Coplanacu, la mística de la peña llega a la ciudad

"Nosotros estamos moviéndonos para adentro con toda esta paz que hay en el folklore. Está como planchado el panorama, y eso es buenísimo porque es la pausa que se necesita para que se decante todo y que los que querían ser «artistas» hagan otro género, los que escribían lo hagan desde adentro y los jóvenes que querían hacer cosas las muestren. Nosotros ya hemos pasado por estos ciclos y siempre ha salido algo nuevo, a veces lindo, a veces fiero, pero siempre nuevo. Eso es lo bueno", dice esperanzado el cantante y bombisto Julio Paz, que en estos 28 años con el Dúo Coplanacu conoció distintos ciclos de la música popular. Junto a su "cumpa" Roberto Cantos, guitarrista del dúo y también cantante, han recorrido un largo camino. Vivieron la Alternativa Musical en los 80 junto con grupos como MPA, la explosión del folklore mediático en los 90 con la irrupción de Soledad y la aparición de una escena alternativa del género, que terminaron liderando sin proponérselo, en las peñas que organizaban en Córdoba.

"Hay en esta época del folklore un redimensionamiento de la sensibilidad y la profundidad en la forma de decir; todo tiene mucha más densidad. El folklore no está de moda, por lo cual propone un espectro más amplio artísticamente. No hay histerias", diagnostica Roberto Cantos, autor de himnos del dúo como "Peregrinos" o "Mientras bailas".

Después de grabar nueve discos y pasar por teatros capitalinos como el Ópera, el Dúo Coplanacu presiente que es el momento propicio para hacer una nueva jugada y llegar a la Ciudad Cultural Konex con uno de sus proyectos más personales y alternativos: La Peña de los Copla. "Eso es parte del ritual nuestro. Nosotros vamos a dejar de ser nosotros cuando pretendamos hacer un gran show y no prioricemos el encuentro que propone la peña y que es lo que nos interesa; ésa es nuestra columna vertebral. El público disfruta sin necesidad de entender el fenómeno folklórico que se produce", apunta Paz.

El espacio que sostuvieron durante más de una década en Cosquín y que fue plataforma de una nueva generación folklórica tiene una mística especial. "La característica es que todos participan del hecho folklórico y del hecho artístico. Se produce una comunión de ida y vuelta con la gente que es impresionante. No son hinchas nuestros, sino cómplices", define Cantos, sobre esta noche donde encenderán el fuego de la peña junto con Gustavo Chazarreta y el grupo Arbolito.

Paz y Cantos acaban de llegar de Huachana, en el medio del monte santiagueño, donde participaron de una fiesta de devoción popular que les "partió la cabeza". Ahora están en medio del caos porteño. "En el caso nuestro podemos estar inmersos en el lenguaje de las urbes, con sus vivencias, con sus idiosincrasias, con sus problemáticas y con sus alegrías, y de repente tenemos la posibilidad de clavarnos en la médula de la cosa rural, allí donde está el origen del folklore", comenta Julio Paz.

A Cantos todavía lo conmociona cantar en lugares como Huachana, como si la trayectoria con los Copla, como llaman sus seguidores al grupo, no le hubiera regalado muchos paisajes y situaciones parecidas. "Nosotros somos privilegiados en esto de poder cantar en lugares de prestigio como el teatro Ópera y también acceder a las fiestas religiosas de los campesinos. Conocemos las dos cosas", comenta el dueño de esos riffs de guitarra de sus chacareras que encienden a los bailarines. Esas experiencias siguen surtiendo el imaginario del dúo y la construcción de una mística que rodea sus conciertos. El combustible del grupo es ese repertorio de chacareras y zambas de antología. "Lo importante sigue siendo la conexión emocional que tienen las canciones con la gente. Es lo mismo que nos pasa a nosotros cuando las cantamos por primera vez."

La Peña de los Copla