Cosquín. Comenzó la 46° edición del festival folklórico
Variedad artística y un cierre romántico
Alta en el cielo flotaba una figura fantasmal, onírica, sobrecogedora, vestida de celeste y blanco que, suspendida apenas unos metros sobre la cabeza de la gente, cantaba en forma de aria las estrofas del Himno Nacional Argentino, despojada de todo signo marcial. Los chicos tenían la boca abierta y los grandes estaban shockeados por esa presencia que “volaba” en la plaza Próspero Molina, hasta que el locutor de Cosquín trató de explicar que se trataba de una performance del TSO (Teatro Sanitario de Operaciones) y le restó efectividad a la propuesta del grupo de teatro de acción.
Sin embargo, la imagen potente de la cantante Laura Pro, asistida por una grúa que la elevaba sobre la gente, fue a la vez intervenida por el público, que terminó por agitar sus banderitas celestes y blancas, realizó un coro colectivo y entusiasta en “juremos con gloria morir”, sobre una base electrónica que acompañaba la melodía, y terminó al grito de “Ar-gen-ti-na, Ar-gen-ti-na”. Sí, lo que se vivió anteanoche en la apertura de la 46a. edición del Festival Nacional de Folklore fue pura testosterona telúrica, o para decirlo mejor, una sobredosis de argentinidad al palo.
El clima encendido se vivió desde temprano, cuando el desfile amontonó gente de todas las provincias y la aparición de un gaucho Jorge Rojas despertó los primeros gritos femeninos de la mañana. Por la noche, el ex cantante nochero mediría su creciente popularidad y su entusiasmo por robarles a sus antiguos compañeros la fidelidad de sus fans, acompañado de una megaproducción de luces, sonidos e imágenes. Fue una noche preparada a su medida (ver Apostillas).
Los organizadores, que querían poner toda la carne en el asador en la primera jornada, jugaron con la sorpresa del TSO, una estética aparentemente contrastante con el imaginario coscoíno, pero que fue muy bien recibida por el público, y apelaron a la solvencia de una voz como la de Claudia Pirán para darle impulso a una noche que, en los papeles previos y el optimismo de los números, prometía mucho más artísticamente. Pocas cosas aguaron la fiesta de los organizadores que desde temprano festejaron por la recaudación de la primera noche y por el cheque de noventa mil pesos que les acercó Juan Schiaretti, vicegobernador de la provincia cordobesa, para terminar las obras del escenario para 2007. El clima acompañó, a pesar del cielo violáceo y el historial de lluvias que pesa sobre la primera luna coscoína.
En el plano artístico, la sanjuanina Pirán, consagración del año pasado, demostró que está para más. La banda sonó despareja, quizá por algunos problemas de sonido, pero terminó encauzando un set contundente y, sobre todo, ganándose definitivamente al público de la plaza con sus versiones de "Alfonsina y el mar" y "Honrar la vida". El paso de Cuti, con una bandana en la cabeza, y Roberto Carabajal fue casi anecdótico. La única nota distintiva fue que estaban todos vestidos de blanco; el resto sonó a lo que se viene escuchando hace varios años, sin riesgos ni novedad a pesar de tener una buena banda de músicos.
Folklore y coplas del Norte
La noche tuvo su momento de delegaciones provinciales, primero con San Juan, y después con la embajada cultural jujeña que formaron los "Quebradeños". El espectáculo reunió a conocidas figuras del ambiente musical jujeño, liderados por Tomás Lipán y Tukuta Gordillo. El show fue como un paneo rápido sobre ritmos, estilos, formas de tocar, cantar y sentir la música de la Quebrada de Humahuaca. Entre ellas asomó tímidamente la figura del maestro Ricardo Vilca, que con su clásico "Guanuqueando", le sobró para fascinar a varias de las chicas que en la platea después delirarían con el ex nochero; Mónica Pantoja mostró su estilo sentido y delicado; Tukuta estrenó una pieza instrumental de Ariel Tolaba, un músico de 12 años de Tilcara; Vedia y Fortunato Ramos se repartieron los sonidos del bandoneón y acordeón para bailar, y Tomás Lipán dejó implícita su categoría de cantor esencial con su versión de la zamba "Me gusta Jujuy cuando llueve", que dejó con ganas de más.
El toque irónico y filoso de las copleras lo aportaron las Hermanas Cari, que hicieron su varieté andino, donde no dejaron de criticar a Kirchner y festejar la asunción del boliviano Evo Morales. "Nos vamos a ir en burro hasta la asunción del primer presidente indígena de América", dijeron y la gente las tapó con un estruendoso aplauso. Como es su costumbre también dedicaron coplas y en una de ellas cantaron: "En la punta de aquel cerro suspiraba un concejal/y en el suspiro decía/ no hago nada y cobro igual". El cierre de "Quebradeños" fue con los diablitos de carnaval y grupos de baile poblando los distintos sectores del escenario al infatigable ritmo del "himno" "El humahuaqueño".
Todo decayó hasta la aparición de las cantoras Mónica Abraham, Angela Irene y Melania Pérez, que pusieron un cedazo de elegancia y buen gusto para compartir y cantar cada uno sus temas. Pero hubo cortocircuito con el público que, ya entrada la una de la mañana, estaba esperando a Jorge Rojas, hasta que Irene se dirigió a la gente: "Nosotros le estamos haciendo la pata a Jorgito, porque tiene muchas cosas ahí atrás y todavía no puede salir".
El gesto fue agradecido con la aprobación de las chicas y no tan chicas que después vibrarían con el concierto del salteño que realizó la presentación íntegra de su disco solista "La vida", y desplegó la seguridad de quien ya se siente jugando en primera. El cantor Jorge Rojas mostró imágenes de su pago pescando junto a tobas; sacó sus credenciales de zapateador de malambo junto a sus hermanos Lucio y Alfredo; cantó folklore y baladas casi en la misma proporción; compartió escenario con Alberto Plaza, baladista chileno, popular en Córdoba, y con Claudia Pirán, con la que hicieron a dúo "Zamba del carnaval" y "Chacarera de las piedras"; y dejó para el final algunos, sólo algunos, de los éxitos compartidos junto a su antiguo grupo.
A esta altura, a un año de la separación, Los Nocheros son un vago recuerdo, comparado con el presente que se le abre tras su paso por Cosquín el último sábado.
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