Calliero, un estilista del hard bop
Presentación del Calliero Quinteto, con Guillermo Calliero en trompeta, Gabriel Santecchia en saxo tenor, Marcelo Mayor en guitarra, Jorge González en contrabajo y Junior Césari en batería. Próximo show: mañana, a las 22, en El Gorriti, Gorriti 3780.
La llegada del trompetista Guillermo Calliero, músico irredimido de las orquestas de los buques del Caribe, le da a la escena local una estimulante brisa de interés. Dueño de un sound excelente, este músico santafecino es un hard bopper de gran fuerza estilística, y como improvisador, un interesante solista.
Su regreso a los escenarios de Buenos Aires fue de la mano de un quinteto basado en la sección rítmica estable del club, es decir, Marcelo Mayor en guitarra, el Negro González en contrabajo y Junior Césari en los tambores, junto al bahiense Gabriel Santecchia en saxo tenor. Un grupo que fue sonando sólidamente con el correr de los temas, pues si bien la propuesta estuvo sostenida por temas clásicos también tocaron otros menos conocidos y dieron una señal de amplitud en el repertorio.
Marcada estilización
Ahora bien, esa variedad en el repertorio estuvo, sin embargo, enhebrada por una marcada estilización en las interpretaciones, al punto de que durante una buena parte del show el grupo hizo un jazz de salón, limpiamente tocado, con solos amables en los que predominó el gusto por la recreación de melodías. Hasta el tenso "Scrapple From The Apple", de Parker, o el intrigante "Straight, No Chaser", de Monk, sonaron gentiles y, en algún momento, hasta pasteurizados, salvo por el saxofonista, que, con un sonido en ocasiones salvaje, sacó, a veces con suerte, al grupo de una actuación simplemente convencional.
Ese andar tan cómodo sobre la música tuvo un punto de inflexión en la segunda parte, en la que el grupo, con Santecchia más adelante, comenzó a sonar más agitado, y la figura de Calliero cobró una dimensión distinta al tomar más riesgos y desarrollar ataques sin tanta estilización de sus líneas, y así pasó del juego dulcemente melódico al de un cowboy del hard bop, rápido para desenfundar y de certera puntería.
El trompetista tiene una sonoridad redonda, construida en buen metal, aunque también sabe suavizar su sonido hasta el terciopelo, en especial cuando toca el fluggelhorn. Pausado, su estilo está hilvanado con una elegante reflexividad, aunque no se queda mucho tiempo en ella: también sabe de ataques profundos, como si introdujese un estilete en las melodías que Santecchia describía a su lado.
Por ejemplo, a "Straight..." lo hicieron con una elegante lentitud con la que elaboraron un clima denso cortado por los solos de Santecchia, un músico que utiliza una buena cantidad de ideas conocidas insertadas en la improvisación acertadamente. Intérprete de contagiosa fogosidad, por momentos contrastó con Calliero.
Otra pieza interesante fue el "Mercy, Mercy, Mercy", de Joe Zawinul, pieza que conoce el grupo y que sonó fluida y con preciso ensamble.
En síntesis, un quinteto potente, confiado y con una espléndida vitalidad.