La Vela Puerca consiguió una de las cosas más difíciles para una banda: su propia manera de hacer canciones, que a su vez influenció a muchos grupos de ambos lados del Plata. Su quinto álbum de estudio, Piel y hueso, es como un destilado de su esencia: no hay novedades ni experimentación, simplemente dieciocho nuevas canciones (nada menos) de LVP, con el excelente nivel a que nos tienen (mal) acostumbrados. Desde el título, y el hermoso arte de tapa, se ve que es un álbum de extremos: la lluvia y el sol, el campo y la ciudad, piel y hueso. De ahí que esté dividido en dos CDs. El primero se compone de doce temas rockeros, de dientes apretados, una andanada de poesía y adrenalina con estrofas que pasan a toda velocidad y estribillos que se elevan impulsados por los vientos. El segundo tiene seis canciones tranquilas, con arreglos de cuerdas de Supervielle y Casalla, de Bajofondo; algunas, como "Sólo un paredón" y "Hoy", están entre las más bellas de su repertorio. En ambos discos, esa tercera persona que es el sujeto de muchas de sus letras, que puede ser cada uno de ellos o cualquiera de nosotros, sumando años y experiencias, aparece saltando por encima del dolor con un mensaje esperanzado.
Por Claudio Kleiman