Las transformaciones de una actriz que no teme al desafío
Mujeres notables dentro de la historia son rescatadas en los últimos años por diferentes dramaturgos nacionales e internacionales. Ellas ocupan el centro de la escena con un discurso políticamente incorrecto y muy inquietante. Aportan una mirada íntima sobre sus personalidades que hasta ahora resultaban desconocidas y eso genera mucho interés entre los espectadores. En Buenos Aires Yo, Encarnación Ezcurra, de Cristina Escofet, protagonizada por Lorena Vega, está cumpliendo su segunda temporada en cartel. En Londres se está presentando el musical SIX, de dos jóvenes autores, Lucy Moss y Toby Marlon, en el que las protagonistas son las seis mujeres de Enrique VIII. Obras con muy diferentes características, pero que se suman a relecturas también contemporáneas que se han hecho, por ejemplo, a partir de Medea y Antígona.
El próximo domingo, a las 19, se estrenará en Timbre 4 (México 3554) Juicio a una zorra, del español Miguel del Arco. Un monólogo en el que la protagonista es Helena de Troya. La pieza está interpretada por Paula Ransenberg y la dirección es responsabilidad de Corina Fiorillo.
Estrenado en Madrid en 2013 por la reconocida actriz española Carmen Machi (y presentado, en pocas funciones, en el Maipo en 2015) el texto expone a una Helena muy alejada de cómo suele describírsela. La hija de Zeus aparece exigiendo justicia y reparación histórica. Necesita quitarse el estigma de que fue quien provocó la guerra de Troya. "Esta vez será ella quien elija las palabras que den forma a los hechos. Reivindica la necesidad de revisar quién escribe la historia. La suya es la de una mujer enamorada que tomó una sola decisión en su vida: la de seguir al hombre que amaba", escribió Del Arco.
El proyecto de montar esta experiencia en Buenos Aires comenzó el año pasado cuando Fiorillo le propuso a Ransenberg integrarse a esta producción. Pero ella había tenido una temporada muy activa. Formó parte de los montajes de Nerium Park, de Josep María Miró (Timbre 4); Todas las rayuelas, de Carlos La Casa (Multiteatro), y a eso sumó una notable participación en la serie Sandro de América (Telefé). "No tenía espacio espiritual para emprender este proyecto tan grande", confiesa la intérprete.
Paula Ransenberg no le tiene miedo a los unipersonales. Quien se destacó notablemente en Para mí sos hermosa (2014) está convencida de que "estar sola con el público no me asusta, no me achica. Me provoca, me parece excitante y eso es muy lindo".
Respecto de esta nueva aventura que está por estrenar explica que le interesó transitar esta historia de Helena de Troya porque precisamente es ella quien viene a hacer una defensa de su mundo personal. "Esa mirada femenina, frágil, que habla sobre su vida resulta muy atractiva -dice-. Se expresa desde el lugar que ocupó en la historia y nos obliga a modificar la mirada que todos tenemos de ella. Expone cómo era el vínculo con el padre y con los hombres que tuvo. Todo eso me pareció un combo muy fértil para trabajar. A Helena de Troya uno la tiene un poco como un mito medio volado, inasible y poco concreto".
A la hora de materializar a esa criatura, Paula Ransenberg decidió atrapar cierta imagen de una mujer fatal y de gran belleza. Y empezó a hacerse preguntas acerca de quién sería hoy Helena de Troya. Comenzó a fantasear con universos mucho más tentadores para actuar. Así decidió que su personaje estaría entre extremos tan opuestos como Marilyn Monroe e Isabel Sarli. "Mujeres condenadas a cierta fragilidad, a envejecer eternamente -explica-. Algo muy difícil para alguien que ha sido un objeto de deseo muy fuerte. Finalmente, con Corina, decidimos acercarnos a esta Helena como si fuera una vedette venida en desgracia. Y eso nos pareció muy interesante para abordar, muy fructífero".
Con ese derrotero la actriz decidió no ampliar la información que tenía sobre el personaje. Por el contrario, generó hipervínculos. Leyó el libro Estoy acá, de la actriz y dramaturga Zuleika Esnal, conformado por múltiples testimonios de mujeres abusadas, y no perdió detalles del documental mexicano Bellas de noche, que repasa la vida de destacadas vedettes de la década del 80 y las expone en la actualidad de una manera casi decadente. También descubrió que el argumento bien podría estar contado por una travesti. Con humor, soltura, sin caer en la victimización. Diciendo "acá estoy, soy sobreviviente de esta historia y todavía tengo alegría".
"Este tipo de personajes no son familiares para mí -explica Ransenberg-. Esta es una femme fatale venida a recontra menos. Tuve que entrar a ella desde el acto de maquillarme, arreglarme o, como dicen las drag queen, 'montarme', para poder acceder a ese universo. Mirar al mundo como una diva. A veces a los personajes uno les entra, de a poquito, por lo que les pasa y en este caso lo que le sucede a Helena es muy fuerte, pero ella no lo vive con autoconmiseración".
Juicio a una zorra puede considerarse un alegato antibélico que expone cómo los poderosos se inventan las guerras sin importarles quiénes pagarán las consecuencias. En un momento de la trama el personaje dice: "¿Quién puede creer que yo fui quien provocó la guerra? Yo solamente decidí enamorarme de un hombre y seguirlo por encima de todo". Helena habla de su niñez, cuenta cómo fue violada a los nueve años y luego acosada continuamente por su gran belleza. "Y cuando uno empieza a ampliar ese universo -cuenta Ransenberg- y repara en la cantidad de chicas violadas intrafamiliarmente, todo empieza a tener una dimensión mucho más real, actual, asible, se empieza a hacer eco en un montón de cosas. Helena es una sobreviviente. Cuando alguien con una historia pesada te la cuenta, uno siente un agobio profundo". Pero la Helena concebida por Miguel del Arco narra utilizando también el humor y eso da pie para que el espectador se ría de algunas de las situaciones en las que, por ejemplo, el personaje habla de Menelao, Aquiles o Ulises.
"Este es un momento donde hay algo de lo femenino que está en ebullición -comenta-. Como si las mujeres nos corriéramos de lugares que siempre aceptamos que más o menos debían ser así. Incluso las mujeres bastante libres. Los hombres hacían la historia y la contaban desde ellos. Pero, ¿cómo la vivían las mujeres? Cuando descubrís eso aparece algo muy revelador, abre la mirada, caminos, la opinión. Me parece que está buenísimo".
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