Los ángeles de Nicolás Repetto
Para cualquiera de los dos casos parece que funcionara la frase "los chicos crecen".
Es que tanto Juana Molina como Alfredo Casero dejaron de lado la rebeldía que los caracterizó en ciclos como "Juana y sus hermanas" y "Cha Cha Cha", respectivamente. Y aceptaron, con gusto, bajarse del protagónico para subirse a la troupe de un programa con un nombre y un sello propios que no es el de ellos: "Nico" (léase Nicolás Repetto), que comenzó ayer a las 20, en Telefé.
Del lado de Juana Molina, el crecimiento vino de la mano de su hija Francisca, que no sólo cambió su vida sino también el orden de sus prioridades. "Antes, el laburo era lo principal. Ahora, está primero mi hija, después la familia en general y después el trabajo y la música", dice, en alguna de las versiones tranquilas de las tantas personalidades que se inventó en su último programa con nombre propio.
Como prueba de este nuevo orden, la chica de las mil caras estuvo fuera de la batalla televisiva por más de cuatro años. Justamente eso es lo que hoy la hace decir: "Antes no era así. Ahora la TV tomó un monorrumbo y si no das guita y rating, no te quieren en pantalla. Yo no sabía cómo insertarme sin transar transando. O, más bien, transando sin transar".
Por el lado de Alfredo Casero, la ecuación que lo hizo "crecer" es parecida. Pero en sus palabras, se traduce de otro modo : "Me parece que antes yo era apenas un artesanito. Ahora llegó el momento de hacer un humor que entiendan todos".
Y no es que reniegue del humor que lo caracterizó en los últimos años. Pero dice: "Si Cha Cha Cha hubiera estado bien explotado, lo hubieran visto todos".
De uno u otro modo, lo cierto es que los dos cómicos que corrían al margen de los carriles tradicionales de la televisión, hoy están plantados en medio de las ligas mayores. Y para los dos, Repetto es la respuesta a sus dudas sobre la TV. Sobre todo, el que corre por la ruta principal.
Quizá por eso a ninguno de los dos les molesta formar parte de su equipo. Molina está convencida de que ésta es la mejor manera de "recuperar las formas" que perdió después de tantos años de no entrenarse. Y Casero se repite una y mil veces que "es tiempo de aprender".
Compañeros
Para desembarcar entonces en las ligas mayores, Alfredo Casero eligió un personaje de largo monólogo: "Una mujer linda que habla sobre las mujeres", según su propia descripción.
Juana Molina, en cambio, prefirió tantear primero el terreno con sus "viejos hits, por llamarlos de alguna horrible manera". Pero promete sacar de su galería de personajes algunas nuevas creaciones, en cuanto explore un escenario que hace tiempo no pisaba.
Lo cierto es que ellos no son los únicos compañeros de Repetto. Estos dos pesos pesados del humor comparten cartel, además, con Favio Posca, el conocido "Perro" y responsable también del espectáculo "Boster Kirlok". Y con Laura Oliva, ex compañera de Repetto, encargada ahora de la sección "Amarilla nefasta" y de la producción artística del programa.
Dos capitanes en la troupe de Nico
Juana Molina y Alfredo Casero regresaron a la TV como parte del equipo de los domingos de Telefé
"La anécdota es así: un día un tío mío se toma un taxi y pasan por la puerta del teatro Gran Rex, donde había una cola terrible. Entonces, el taxista se da vuelta y le dice: "El otro día vine con mi señora y ahí hay un actor que no está en la tele". La conclusión filosófica es así: "Estoy en la tele, luego existo"".
La anécdota la cuenta Juana Molina, con la ansiedad propia de quien sabe que vuelve al campo televisivo después de cuatro años de estar fuera de combate. La conclusión, en cambio, encaja a la perfección tanto para ella como para Alfredo Casero, su compañero de reparto en este promocionado regreso a la TV de la mano de Nicolás Repetto, en "Nico (R)", que comenzó ayer a las 20, por Telefé.
Y no es que ellos no existan: tanto Molina como Casero marcaron su propio territorio en la pantalla. Ella, con los mil y un personajes que inventó en "Juana y sus hermanas" o antes, con Antonio Gasalla. El, con las disparatadas creaciones de su ciclo "Cha Cha Cha".
Pero de una u otra manera, los dos están convencidos de que éste es el mejor modo de entrar por la puerta grande de la TV: la del rating, o sea, la del gran público.
Los grandes dilemas
Y allí, como guardián de esa entrada, los dos ubican a Repetto en el cielo de las soluciones.
Desde hace varios meses, Molina venía preparando su propio ciclo para Telefé sin resultados que la convencieran como para lanzarse al ruedo. "Lo que yo no quería, con este nuevo programa que estaba preparando, era dejar nuevamente la música de lado. Y me pasó: las reuniones, el tiempo mental y los ensayos me consumían todas las horas. Pero justo cuando empezaba a desesperarme, surgió la propuesta de Nico", cuenta la actriz, unas horas antes de entrar en acción.
Y agrega: "Al principio me sorprendió un poco: ¿cómo puede ser que yo, que iba a tener mi propio programa, termine siendo parte de otro?, me preguntaba a mí misma, un poco enojada. Pero me fui a descansar dos días y me dije: me parece que no sólo es una buena idea sino que es la idea. Además, no es que estoy en un programa de otro cómico: estoy en un programa de entretenimientos, conducido por Nico, que lo hace de una manera muy especial. Y bueno, me costó sólo unas horas darme cuenta de que era lo mejor que podía pasar", cuenta Molina a La Nación .
Para Casero, el proceso fue parecido. Después de que "Cha Cha Cha" terminara abruptamente en América el último año, el cómico puso sus esfuerzos en la producción para darle forma a dos programas que desembarcarían este año en la TV: "La casa chorizo" y "Hormigas".
Pero, en lo personal, todavía le faltaba el toque de gracia que llegó de la mano de esta propuesta, durante una de sus habituales escapadas a Puerto Madryn.
"Repetto tiene la fórmula del éxito. Y eso se siente. Yo también tengo estrella, pero siento que todavía me tengo que inventar un lugar inventando cómo. O sea, yo tengo que gritar más fuerte que todos los demás. Yo estaba en América y cuando entré por esa rendija de la TV estábamos "Alf" y yo. Ahora, en cambio, tengo la posibilidad de llegar a más gente. Yo no puedo salir ahora a decir: "Yo soy el que hice Cha Cha Cha". Sí, yo hice ese programa, pero si hubiera estado bien explotado, lo hubiera visto todo el mundo. Si yo sigo haciendo lo mismo que hacía y no me pongo a correr, no aprendo por dónde encontrar la rendija para entrar a la próxima TV, a hacer lo que a mí me gusta de verdad", explica, en un largo monólogo, a La Nación .
Más allá de las razones personales, lo cierto es que estos dos chicos rebeldes de la TV eligieron formar parte de un equipo que no lleva sus nombres en los titulares. Y aunque ninguno de los dos tiene fama de persona dócil -más bien todo lo contrario-, los dos han dejado sus apuestas personales para otros tiempos.
Juana Molina, porque está convencida de que hoy "la TV cambió muchísimo y hay un solo objetivo: que el programa dé guita. No lo critico, pero yo me siento diferente a todo eso. Y eso me inquietaba mucho: todo el tiempo me preguntaba cómo iba a hacer yo para insertarme y competir con esa fórmula.Y lo entiendo: ¿para qué me van a querer si no doy guita?" Alfredo Casero, porque siente que "mis últimos trabajos en la tele los sufrí. El proyecto Cha Cha Cha va a volver cuando sepa cómo hacer para que todos lo puedan entender. Me di cuenta de que estoy obligado a aprender. No puedo dar cátedra. Puedo dar ideas, pero todavía tengo mucho que aprender. Esta es la pequeña feliz guerra del artista. Todos tenemos que crecer".
Y puede ser. Quizá los chicos se hayan hecho grandes. En todo caso, los dos están en la tele, ergo, van a existir.
Proyectos paralelos
Aunque en este momento Juana Molina y Alfredo Casero tienen todos sus cañones apuntando al nuevo programa de Nicolás Repetto, hay algunos proyectos paralelos que no piensan descuidar.
Del lado de Casero, su apuesta fuerte viene por el lado de la producción. Desde que se vio obligado a abandonar la pantalla de América con su programa "Cha Cha Cha"(por el rating y otras cuestiones que nunca quedaron aclaradas), el cómico puso manos a la obra en dos nuevos proyectos televisivos: "La casa chorizo", un ciclo de humor, y "Hormigas", un programa infantil, que se preparan en estos momentos en su productora "La Garza".
Pero si hasta ahora sus desvelos corrían paralelos a las negociaciones con los canales para insertar estas dos propuestas en la grilla televisiva, hoy sumó una preocupación más: "Nicolás Repetto me hizo rever todo mi humor y mi modo de trabajar. Ahí entendí que no me puedo ir al otro lado. Tengo que abrir la cabeza. La casa chorizo es un humor que puede entender todo el mundo. Los pintores que están en mi casa en este momento lo entendieron.Y yo quiero eso. Ahora voy a estar en Telefé y me va a ver mucha gente. Voy a poder mostrarle lo mío a toda la gente. Y lo mismo pasa con "Hormigas". Aunque en este caso, tengo la fantasía de que Dios quiere que lo haga porque tiene que ver con los niños".
Del otro lado, el de Molina, los proyectos que más la atraen tienen que ver con la música, un terreno que ya incursionó cuando sacó su disco "Rara". Pero esta vez, sus pretensiones son otras: "Ahora tengo un dúo. Y me doy cuenta de lo bien que se puede funcionar cuando uno tiene real afinidad con un músico. Para mí, el límite de la confomidad fue siempre que me gustara a mí. Cuando hice mi disco anterior quería que le gustara a muchos y por eso hice un proyecto que me quedó demasiado grande. No fue un error, pero fue una veta por la que no debería haber andado: me fui a los Estados Unidos, armé una super banda, salió una fortuna...Pero terminó siendo un disco chico. No era mi espíritu. En cambio, este nuevo proyecto tiene mucho más que ver conmigo. En la tele, por ahí, puedo hacer algunas concesiones. Pero en la música, que es lo que más me gusta, prefiero que le guste a dos que que le guste a cien y no a mí."
Dinamita
"Siempre hablamos de hacer algo juntos. El problema es que si bien nos llevamos bien, nos llevamos mal", cuenta Molina con respecto a Casero. Y reflexiona: "Somos dos personalidades que al más mínimo movimiento parece que el mundo hubiera girado 180 grados. Es una relación delicada, pero creo que juntos seríamos dinamita. Si la fórmula estuviera equilibrada y las proporciones también, quizá pudiéramos".
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