá de la que tuvo originalmente", explica el guionista y director.
Anderson admite que no era realmente consciente del impacto cultural de la serie mientras la hacía, pero ahora valora a Scully de una manera que antes no podía. "Es muy especial el respeto y el amor que siente la gente por la serie y por nuestra decisión de volver a hacerla -dice la actriz-. Creo que si hubiésemos hecho otra película no habría sido lo mismo, porque la gente se relaciona de otra manera con la televisión. Hay pureza y positividad en el entusiasmo de la gente con la nueva temporada. Es como si les hubiesen dicho que este año habría una segunda Navidad."
Traducción de Jaime Arrambide
Joe Rhodes