Buenos Muchachos, el lado oscuro rioplatense
A Pedro Dalton le gusta escribir, dibujar y cantar, y se las arregla para hacerlo en cada momento que puede, sin un orden de prioridades definido, durante los siete días de la semana. En poco más de un mes va a cumplir 52 años, lo que quiere decir que pasó casi la mitad de su vida al frente de Buenos Muchachos.
Este viernes, la banda uruguaya de rock alternativo que ocupa, como ellos mismos dicen, un extraño lugar entre la popularidad y el culto dará un show en Niceto Club con la excusa de presentar su último disco, que no tiene nombre, pero que bautizaron "El 8".
Desde sus comienzos, en un garaje ubicado en Malvín, el barrio donde veraneaba Carlos Gardel, hasta hoy, los Buenos fueron mutando, pero conservan algunas premisas intactas. "El cambio más notorio para mí está en el oficio que fuimos adquiriendo con respecto a los instrumentos y al sonido -dice Dalton a LA NACION-. Lo que no cambió es la curiosidad por experimentar y encontrar nuevos sonidos, y la pasión que le metemos. Solo hacemos lo que nos gusta". Su poesía, su prosa y sus dibujos tienen un correlato directo con su voz rasposa, la misma con la que canta y habla, y que funciona al oído funciona como un puñal, como una estocada certera y profunda cuyo equilibrio extraño aparece en el paisaje sonoro que proponen los Buenos. Las referencias se descubren enseguida: Nick Cave, Tom Waits, Swans. Su música es oscura, pero está pintada de melancolía en un lienzo bien rioplatense.
Dalton tuvo un cambio personal en los últimos años que impactó directamente en su performance artística. Dejó de lado el alcohol y las drogas, y así amplió su paleta de colores. "El plan para 'El 8' era poner el bajo, la batería y la voz en primer plano. Gracias a vivir más el día que la noche pude recuperar la voz, se abrió un nuevo abanico de posibilidades para cantar y afinar -asegura-. También volví a escuchar mucha música, pero sobre todo nos centramos en Scott Walker a partir del Climate Of Hunter, y también en el Black Star de David Bowie". "El 8" fue recibido con aplausos y galardones. Se convirtió en Disco de Oro en Uruguay, y en la edición 2018 de los Premios Grafitti a la música uruguaya ganó cinco premios. Pero el reconocimiento les valió un premio aún mayor: ser los encargados de abrir el show que Nick Cave dio el año pasado en Montevideo. "Con mucho laburo llegamos a la conclusión de que nuestro rol en ese show era el de crear un ambiente continuo y compacto antes de que salga el tigre", dice Dalton, y casi sin querer define a la perfección lo que logran los Buenos cada vez que se suben a un escenario. Experimentar y martillar el pecho con energía primitiva.
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