Bruce Springsteen: El Jefe se confiesa
Hoy se publicó en los Estados Unidos la autobiografía del músico norteamericano; días atrás y, a modo de anticipo, salió a la venta un recopilatorio con cinco canciones hasta aquí inéditas de The Boss
Cuando Bruce Springsteen se separó de su primera esposa recibió una propuesta sorprendente de su padre: volver a instalarse por un tiempo en la pequeña casa familiar. "El viejo al final me quería en casa", comenta el cantante en su autobiografía Born to Run (Nacido para correr; tal el nombre de uno de sus grandes clásicos), publicada hoy en Estados Unidos y Canadá. ¿El final de esa historia? The Boss declinó la invitación.
Las biografías rockeras son un género en si mismo y las autobiografías (o biografías oficiales, escritas por un ghost writer, un escritor fantasma, pero contadas y supervisadas por los músicos en cuestión) el espacio para que los músicos confiesen aquello que nunca antes dijeron en una entrevista.
El padre de Springsteen, Doug, trabajó como obrero industrial mientras luchaba contra el alcoholismo y algunos problemas mentales, debilidades que le confesó años más tarde a su hijo. Esa vida es fuente de reflexión para Bruce, quien en su autobiografía habla de la existencia y la situación de Estados Unidos. El autor de Born in the USA describe cómo su padre le provocaba miedo cuando vivían juntos en la modesta casa de Freehold, en Nueva Jersey, y admite que él heredó algunos de sus demonios. De hecho, pasó años sometiéndose a tratamientos contra la depresión.
Los fantasmas de El Jefe
"No he sido muy justo con mi padre en mis canciones cuando lo describí como el arquetipo de padre negligente y autoritario", reconoce hoy el músico de 67 años. "La historia es mucho más complicada. No en los detalles de los sucesos, sino en el porqué de todo eso".
Springsteen también describe en sus memorias su amor por su segunda esposa, Patti Scialfa, miembro de la E Street Band (su banda histórica) y por sus tres hijos. Pero el músico, famoso por sus conciertos maratónicos, confiesa que aún necesita curarse de su depresión. Y, especialmente, la sufre tras cada fin de gira.
Springsteen estuvo siete años escribiendo Born to Run, título inspirado en una de sus canciones más icónicas, y las 510 páginas del libro están impregnadas de su voz lírica, que retrata ampliamente el Estados Unidos obrero. Si bien sus canciones difícilmente hacen reír, su obra literaria deja entrever un don: el humor cuando evoca su debut como artista.
Cuando era joven Springsteen tocó con su grupo en un hospital psiquiátrico y recuerda haber escuchado a los pacientes cantar "enérgicamente" el tema de The Animals "We Gotta Get out of This Place" (Tenemos que salir de este lugar). Otra vez, en 1969, su concierto en un bar se vio opacado por la competencia que le hacía la transmisión de las imágenes del Apollo 11 llegando a la Luna. Y cuando inició su viaje por Nueva York, a falta de dinero, se vio obligado a pagar un peaje con un centenar de monedas amarillas.
La pobreza. Su familia era tan pobre que Springsteen comió por primera vez en un restaurante a los 20 años. Fue su abuela Adele, que era secretaria y que ahorró lo suficiente, la que lo ayudó a comprar su primera guitarra eléctrica. Su madre aparece como la heroína de su libro. Se sacrificó por su hijo y permaneció al lado de su marido. Ella, quien actualmente tiene 90 años, causó sensación en Internet este año al protagonizar un baile junto a su hijo durante un concierto a puertas cerradas en el Madison Square Garden de Nueva York.
La política. El músico no era un joven politizado. Su madre solo le había dicho que la familia votaba a los demócratas porque pertenecía a la clase obrera. Con los años se fue comprometiendo e hizo campaña por varios demócratas, como Barack Obama. En 2001 denunció en una canción, "American Skin (41 Shots)", la muerte de un joven inmigrante guineano, Amadou Diallo, a manos de la Policía de Nueva York. A la fecha, su canción más politizada sigue siendo "Born in the USA", de 1984, que cuenta el difícil regreso a su casa de un excombatiente de la guerra de Vietnam y que fue citada por el presidente Ronald Reagan cuando hizo campaña por su reelección. Un uso "cínico", tal como denuncia El Jefe en su libro.