Folklore. El universo del chamamé abre la gran temporada de festivales
Este fin de semana, la Fiesta Nacional del Chamamé y el Mercosur da el puntapié inicial del calendario oficial, con eventos de música popular en todo el país
Los grandes fenómenos populares siempre tuvieron en los festivales de verano su gran caja de resonancia. Abel Pintos, el artista más vendedor de 2013, ganador del Gardel de Oro y recientemente disco de Platino por su último álbum, Abel, alimentó su popularidad en festivales folklóricos como el de la Doma y Folklore, de Jesús María. Le pasó lo mismo al Chaqueño Palavecino, en su momento, en la Serenata de Cafayate; o a Soledad Pastorutti, cuando generó un boom en la década del noventa, tras su aparición en Cosquín.
Los festivales folklóricos suelen ser los primeros en recaudaciones, sin la necesidad de grandes golpes de efecto mediático. La música de raíz, en su más variada diversidad y regionalismo, es el gran atractivo de cada evento y en los últimos años nuevos festivales alcanzaron mayor protagonismo, otros resignaron calidad artística y algunos buscan nuevos espacios en el calendario.
En 2013, por la Fiesta Nacional del Chamamé y del Mercosur, que mañana pone en marcha una nueva edición y con ella la temporada oficial de grandes festivales, pasaron unos 130.000 espectadores y un millón de personas lo siguieron por la Web. Pero lejos de lo que se muestra del folklore por la televisión o las redes sociales, cada encuentro popular encierra un ritual único e irrepetible, que vale la pena conocer de primera mano.
Universo chamamé
A un día del arranque de la 24a.Fiesta Nacional del Chamamé y 10° del Mercosur, toda la región está expectante por el comienzo de este festival, que se transformó en uno de los más esperados en el Litoral. Su influencia y convocatoria de público se derrama, incluso, a países de frontera como Paraguay, Brasil y Uruguay. Y así como Cosquín se vanaglorió durante años de ser la capital del folklore, Corrientes se podría enorgullecer de ser como "el Rock in Río del chamamé", como señaló en un artículo reciente el diario El País, de Madrid.
Las comparaciones pueden sonar exageradas, pero dan una idea del entorno, la atmósfera y la magnitud que alcanzó el festival: basta con prestar atención a su paseo costero con playas al borde del río Paraná, el calor tropical y un festival maratónico de doce noches, con un sorprendente montaje técnico, pantallas LED que cubren todo el escenario y una arquitectura futurista, como si la hubiera imaginado el vanguardista Oscar Niemeyer. La puesta en el Anfiteatro Tránsito Cocomarola no tiene nada que envidiarles a los eventos internacionales. Nada más que durante las doce noches, la banda de sonido es el chamamé, en sus más variadas estéticas y formas.
"Como nunca, lo que define a la grilla de este año es la diversidad. Así lo buscamos al plantear el concepto de Universo Chamamé. Estamos hablando de la universalidad que tiene nuestra música, que admite muchos abordajes interpretativos y diferentes arreglos", señala Eduardo Sívori, director artístico de la fiesta. Para eso, l
a programación central, que se verá desde mañana y hasta el 19, se nutrirá cada noche de alrededor de veinte artistas; podrá disfrutarse del virtuosismo de Raúl Barboza, Chango Spasiuk, Rudi y Nini Flores y Los Hermanos Núñez, que llevaron el género a otra concepción instrumental.
La presencia de íconos como Juancito Güenaga y su conjunto, Ramón Ayala, Mario Bofill, Teresa Parodi, Los de Imaguaré, Simón de Jesús Palacios y Pocho Roch, más el tributo a Salvador Miqueri, aseguran la continuidad de un linaje musical. Mientras que artistas emergentes como Gicela Méndez Ribeiro, Alan Guillén, Florencia de Pompert, Gabriel Cocomarola, Lucas Monzón y Pablo del Valle, entre otros, aportan una nueva mirada sobre el género. La vitalidad del género chamamecero llamó la atención de productores y directores de sellos como Años Luz, que están mirando la región como la nueva meca musical del folklore. La fiesta del chamamé es una oportunidad para descubrir esos tesoros ocultos del litoral.
Lo primero es el folklore
A pesar de que en Córdoba los medios se concentran en la temporada teatral de Carlos Paz, los eventos folklóricos son el verdadero termómetro del éxito del verano provincial: los festivales serranos pueden reunir a unas 30.000 o 50.000 personas por edición. Los casos más notorios son los del Festival de Doma y Folklore de Jesús María, donde las estrellas son los caballos, y Cosquín, donde las polémicas son tan resonantes como los escándalos de verano. Este año Jesús María fue escenario de una controversia por las declaraciones de Fernando Ruiz Díaz, cantante de Catupecu Machu, que protestó contra la doma. Pasado el mal trago, el festival se prepara ahora para sumar rating y público a la pantalla de Canal 7, a partir del viernes próximo y hasta el lunes 20, con artistas como Los Nocheros, Luciano Pereyra, Abel Pintos, León Gieco, Los Tekis y Chaqueño Palavecino. El otro programa que mide en el rating y en asistencia de público es la Fiesta Nacional de Folklore en Cosquín, que se realiza entre el 25 de enero y el 2 de febrero, conocido por su concepto de reunir en la plaza Próspero Molina una artillería de nombres –Soledad, Chaqueño Palavecino, Arbolito y Alonsitos– que después son reproducidos en otros festivales. Pero la experiencia coscoína es algo que hay que hacer por lo menos una vez en la vida.
El camino de Santiago
"El Festival de la Chacarera se ha creado en el año 71 y tuvo algunas interrupciones, pero desde el 83 hasta la actualidad generó momentos significativos para la música de Santiago del Estero", sostiene Jorge Luis Carabajal, hijo de Agustín Carabajal, que, junto a su hermano Carlos, fueron los creadores de este festival y de un linaje musical que se proyectó a todo el país.
La Fiesta de la Chacarera, que debió reprogramarse a causa de un temporal, se realizará entre el 17 y 18 de enero en el Anfiteatro Añoranzas de Santiago, con artistas emblema como el Dúo Coplanacu y Vislumbre del Esteko. "Ésta es una etapa nueva poniendo en valor la música santiagueña", define Carabajal.
"Ésta es nuestra identidad", dice
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