"De Ushuaia a La Quiaca"
Podría decirse que nada es igual después de aquel proyecto que hace 20 años nació como "De Ushuaia a La Quiaca", con la idea de registrar, en su lugar, a los músicos del interior del país. No lo fue para la música popular y con el tiempo tampoco lo fue para la cultura rock; entonces eran dos caminos paralelos que terminaron encontrándose en ese viaje iniciático que hace dos décadas emprendían el músico León Gieco y el productor Gustavo Santaolalla, y que detonaría no sólo en sus propios trayectos personales, sino en insospechadas influencias que llegarían hasta la moda de la "world music".
Nada fue lo mismo porque su incidencia en el tiempo no hizo más que subrayar su carácter futurista y vital. Experiencias como la del Buena Vista Social Club, el sello Luaka Bop de David Byrne o el Real World de Peter Gabriel, en su reivindicación y legitimación de sonidos y artistas regionales de la periferia, había sido anticipado en el espíritu de este proyecto.
Después de la edición del libro de fotografías de Alejandra Palacios, con textos del periodista Claudio Kleinman y testimonios de los protagonistas del viaje, ahora aparece una caja de cuatro discos, con todos los temas, tracks interactivos (videos y documentos fotográficos) y un par de canciones inéditas de León, como su versión de "Maturana" y otra de "Brazo de guitarra".
El registro audiovisual no sólo resiste el paso del tiempo, sino que suena genuinamente actual en la frescura testimonial de los encuentros de Gieco con Sixto Palavecino y la familia Carabajal, Isaco Abitbol, El Cuarteto Leo y algunas experiencias irrepetibles, como la baguala colectiva junto a dos mil alumnos en el Cadillal de Tucumán o la versión de "Maturana", interpretada por el propio Cuchi Leguizamón, uno de los pocos registros que hay de su arte inconmensurable.
Fuera de toda pátina arqueológica, en las grabaciones de "De Ushuaia a la Quiaca" -donde también se captaba con un micrófono holofónico el ambiente que rodeaba a los músicos-, se respira la vitalidad de esas voces folklóricas, como la de Gerónima Sequeida, una de las mayores bagualeras que conoció Leda Valladares, o la emotiva dupla de Isabel Parra y Gieco, cantando "En la frontera", a orillas del canal del Beagle.
Una edición de lujo, tan actual como necesaria, y tan contundente por su valor histórico como por su espíritu dinámico. Es que como sentencian sus protagonistas: "El viaje todavía no terminó".
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