La ciudad al ritmo del 2 x 4. Los alemanes también le sacan lustre al fueye.
Buenos Aires Tango. Actuación del Tango Real Quartet, de Alemania, integrado por Mattias Leupold (violín), Robert Schmidt (piano), Paul Raackow (bandoneón) y Diego Zecharies (contrabajo). En la sala Alfonsina Storni del Café Tortoni. Nuestra opinión: muy bueno.
La fibra tanguera irrumpe avasalladora. Es "Danzarín" de Julián Plaza. Los muchachos del violín, el piano, el bandoneón y el contrabajo no vienen de Pompeya ni de Palermo Viejo. Ellos son de Berlín, en pleno corazón de Europa, salvo el uruguayo Zecharies, que se instaló en la capital alemana hace apenas tres años.
Pero parecen llevar en la sangre todo el soplo del arrabal y las porteñas cadencias canyengues en sus dedos.
Lo cierto es que la tarde del Tortoni se ha vestido de fiesta. Porque tres músicos alemanes, embebidos en tango, lo transmiten con fuerza y alegría. Una fuerza que no es la pura marcación enfática de los tiempos fuertes -detalle que los acercaría riesgosamente a la caricatura- sino también la gracia de la síncopa, los adornos y las variaciones (incluso novedosas, inéditas) incorporadas a nuestra música ciudadana.
Así es como asumen -en sus variadas épocas y estilos- y lo echan a volar desde Alemania hacia el mundo.
Ya una versión formidable de la milonga porteña "Nocturna" (también de Plaza), las ráfagas contundentes del tango "Canaro en París" y la pasión del precursor "Prepárense", de Piazzolla; ya con sangre latina el rotundo "Gallo ciego", o la devoción en "Quejas de bandoneón".
El cuarteto alemán también sabe transmitir el fuego y la alegría en las milongas "Taquito militar", "Payadora"y "Milonga de mis amores", aunque se les escapen algunas notas.
El virtuosismo de Robert, el arco seguro de Mattias, la respiración emotiva del bandoneón de Paul, los difíciles tramos asumidos por el contrabajo de Diego, son propios de músicos que conocen variadas partituras.
Cuando el Tango Real Quartett se despide con "Adiós Nonino" y "La yumba", nos embarga la satisfacción de comprobar que el tango argentino está en buenas manos en Europa.
Sólo habrá que sugerirles que se aplaquen un poco, para que la ínsita musicalidad del cuarteto les permita empinar aún más su alto vuelo.
lanacionar