Muse aprieta el acelerador a fondo, directo al futuro,Grabaciones
De Radiohead a Pink Floyd, de Vangelis a los soundtracks de ciencia ficción, en su octava obra Muse exprime su línea de pensamiento y lleva su música a un lugar incómodo, maquinoso en exceso y siempre provocador. Simulation Theory podrá no ser su disco más inspirador, pero cada segundo de sus 16 tracks merece nuestra atención (en ese sentido tiene bastante en común con su predecesor, Drones). A no saltear, a no "picar" el disco, y tampoco a cambiar el orden. Aquí hay un LP como los de antes, y es uno de esos que suena a futuro incierto.
Una vez más, el excéntrico trío que componen los ingleses Matt Bellamy (guitarras y voz), Christopher Wolstenholme (bajo) y Dominic Howard (batería) acude a una teoría científica para espejar sus propias ideas, la teoría de la simulación. Y una vez más le imprime angustia, desesperación y un esbozo de esperanza que asoma en el tramo final del álbum, cuando luego de tanta diatriba e información concluyen, en "The Void", que "Hace falta un salto de fe" para despertar de las alucinaciones. "Eres el programador y el avatar. Una estrella". Entonces, ¿nosotros tenemos el poder?
Podríamos estar viviendo en un mundo artificial y nuestras posibilidades de discernir entre lo real y lo ficticio serían escasas, prácticamente nulas. En la era de la posverdad -y en la del streaming-, Bellamy arremete sin bisturí desde el comienzo mismo del disco, en "Algorithm": "Estamos enjaulados en simulaciones. Los algoritmos evolucionan, nos empujan a un lado y nos hacen obsoletos". Para luchar contra ello Muse por momentos cae en sus propios lugares comunes, en esa grandilocuencia que tan bien le sienta en un estadio a cielo abierto, a la hora del show, pero que se vuelve tan repetitiva que pierde ahí donde quiere provocar un gran impacto. "Me hacés ofertas que no puedo rechazar, seguís diciendo lindas mentiras. Jugás con la verdad", canta Bellamy en la robótica "Propaganda". Por debajo del látex intenta asomar el groove, una piel virgen que casi no tuvo contacto con el sol. La música de Muse se ofrece entrecortada, en una fórmula que superpone capas con la intención de incomodar y de buscar el placer dentro de ellas. Hasta que llegan canciones como "Break it to Me" y la figura de Radiohead surge como un faro que atrae e hipnotiza.
Muse entiende sus discos como obras con epílogos, desarrollos y desenlaces, y Simulation Theory no es la excepción. Pero entre tanto dramatismo, cuando llega la hora de descomprimir ("despresurizar", entiende Bellamy) el impacto no es el mismo que a la hora de alertar. Se tornan "humanos", recurren al gospel blanco (¿George Michael?) en "Dig Down" y en "Something Human" intentan que nos armemos de coraje para resistir. "Hagámosle frente a todos nuestros miedos. Salgamos de la sombra. Vamos a quemar todo el dinero? y despertar ilesos". ¿Fin de la transmisión?
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